mayo 27, 2023

"Son lo nuestro": la defensa de la #sanidadpublica de #QuiquePeinado y Javier Gallego/ Carne Cruda

 

"Son lo nuestro": la defensa de la #sanidadpublica de #QuiquePeinado 

 #Salud #Madrid #Ayuso

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¿Cómo es posible que Ayuso esté al borde de la mayoría absoluta, según todas las encuestas, después de la muerte de 7.291 ancianos en las residencias a los que dejó sin asistencia hospitalaria, después de las dos manifestaciones masivas en Madrid contra su destrozo de la Sanidad Pública, después de que diera a dedo a un amigo de su familia un contrato de mascarillas por el que su hermano se embolsó 250.000 euros, después de tener los peores datos de mortalidad en la pandemia de toda la Unión Europea, después de que el Zendal costase tres veces más de lo presupuestado para convertirse en un cascarón inhóspito, después de abandonar a la Cañada Real y llamar delincuentes a sus vecinos? ¿Cómo es posible? ¿Es que la mayoría de madrileños son fachas, son zombis?

Desde fuera, estoy seguro de que muchos lo ven así. Pero la respuesta a esta pregunta provocadora es un poco más compleja. Es un no pero sí. No son tanto los madrileños como el medio: los medios. Es el aire irrespirable de Madrid, de su ecosistema mediático y su cloaca periodística, que es contagioso como el hongo de The Last Of Us. Es difícil no volverse un zombi facha con la ponzoña que sale a todas horas por las mil bocas de riego de la derecha madrileña, que es extrema en la capital. Madrid es tristemente más la cuna que la tumba del fascismo. Ahí nace, crece, se reproduce y carcome los cerebros como en La invasión de los ultracuerpos, nunca mejor dicho lo de ultracuerpos. 

Madrid es un gigantesco plató en el que Ayuso es la reina porque los medios le hacen la corte y porque el Ayusismo es básicamente una estrategia de comunicación. Es una fachada para esconder el vacío. Detrás, no hay una acción de gobierno, no hay gestión, solo pésima gestión, y el caciquismo, el conservadurismo y el neoliberalismo que heredó de su mentora. ¿Qué ha hecho Ayuso aparte de despilfarrar como Aguirre, regalar contratos a los colegas y bajar los impuestos a los más ricos? Ni sus votantes sabrían decirlo. No sabrían decir ni una sola medida más allá del Zendal, Telepizza y Sarasola. No sabrían decir más que Sanchismo, comunismo, libertad, Bildu y ETA. Porque no hay mucho más. Ayuso es un meme, lo reduce todo a un meme, a un emoji, a un tweet. Lo vacía de contenido, lo convierte todo en nada. 

Tiene dos formas de hacerlo. El consentido y el sinsentido. Es un niño consentido cuando le llevan la contraria. Carga contra todos y lo rompe todo. Es precisamente ese descaro y esa ordinariez con los que ataca a la izquierda lo que tanto le pone a la derecha. El resto del tiempo, juega al sinsentido, a decir banalidades y barbaridades para que sea imposible tener una conversación adulta. Las ayusadas que nos tomamos a broma son muy serias, en realidad, por lo que persiguen y lo que consiguen casi siempre: que no hablemos de lo importante, del desastre de la Sanidad o del récord de muertes en pandemia mientras ella invitaba a cañas y bares. Su éxito es que hablamos de las cañas y los bares y no de los cadáveres. La única vez que no dirigió ella el debate, cargó contra los médicos, como le enseñó Aguirre. No consiguió desviar por completo la atención, pero sí echar a algunos usuarios encima de los sanitarios. Ahí hay otras dos claves: tener siempre un enemigo y tratar de humillarle.

