Alejandro Luque 28 de diciembre de 2022
Un 25 de septiembre de hace 50 años, el cuerpo de Alejandra Pizarnik fue hallado sin vida. Se le diagnosticó una sobredosis de pastillas de Seconal y se decretó de inmediato su suicidio, sobre la base de un profundo cuadro depresivo y dos tentativas anteriores de quitarse la vida. Tenía 36 años. Convertida en figura de culto, misteriosa y al mismo tiempo enormemente magnética, la poeta argentina es un referente para muchísimas poetas actuales, y es venerada por un número aún mayor de lectoras. A Ana Müshell, la obra de la Pizarnik la ayudó a remontar uno de los peores momentos de su vida. El resultado es Maldita Alejandra. Una metamorfosis con Alejandra Pizarnik, que acaba de ver la luz en Lumen.
Ana Müshell o cómo superar una crisis de agorafobia
“Todo empezó con un fanzine llamado Aquí dentro, donde hablaba de la agorafobia, la ansiedad y el miedo”, recuerda la autora. “Mi editora en Lumen lo vio y decidimos que podía convertirse en un libro. Más tarde pasé una etapa muy oscura, con un nuevo episodio de agorafobia y una ruptura amorosa, y se cruzó en mi camino la poesía de Pizarnik”.En sus poemas y sus diarios, Müshell encontró las palabras precisas para describir sus propios temores. “También hasta qué punto la literatura podía ser importante y sanadora para mí. Yo sabía de su figura, de su condición de poeta maldita y de sus versos surrealistas, pero en ese momento me enamoré del todo de su trabajo. Sentí que Alejandra ponía palabras a mis propios miedos”, añade.
Miedo al miedo
Müshell (Jerez de la Frontera, 1989) ya había trabajado como artista e ilustradora para medios como Vogue, GQ y Cinemanía y colaborado con numerosas marcas. Tras autoeditar los fanzines Pömelo (2013), Me parece sexy (2016), Vía de escape (2017), el citado Aquí dentro (2018) y Sadness Motel (2018), publicó la novela gráfica Pink Mousse (2017) y la biografía Patti Smith. She has the power, e ilustró la novela gráfica de Henar Álvarez La mala leche (2021). Pero el reto de ilustrar los sueños y las sombras de Alejandra Pizarnik era acaso mayor que sus anteriores empeños.
En Maldita Alejandra, la poeta en persona irrumpe en su apartamento sin previo aviso, con su abrigo negro e inundándolo todo de versos, papelitos llenos de palabras y humo de cigarrillos. Con ella también llegan las flores, los discos de jazz y una multitud de escritores que se mezclan con los platos sin fregar, las cajas de ansiolíticos y antidepresivos, y las copas de vino. “La ilustración me permitía usar su bestiario, sus pájaros, sus flores, su jardín, toda esa Alicia en el País de las Maravillas que hay en su literatura”, comenta esta gaditana afincada en Granada. “Y me interesaba no renunciar tampoco a un punto oscuro, más surrealista que lo que había hecho antes. Por ejemplo, yo me represento a mí misma como una larva, una crisálida y una polilla, me voy transformando y lo reflejo en mis ilustraciones” (...)
................................
PERROFLAUTAS DEL MUNDO: CTXT. “La transformación que ha sufrido la Tierra desde mediados del siglo XX está siendo brutal”, de Gorka Castillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario