(Enviado por Nieves y recogido de la red donde lo copié de la página quiron.wordpress.com , que lo publicó el día 14 de enero de este mismo año 2009 y cuyo lema es: Por la Paz y la Libertad
Me parece un discurso claro, preciso y directo. Recomendable para todo tipo de personas, vistas las atrocidades con que convivimos de contínuo -un día sí y otro también-. PAQUITA)
“El 7 de mayo de 2008, se entregó un nuevo premio al fotógrafo y periodista Gervasio Sánchez: El Premio Ortega y Gasset, que otorga el diario El País.
Entre el concurrido público se encontraban la vicepresidenta del gobierno, el presidente del Senado, varios ministros, Esperanza Aguirre y el alcalde de Madrid -Alberto Ruiz Gallardón- además de todos los demás medios de prensa.
Pues bien, parece ser que no debió ser del gusto de tan ilustre público el discurso que Gervasio Sánchez hizo cuando subió a recoger el premio, condenando dicho discurso al ostracismo y olvido de toda la prensa.
Dado que, la gran mayoría de medios no han querido publicarlo démosle nosotros la mayor difusión para que lo lean algunas personas más.”
Discurso de Gervasio Sánchez
Estimados miembros del jurado, señoras y señores: Es para mí un gran honor recibir el Premio “Ortega y Gasset” de Fotografía, convocado por El País, diario donde publiqué mis fotos iniciáticas de América Latina en la década de los ochenta y mis mejores trabajos realizados en diferentes conflictos del mundo durante la década de los noventa, muy especialmente las fotografías que tomé durante el cerco de Sarajevo.
Quiero dar las gracias a los responsables de Heraldo de Aragón, del Magazine de La Vanguardia y la Cadena Ser por respetar siempre mi trabajo como periodista y permitir que los protagonistas de mis historias, tantas veces seres humanos extraviados en los desaguaderos de la historia, tengan un espacio donde llorar y gritar.
No quiero olvidar a las organizaciones humanitarias Intermón Oxfam, Manos Unidas y Médicos Sin Fronteras, la compañía DKV SEGUROS y a mi editor Leopoldo Blume por apoyarme sin fisuras en los últimos doce años y permitir que el proyecto “Vidas Minadas”, al que pertenece la fotografía premiada, tenga vida propia y un largo recorrido que puede durar décadas.
Señoras y señores, aunque sólo tengo un hijo natural, Diego Sánchez, puedo decir que como Martín Luther King, el gran soñador afroamericano asesinado hace 40 años, también tengo otros cuatro hijos víctimas de las minas antipersonas: la mozambiqueña Sofia Elface Fumo, a la que ustedes han conocido junto a su hija Alia en la imagen premiada, que concentra todo el dolor de las víctimas, pero también la belleza de la vida y, sobre todo, la incansable lucha por la supervivencia y la dignidad de las víctimas, el camboyano Sokheurm Man, el bosnio Adis Smajic y la pequeña colombiana Mónica Paola Ojeda, que se quedó ciega tras ser víctima de una explosión a los ocho años.
Sí, son mis cuatro hijos adoptivos a los que he visto al borde de la muerte, he visto llorar, gritar de dolor, crecer, enamorarse, tener hijos, llegar a la universidad. Les aseguro que no hay nada más bello en el mundo que ver a una víctima de la guerra perseguir la felicidad. Es verdad que la guerra funde nuestras mentes y nos roba los sueños, como se dice en la película “Cuentos de la luna pálida” de Kenji Mizoguchi.
Es verdad que las armas que circulan por los campos de batalla suelen fabricarse en países desarrollados como el nuestro, que fue un gran exportador de minas en el pasado y que hoy dedica muy poco esfuerzo a la ayuda a las víctimas de las minas y al desminado.
Es verdad que todos los gobiernos españoles, desde el inicio de la transición, encabezados por los presidentes Adolfo Suarez, Leopoldo Calvo Sotelo, Felipe González, José María Aznar y José Luis Rodríguez Zapatero, permitieron y permiten las ventas de armas españolas a países con conflictos internos o guerras abiertas.
Es verdad que en la anterior legislatura se ha duplicado la venta de armas españolas al mismo tiempo que el presidente incidía en su mensaje contra la guerra y que hoy fabricamos cuatro tipos distintos de bombas de racimo cuyo comportamiento en el terreno es similar al de las minas antipersonas.
Es verdad que me siento escandalizado cada vez que me topo con armas españolas en los olvidados campos de batalla del tercer mundo, y que me avergüenzo de mis representantes políticos.
Pero como Martin Luther King, me quiero negar a creer que el banco de la justicia está en quiebra, y como él, yo también tengo un sueño: que, por fin, un presidente de un gobierno español tenga las agallas suficientes para poner fin al silencioso mercadeo de armas que convierte a nuestro país, nos guste o no, en un exportador de la muerte.
Muchas gracias.
NOTA .- Otras páginas que se hicieron eco del discurso son:
1.- www.xatakafoto.com/2008/06/03
2.- cigarrales-cigarra.blogspot.com
3.- www.elimpulso.es/
4.- jullei.wordpress.com/2008/06/06/
5.- www.mundosesgado.com/2009/01/16
6.- www.nuestramirada.org
7.- www.wikio.es/news/Gervasio+S%C3%A1nchez
8.- www.enriquemeneses.com/2008/05/10
9.- responsabilidadsocialcorp.blogspot.com
Y aquí, final de la página 2 de Google que se relacionaba con esto, dejé de mirar.
AÑADIDO el 29/1 (2 días después): Esta página cuaderno.josesaramago.org/ publicó también el discurso ayer día 28. PAQUITA
Me lo enviaron por correo hace un pare días y lo guardo como oro en paño, no sin antes haberlo reenviado a todos los contactos de mi lista.
ResponderEliminarMe siento pequeña ante ante Gervasio Sánchez.
Besos, Paquita.
Pues sí, Paquita
ResponderEliminarHay todavía muchos oídos que quieren seguir siendo sordos a estos mensajes tan claros. Pero menos mal que hay personas como Gervasio que aprovechan esas plataformas de los discursos para pronunciar lo que muchos no quisieran oír.
Me pasó lo mismo que a Angelusa, recibí ese mensaje y me impactaron las palabras de este fotógrafo y periodista que denuncia con la palabra y la imagen esta vergüenza de pertenecer a un país que contribuye con la venta de armas a generar dolor y sesgar vidas allá, en otros lugares donde no nos alcance la vista para no "perturbarnos".
Un abrazo
Merce