Porque si vamos al contenido, el Ayusismo también tiene dos patas. Orgullo y prejuicio. Orgullo y odio. El odio de clase y el orgullo nacional. El odio de clase es ideológico, es el odio al pobre y al rojo, que en su cabeza van unidos, porque “el comunismo es miseria”, ya se sabe. Ayuso es franquismo sociológico más que político, o sea, no es Vox, pero sí es ultraderecha. Sin caspa y sobaco. Como cuqui. Franquismo simpático que no ve a los pobres y les llama delincuentes cuando los ve. De ese franquismo clasista que quiere borrar a la mitad de España viene el orgullo patriotero de Ayuso que tiene una formulación paradójica: el Ayusismo es independentismo madrileño pero nacionalismo español. Defiende el dumping fiscal de Madrid y la unidad de España al mismo tiempo. Se declara en rebeldía ante el Gobierno, pero pide el 155 para Euskadi o Cataluña. En resumen, Madrid es España dentro España, pero Madrid es única, Madrid is different

Escribía Pla que Madrid es un pueblo de señoritos pagados de sí mismos, que tienen muy poco mundo pero se las dan de viajados. El Ayusismo es la máxima expresión de esa vulgaridad insustancial. Del Madrid que se cree el ombligo de España. Ese Madrid que detestan fuera y muchos detestamos dentro porque no es inclusivo ni abierto, es excluyente, desaprensivo, superficial. Ayuso funciona porque tiene un altavoz monstruoso, al que todos contribuimos, para rebajar el debate y alimentar todas las formas zafias del orgullo y el prejuicio: machismo, racismo, clasismo, nacionalismo, regionalismo... Es fácil hacerte creer que eres especial, mejor que el otro: que los rojos, las feminazis, los gitanos, los malditos vascos y catalanes... Sobre todo cuando todo va peor, o te dicen que va peor. Make Madrid great againMake yourself great again.

Trump presumía de que podría disparar a gente en la Quinta Avenida y no perdería votos. Tan fieles eran sus votantes. Tan zombis. A Ayuso le pasaría algo parecido si lo hiciera en la Gran Vía. Los medios dirían que estaba defendiendo la libertad de los comunistas que la quieren destruir. La única manera de hacerle frente a este ejército de comecerebros es con sus mismas armas: comunicación y agitación. Con la camiseta y la lona del hermano de Ayuso. Con el libro sobre las residencias que le dieron en el debate. “No invada mi espacio”, le dijo a Alejandra Jacinto. Eso es justo lo que hay que hacer. Invadir a la invasora. Invadir su espacio.  

Familias madrileñas exigen actuar ya contra el calor extremo en los colegios: "Los patios son una sartén"

 


Hacen falta toldos en los patios de los colegios madrileños cuando el sol aprieta y las temperaturas pasan de 30 grados centígrados. Y si no son toldos, al menos telas o cerramientos que aíslen las ventanas de las aulas. Lo que sea para prevenir los golpes de calor, según vienen reclamando reiteradamente padres y madres de alumnos de los distritos de Carabanchel y Latina en Madrid y volvieron a hacer el martes por la tarde ante la sede de la Dirección de Área Territorial (DAT) de la Consejería de Educación. “Los patios son una sartén”, resume Jesús Dimas, de la Asociación de Familias del Alumnado del colegio Lope de Vega de Carabanchel.

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PERROFLAUTAS DEL MUNDO: "Son lo nuestro": la defensa de la #sanidadpublica de #QuiquePeinado y Javier Gallego/ Carne Cruda 

CTXT. “El gobierno progresista me ha resultado decepcionante en política medioambiental”

 

Gorka Castillo  27/04/2023

Fernando Prieto (Teruel, 1963) no quiere sonar apocalíptico cuando habla del cambio climático, pero cree que ha llegado el momento de pasar a la acción “para que se adopten de una vez las medidas necesarias”. Doctor en Ecología y coordinador del Observatorio de Sostenibilidad, una asociación ciudadana que agrupa a científicos y profesionales del ámbito energético, económico y medioambiental, Prieto es uno de los 15 investigadores del colectivo Rebelión Científica que ahora se enfrentan a penas durísimas por una protesta pacífica que realizaron en las escaleras del Congreso hace un año. Pese a la incertidumbre que le provoca esta causa abierta, sabe por lo que lucha y lo defiende con pasión. “Es un tanto irracional que se procese a unos científicos mientras los responsables de las empresas más contaminantes o los políticos que se resisten a combatir este grave problema quedan impunes”, subraya.

                    

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 La nefasta gestión de Doñana es la última tragedia que confirma su argumento. Pero no le resulta difícil encontrar más ejemplos. Como coordinador del Observatorio de Sostenibilidad, habla con conocimiento ilustrado de la difícil situación que viven los bosques españoles, de la errática organización medioambiental, de cómo evitar que el agua –o, mejor dicho, la falta de ella– complique aún más la situación de un país sediento y de los grandes parques de renovables que poco a poco van devorando el paisaje. Y su conclusión es demoledora: “El gobierno progresista me ha resultado decepcionante”.

