Les vio felices, enlazados como iban, su aspecto: virginal.
Fue su amor adolescente,
ella, por contra, su confidente,
la hermana mayor que nunca tuvo,
incluso el hombro en que llorar
poi eso, quizá, se hizo ilusiones.
Mirándolo bien, él nunca la quiso, sólo la utilizó de pañuelo.
A la hora de elegir la prefirió a ella -a la otra-.
Con la otra, parecía sentirse grande, suponía que por su tamaño: pequeña y de aspecto sumiso.
Y dejó de verle durante un tiempo, hasta ese momento.
Quizás había seguido sus consejos y se había producido el reencuentro carnal con su esposa.
Quizá ... sí, o quizá no, porque ... pensándolo bien,
esa imagen ya la daban en la etapa anterior,
cuando le dijo ... que no mantenían relaciones sexuales desde mucho tiempo atrás, y que, además, no tenía interés alguno en reestablecerlas.
Pilar calificó aquello de impostura.
Si se mantiene ¡será por algo! Piensa ahora.
Sea como fuere, la primera sorprendida había sido ella,
comprobando, para su disgusto, que aún seguía queriéndole,
que, pese a lo que sabía de él, una bola bloqueaba su estómago,
sentía opresión en el pecho y
dos lágrimas bañaron sus ojos, en cuanto se encontró a solas.
¿Sería verdad la teoría de los complementarios?
que uno busca inconscientemente la persona que le complemente,
el fuerte al débil, el alto al bajo ... esas cosas ... ¿sería verdad?
PAQUITA
¿será?
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