Media hora después, aún no había recibido contestación a su llamada. Pensó que ya había pasado un tiempo prudencial e inició la vuelta.
Las calles se habían llenado de gente, gente que charlaba, gente que esperaba, gente que simplemente, como ella, circulaba.
Era pronto y entró a tomar algo en una cafetería. Fuera, unos jóvenes tocaban música. Sonaba bien. Recordó el librillo que le habían regalado, editado por el principado de Asturias, con ocasión del 75 aniversario del voto femenino, lo ojeó, los textos, breves, mencionaban los salarios de la mujer en los distintos trabajos desempeñados en el año 1931, su comparación con el de los hombres, siempre menor. La gran protagonista fue Clara Campoamor. Lo mejor, las fotografías. Resultaban entrañables, esos rostros curtidos, fuertes unos, alegres la mayoría, curiosos casi todos.
Se acercaba la hora, pagó y salió en dirección a su casa. Allí, cogió la maleta que había dejado preparada y escribió una nota para su pareja: intenté dejar solucionado el tema del cristal, pero no ha sido posible. ¡encárgate tú! Volveré el viernes, y recuerda, el niño sale a las 5. Besos.
PAQUITA
Olá.... !
ResponderEliminarComo estás...?
Isto é uma saudação...!
¿la maleta? ¿el viernes? pero, ¿en qué día se supone que está el tiempo del relato por entregas? ¿cómo que encárgate tú? ¿por qué? Vamos, no me estoy enterando de ná.
ResponderEliminarEpv
llevas razón, ha quedado un poco, un mucho, deshilvanado, inconexo, increible -de no creible-
ResponderEliminarPAQUITA
Una mujer, una maleta, y una llamada de teléfono...
ResponderEliminarYa tengo curiosidad por ver a donde nos vamos de viaje.
Besos y esperamos...
Te leo deprisa y corriendo. Para nada lo que me gusta. Leo entre líneas un buen material y buenos textos.
ResponderEliminarBesos, querida.
PD. Te dejé algún otro comentario aunque leí todo.