¿Por qué decidieron llevar a cabo un acto de protesta no violenta a las puertas del Congreso?

Porque un grupo de científicos vimos que no se están adoptando las medidas adecuadas para reducir las emisiones de CO2 que causan el cambio climático y empezar una adaptación efectiva a la realidad. Por eso, desde Rebelión Científica consideramos que lo más oportuno era llamar la atención del resto de la comunidad, de la sociedad y, por supuesto, de los políticos, que son los responsables de tomar las decisiones que eviten agravar la emergencia climática en la que ya nos encontramos.

¿Cree que no se están tomando las decisiones políticas adecuadas?

En 2021, las emisiones de CO2 subieron un 7%, y en 2022, un 5%. Es decir, siguen sin tomarse las medidas necesarias. Si el principal objetivo del gobierno es proteger a sus ciudadanos y defenderlos de las crisis, de la falta de vivienda o de cualquier asunto que amenace su calidad de vida, parece urgente que también legislen de manera más drástica respecto a la emergencia climática. Y mucho más después del año 2022 que hemos tenido en España. El gobierno progresista me ha resultado decepcionante en este asunto.

¿Cómo hacerlo?

Podrían empezar por exigir al conjunto de los poderes económicos que se tomen más en serio la grave realidad a la que nos enfrentamos 

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Hay científicos que prefieren no implicarse en la petición de políticas más duras contra el cambio climático pese a estar de acuerdo en que sólo la descarbonización de la economía salvará la vida en el planeta. ¿Qué opina?

Es cierto. En mi opinión, la comunidad científica debería ser más exigente, tanto con sus grupos de investigación como en las actuaciones que hay que articular respecto a este problema, cuando son ellos los más interesados en que se adopten decisiones que empiecen a frenar los incendios forestales, que regulen la producción agrícola ante la escasez de agua y, en definitiva, que se apliquen políticas destinadas a proteger la biodiversidad. Todos somos conscientes de que nos dirigimos al colapso si no se producen transformaciones drásticas. Por eso creo que ha llegado el momento de salir más veces de las bibliotecas y de nuestros laboratorios en demanda de esos cambios urgentes.(...)

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PERROFLAUTAS DEL MUNDO: La nueva corrupción de siempre, de Alberto Pozas

El derribo de la sanidad madrileña, de Ana Martínez Rus 


mayo 26, 2023

Joan Ribó: "Vienen años duros en cuanto a temperaturas y la única respuesta es una ciudad más verde", de Carlos Navarro Castelló

 Carlos Navarro Castelló   20 de mayo de 2023 

El Salto. La Ermita del Santo, el último pelotazo urbanístico en Madrid que el vecindario lucha por frenar

Guillermo Martínez    10 MAY 2023

 Si las elecciones de mayo dan la victoria al PP, unas 600 viviendas de lujo y 2.000 plazas de aparcamiento gentrificarían y saturarían un barrio que, ya de por sí, adolece de equipamientos públicos.

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El centro comercial y deportivo en la Ermita del Santo en Madrid podría desaparecer en los próximos meses ante un pelotazo urbanístico orquestado con la complacencia del Ayuntamiento de la capital. Así es como se expresa el colectivo creado para intentar revertir la situación y compuesto por medio millar de vecinos y vecinas que se niegan a permitir otra operación urbanística que perjudicaría sus vidas en un barrio que ya de por sí adolece de dispositivos públicos como bibliotecas o centros de salud. Si no consiguen frenarlo, la actuación terminaría con la construcción de torres de viviendas de casi 30 pisos de altura con viviendas de lujo que gentrificarían la zona.

Álvaro Domínguez es portavoz de No al Pelotazo de Ermita del Santo, el colectivo antes mencionado: “Ahora tenemos un centro deportivo muy utilizado por los habitantes del barrio, y todavía subsisten algunos comercios en el lugar. Hace cuatro años lo compró un empresario y lo quiere derribar para crear 600 viviendas de lujo y 2.000 plazas de aparcamiento”, explica. Ubicado en el distrito de La Latina, en el barrio de Los Cármenes, el enclave vivió su época dorada en los años 80 y 90, pero todavía sigue siendo muy apreciado por la gente del barrio.

