15 Mayo 2023 Pablo Iglesias
Se trata de hacer unas teles aún más fachas, con Ana Rosa mañana y tarde y el “rojo y maricón” Jorge Javier fuera de la casa. Y mientras, en Cuatro, Terradillos y Risto haciendo un poco más de telebasura política
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Me caía bien Paolo Vasile. Ma tu sei comunista, me decía siempre entre risas al tiempo que me aseguraba que, en cuanto dejara la política, me ofrecería un contrato para presentar un programa de televisión en Telecinco. Sin duda me veía las intenciones mejor que nadie aquel malvado directivo de Mediaset. Vasile hablaba castellano perfectamente, pero era tan romano que el itagnolo se acababa imponiendo y uno tenía la sensación de estar hablando con un personaje de Sorrentino. Amigo de Berlusconi (“Ayer Silvio me llamó para decirme que ve a menudo el telediario de Piqueras”, me dijo una vez), es de los tipos con poder que me resultó más simpático de todos los que conocí cuando fui secretario general. No pondría la mano en el fuego por él, pero le reservo una celda con calefacción junto a García Margallo en el gulag que estoy construyendo en Girona con pasta de Jaume Roures y de Nicolás Maduro.
Lo que pasa es que se me han adelantado. Vasile no ha podido pasar por mi tribunal popular koreano porque el tiro en la nunca (metafórico) se lo dieron desde su trinchera. Los Berlusconi le quitaron de en medio como CEO de Telecinco y muchos medios dijeron que era una cosa prevista, porque el Red Bull Atresmedia, más facha que nunca, había superado al viejo Ferrari Mediaset que seguía con un modelo de entretenimiento algo menos extremista ideológicamente que una Atresmedia echada al monte con Vallés y Ferreras.
Lo que casi ningún medio publicó es que el “asesinato” de Vasile estaba ligado al ascenso de Borja Prado. Este ascenso se produjo en dos fases; primero pasó de consejero a presidente no ejecutivo, y después a presidente ejecutivo con verdadero mando editorial en plaza.
Esta operación forma parte, en teoría, de la “reestructuración internacional” del Grupo Mediaset, que se integraría en una sola entidad constituyendo Media For Europe (MFE), con sede social y fiscal, atención, en Holanda. Desaparecerían así Mediaset Italia y Mediaset España, y esta última dejaría de cotizar en España y pasaría a ser la delegación de una multinacional ¿Se ahorrará así Mediaset impuestos en España? Algún periodista debería preguntárselo a Maria Jesús Montero en la próxima rueda de prensa.
¿Pero quién es Borja Prado? Mis fuentes que saben de estas cosas me lo retratan como “el liquidador”, un especialista en hacer pasar empresas españolas a manos extranjeras como ocurrió con Endesa y Abertis. Borja Prado sería el encargado de materializar las operaciones y conseguir las autorizaciones pertinentes del regulador. Su padre, Manuel Prado y Colón de Carvajal, además de descendiente del genovés que inició la colonización de América, fue testaferro de Juan Carlos I y amigo íntimo del afortunado Javier de la Rosa, que a pesar de haber sido condenado en tres ocasiones por delitos económicos solo estuvo dos meses en el trullo, gracias, por lo visto, a una intervención del emérito que habría logrado que le concedieran el segundo grado penitenciario por “razones humanitarias”. Los que conocen su trabajo le presentan como un especialista en la expatriación de empresas españolas que pasan sistemáticamente a convertirse en filiales italianas. Simultanea sus vínculos con las italianas Mediabanca y Mediaset con sus “trabajos” para las monarquías del golfo pérsico, las que habrían dotado generosamente su fondo Península Capital. El hijo de Sarkozy, lobbista de Qatar, forma parte de su equipo. Hace pocos días eldiario.es contaba que el propio Sarkozy cenaba en Madrid con Prado y con Aznar, y poco después Infolibre publicó que la justicia francesa investiga a Borja Prado por el pago de 3,3 millones de euros a Sarkozy. Tenía razón Juliana al describir a Aznar como un tipo hábil manejando varios teclados a la vez.
(...) Los hombres de negocios se entienden entre ellos y no hacen nada gratis: Telecinco deja de ser un Ferrari y se convierte en un Aston Martin que sigue de cerca a los Red Bull de Atresmedia pilotados por Ferreras y Vallés. Se trata de hacer unas teles aún más fachas, con Ana Rosa mañana y tarde y el “rojo y maricón” Jorge Javier fuera de la casa. Y mientras, en Cuatro, Terradillos y Risto haciendo un poco más de telebasura política. Hablando en plata (nunca mejor dicho): Borja Prado trabaja para que Feijóo sea presidente del Gobierno. A cambio, el PP le facilitará lo que él quiere. Es el mercado, amigos.
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PERROFLAUTAS DEL MUNDO: Primo de Rivera y la desmemoria democrática, de Joaquim Bosch