4 de diciembre de 2022 Rubén Alonso
Natural de Torrelavega y apasionada de las montañas y de la pintura, es la primera mujer española en atravesar el Himalaya de Nepal a pie
- Poco hace falta para darse cuenta de que una persona siente lo que cuenta y disfruta con lo que hace. Raquel García Ceballos es un claro ejemplo y tan solo basta una conversación distendida con ella para cerciorarse de ello. Y es que para definirse a sí misma enseguida menciona la montaña, su principal pasión, como si de una extremidad vital de su cuerpo se tratara, y para narrar sus aventuras y expediciones entre picos no se deja detalle y pone énfasis en cada anécdota, como si quisiera que estuvieras allí, viendo y sintiendo lo mismo que ella.
- Raquel es natural de Torrelavega, aunque lleva viviendo 20 años en Suances: “Vivo en la playa y adoro la montaña”, reconoce en conversación con elDiario.es. Asegura que es “un poco contradictorio” que todos los lugares en los que ha vivido sean zonas de costa, pero dice tener claro que su destino son los Picos de Europa.
- Y es que Raquel es la primera mujer española en atravesar el Himalaya de Nepal a pie. Fueron más de 1.000 kilómetros con un desnivel acumulado de 35.780 metros en 66 días, conectando el Kangchenjunga y el Dhaulagiri, y pasando por el Makalu, Everest, Lhotse, Cho Oyu, Manaslu y Annapurna. “Fue bastante más puro mentalmente, aparte de que era mi primera relación con Nepal, no había estado nunca”, explica, mientras relata que pasaron por aldeas por las que nunca había pasado un extranjero.
- Pero es que además, sus expediciones albergan siempre un carácter social mediante iniciativas educativas o sanitarias. “No se puede decir nunca lo que no harás, pero yo creo que no podría hacer una expedición o un reto deportivo sin añadirle el componente social o solidario, quedaría un proyecto cojo”, reconoce.
- Y es que en Nepal impulsó un proyecto de educación y de igualdad, entregando material escolar por las escuelas públicas. “Cuando digo escuela hay que cambiar un poco la idea que tenemos porque allí la mayoría son aulas donde en la misma habitación se encuentran niños de cuatro hasta 12 años, aprendiendo todos lo mismo sentados en el suelo. En la mayoría de los casos el único material que disponen es de cuadernos y lapiceros, en otros ni siquiera tienen luz y aprenden hasta que la luz natural se va”, expone esta deportista, tras añadir que en las aldeas remotas había más igualdad de género que en las ciudades.
- (...) “Ha sido de las cosas más duras que he hecho”, reconoce. “Yo me enfrentaba a algo que no conocía, que era la altitud. A esos fríos me había enfrentado y he comprobado que mi cuerpo lo soporta, en ese caso es mucho cuestión de cabeza, pero hay cosas que físicamente, por mucha cabeza que tengas, si tu cuerpo dice basta, es basta”. Y así fue como tuvo que tomar la decisión de dar media vuelta antes de tocar cima.
- “Podíamos haber hecho cima, pero íbamos fuera de tiempo. Yo no estaba llegando a los 150 metros a la hora que se hacen en esas altitudes, por lo que no salían los cálculos. Si no llegas a la hora prevista y te arriesgas a subir a esa cima lo más probable es que no bajes”, sentencia (...)
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