Este empresario, además, aparece en los Papeles de Panamá y está relacionado con numerosas empresas offshore, expresa el propio Domínguez. “Es un multimillonario que quiere que su dinero produzca más dinero a costa de los demás. Compró el terreno a los dueños anteriores por 17 millones de euros, el Ayuntamiento ha recalificado la zona para convertirla en residencial, y ahora vale 94 millones”, relata el portavoz.

Si ya no les gustaba la operación urbanística que se fraguaba en los despachos del Consistorio madrileño, tampoco lo hizo el hecho de que fuera a sus espaldas. “Nos enteramos de esto de sopetón, tras modificar el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) y que lo publicaran en un periódico. El Ayuntamiento no ha consultado a nadie del barrio, ni a los agentes sociales, ni los comerciantes que todavía están en el centro comercial”, agrega el integrante de No al Pelotazo de Ermita del Santo.

Viviendas que gentrificarán el barrio

Desde el colectivo consideran una “aberración urbanística que parece que está de moda en Madrid” que el nuevo propietario de los solares quiera construir viviendas en torres de casi 30 pisos de altura. “Esto es un pelotazo, y el Ayuntamiento no puede jugar con unos intereses privados para concederle a un señor un pelotazo con el que se va a forrar”, declara tajante el mismo portavoz (...)

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PERROFLAUTAS DEL MUNDO: Madrid acumula cuatro de cada 10 euros perdonados en los impuestos cedidos a las comunidades



mayo 25, 2023

El voto escorado de las armas, de Pablo Elorduy - El Salto

Pablo Elorduy   19 MAY 2023 

 Habitualmente se habla de militares y policías como profesiones “apolíticas” pero la realidad estadística dice todo lo contrario. Las Fuerzas Armadas y de Seguridad del Estado están muy metidos en política y abiertamente escorados a la derecha.


ELECCIONES 28MNadie vota más a la derecha que militares y policías

Ninguna categoría laboral está más escorada a la derecha que militares y policías. Lo dicen los datos del Centro de Investigaciones Sociológicas y ha quedado confirmado tras la irrupción de Vox en los recuentos electorales: allí donde hay un acuartelamiento militar, el voto a la ultraderecha se dispara a porcentajes que en noviembre de 2019 llegaron a estar por encima del 30%. 

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Según datos del Gobierno, en España hay 154.500 efectivos de Policía Nacional y Guardia Civil y 125.000 militares en servicio activo más unos 13.000 en la reserva. A esto se deben sumar 66.000 policías locales y más de 25.000 integrantes de las fuerzas policiales autonómicas (Mossos d’Esquadra, Ertzaintza y Policía Foral). Para ponerlo en escala hay casi un miembro de las fuerzas armadas y del orden por cada dos personas y media que se dedican a la agricultura.

Los datos del CIS en el barómetro para las elecciones del 28 de mayo cuentan con una muestra importante –20.000 encuestas– y permiten observar tendencias generales entre militares y policías aunque no se trate de un estudio específico, puesto que refleja las opiniones de 201 representantes de este grupo de ocupados. 

Habitualmente se habla de militares y policías como profesiones “apolíticas”. La realidad es que ese mito nace en el Franquismo. El dictador quiso situar al Ejército “por encima de la política” y como salvaguarda de último recurso contra las tensiones de las distintas familias del régimen. El mito de la apoliticidad de las fuerzas armadas –que sirvieron de cantera para los cuerpos policiales y la Guardia Civil, que no se desmilitarizaron total y parcialmente hasta los años 80 del siglo pasado– ha sobrevivido hasta hoy pese a que los datos dicen exactamente lo contrario. 

Militares y policías son los grupos que menos se preocupan por cuestiones sociales y económicas y los que más preocupación muestran por los vaivenes de los partidos. Son también el grupo que se ubica en mayor medida en la derecha de la escala de ideología –que va desde uno, la extrema izquierda a diez, la extrema derecha– ya que es el único grupo situado por encima del seis, escorado a la derecha en una estadística en la que la oscilación del resto de cohortes va desde el cuatro al cinco.

