* Te cubres y te proteges,/ te tapas con una manta,/ no quieres ver lo que hay/ más allá de tu fachada.
* Miedo del otro,/ desconfianza,/ ¿qué querrá de mí?/ piensas, mientras trabajas.
* Todo lo que tengo,/ ya consolidado/ ¿me lo voy a jugar? por/ .... una partida de dados.
* ¿Cúanto trabajo/ para llegar hasta aquí? Y/ ... cuando has llegado/ ¿eres ya feliz?
* De pequeño querías ser rico,/ de joven enamorado,/ de adulto trabajo estable y/ de viejo lugar soleado.
Si esos fueron tus afanes/ y fueron esas tus labores/ ¿De qué te quejas? ¡cojones!
PAQUITA
Pues, sí, Paquita. Si no arriesgamos no hay que quejarse, estoy contigo. Y lo que más me ha gutado es eso de ¡cojones! Que yo, andaluz confeso y profeso escribo tal que así: ¡Cohones!
ResponderEliminarBESOS ACOHONADOS
Jajaja, Paquita, muy bueno.
ResponderEliminarSi somos conservadores, lo que nos queda es reirnos de nosotros mismos y por supuesto de quejas nada de nada.
Un feliz domingo te deseo.