(...) Enamorados de Ayuso

El barómetro del CIS señala que militares y policías tienen una candidata clara en la Comunidad Autónoma de Madrid, donde están emplazadas hasta 33 unidades de las Fuerzas Armadas (en Bizkaia hay una y en Barcelona, cuatro). Militares y policías destacados en Madrid de autoubican un poco más a la derecha que los del conjunto del Estado: en el 6,13 sobre diez frente al citado 6,02 de la media.

Isabel Díaz Ayuso ha cautivado a estos colectivos. Un 73% consideran que la Comunidad de Madrid está “mucho mejor” que antes de que fuera presidenta, a pesar de que el PP ha gobernado la región desde el año 1995. Ocho de cada diez consideran buena o muy buena la gestión de la actual presidenta, que tiene una calificación de 7,21. No hay nota más alta, dos puntos por encima de la media del conjunto de profesiones. Ningún otro candidato aprueba entre estos profesionales aunque Rocío Monasterio obtiene entre ellos su nota más alta: 4,4 (su media es de 3,17 sobre diez)   (...)

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PERROFLAUTAS DEL MUNDO: El Salto - El tropiezo ideológico de Macron

Isa Serra: “El PSOE siempre ha puesto palos en las ruedas a los avances feministas del Gobierno"



El Salto. Los centros de salud que Ayuso no ha construido (y Esperanza Aguirre tampoco) SARA PLAZA CASARES

 12/5/23

En su último programa electoral el PP de Madrid propuso una veintena de centros de salud nuevos. Ninguno está en pie, mientras han proliferado carteles que anuncian su futura construcción a escasos días de las elecciones.

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Vecinas y vecinos de la Asamblea Popular de Carabanchel junto al solar donde debería estar el centro de salud de Abrantes

Una decena de vecinos y vecinas de Carabanchel se arremolina junto a la valla que protege un solar con algo muy valioso: el cartel que anuncia las obras del nuevo centro de salud de Abrantes, con un presupuesto estimado de más de 6 millones de euros y con un plazo de ejecución de 24 meses desde el inicio de la obra. Pero, ¿cuándo será el inicio de la obra? El vecindario allí presente responde con un irónico “a saber”. Llevan más de veinte años pendientes de esta promesa que arrastran los sucesivos gobiernos populares de la Comunidad de Madrid, también el último programa electoral de Isabel Díaz Ayuso. Tres meses antes de las próximas elecciones del 28 de mayo ha aparecido este cartel. “Cada cuatro años, las mismas promesas”, se lee en otro cartel colocado debajo por el impulso vecinal.

Todo empezó en el año 2003, cuando la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid y el Ayuntamiento firman el Plan Especial de Inversiones 2004-2008, que incluye la construcción en Carabanchel de los centros de salud de Abrantes, Quince de Mayo y barrio de Comillas. En 2005 se ceden a la Comunidad de Madrid, presidida por Esperanza Aguirre, las parcelas para la construcción de dichos centros. Pasaba el tiempo y ningún ladrillo florecía, hasta que en 2016, con Manuela Carmena en el consistorio, informan a los vecinos de que “los terrenos estaban algunos clasificados como sanitarios y otros no, algunos en proceso de cesión y otros no y que las informaciones que habíamos recibido hasta entonces eran bastante inexactas, es decir que los anteriores regidores de la Junta Municipal nos habían estado dando largas y nos habían tomado el pelo”, explica Gabriel Lozano, representante de la Coordinadora de Asociaciones de Carabanchel en el Consejo de Salud de Carabanchel.

A día de hoy ninguno ha visto la luz, y la atención se realiza en locales comerciales, saturados y sin las condiciones óptimas. El de Abrantes lleva un tiempo con la plantilla bajo mínimos. “Mientras llega este centro de salud, nos atienden en un pequeño local claramente insuficiente para un barrio de 30.000 personas. Hoy soy optimista, es la primera vez que se ha puesto ese cartel que anuncia obras”, expresa Mari Carmen, vecina del barrio e integrante de la Asamblea Popular de Carabanchel, que atiende a El Salto junto al resto de vecinas pegadas al solar y a una pancarta que grita: “Aquí prometieron un centro de salud” (...)   

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mayo 24, 2023

Roberto Sotomayor: "Almeida ha gobernado para los 'cayetanos'", de Carmen Moraga

 Carmen Moraga   23 de mayo de 2023