agosto 16, 2025

La superheroína que voló sobre el Pirineo, de Sergio Ruiz Antorán

Sergio Ruiz Antorán   Huesca  

La aventurera brasileña Fernanda Maciel completó el recorrido completo de la GR11 sin asistencia en apenas doce días y doce horas. Enamorada por la belleza de los valles aragoneses, la ultra ‘runner’ pulverizó cualquier marca femenina en una ruta de 700 kilómetros y 35.000 metros de desnivel.       

                               

 Sorprender a Fernanda Maciel no es sencillo. Para ella, que lleva pegado polvo de todo el planeta en sus suelas, que ha vivido la aventura con tanta intensidad en lugares que no imaginaríais, cuesta infinito quebrar sus palabras en suspiros de emoción. «El Pirineo aragonés es un lugar salvaje y muy guapo. Todo el entorno de Ordesa es maravilloso. Con flores y rocas combinadas de todos los colores. ¡Y Pineta! ¡Qué decirte de Pineta! ¡Es brutal! ¡Me he enamorado!» ¿Y quién no se enamora para siempre en Pineta?

El halago de esta superheroína brasileña brota de su última epopeya: ser la primera mujer en cruzarse todo el Pirineo en apenas doce días y doce horas. ¡Una auténtica locura! Piensen que lo normal es hacer sus 700 kilómetros y 35.000 metros de desnivel en un mes mínimo de caminata entre el Cantábrico y el Mediterráneo. Otra machada con una línea muy emocional dentro de un currículum de hazañas más largas que sus desafíos extremos. «Este ha sido muy especial por la soledad que te envuelve en el Pirineo. Me sentía como un animal en medio de la noche. Rodeada de esas montañas en la penumbra, ¡yo era tan pequeña! Corría casi todo el día sin cruzarme con nadie, con mucho estrés porque no me pasara nada, tener un percance entre tanta piedra. En el Pirineo aún puedes vivir esa experiencia. En los Alpes es imposible».

 El frontal fue su compañero inseparable. Se levantaba a las dos de la madrugada y corría entre once y quince horas al día para evitar las tormentas «siempre con un plan A, un plan B y un plan C para llegar a algún refugio». Solo se chipió el primer y el último día. Los madrugones y la nocturnidad rebajaban el sofoco y el encontronazo con las tronadas pese a dificultar la orientación.

 «En ocasiones iba ‘zombie’, hasta me perdía y me paraba a dormir en una roca y continuar un rato después».

Iba ligera, con una mochila mínima con dos mudas, un par de chaquetas, camisetas y calcetines, un pijama, un botiquín básico para pequeñas heridas, alergias y ampollas, un kit de emergencias, sales, proteínas, el móvil, baterías... «y demasiados cables». Lista, por comodidad, se calzó unas zapatillas de asfalto a las que añadió una suela Vibram con mayor agarre porque «hubo etapas muy técnicas, mucha piedra, incluso con pasos de trepadas».

No contó con asistencia externa y se avituallaba en los refugios, pueblos o albergues. «Solo tuve un problema en un refugio con un guarda que no me quería vender un bocadillo porque era muy pronto». Ella, especialista en nutrición, se zampaba lo que había: desde un sándwich a bolsas de patatas fritas, chocolate «o cualquier cosa que encontraba». Eso sí, porteaba tres litros de agua. «El primer día bebí agua de un arroyo y tuve problemas estomacales, así que, para no arriesgar, fui comprando botellas».

Referencia femenina

En su planificación, con las únicas referencias masculinas que tenía, contemplaba un arco entre once y quince jornadas de travesía. Valoró hacer el costado francés (HRP10 ó GR10), pero, tras entrenar varios días por la cara norte de la cordillera, se decidió por el Gran Recorrido español «porque hay más refugios aunque esté algo peor marcado. Casi al final vi que lo podía hacer en doce días y doce horas. Me parecía una marca bonita y me motivó para conseguirla».

Instalada desde hace años en los Alpes, en Chamonix, vivió una temporada en Madrid y en Coll de Nargó (Lleida), residencia donde nació «la inspiración de cruzarme todo el Pirineo, pero nunca encontraba un hueco».

De esa época, en 2012, cuelga otra de sus ‘burradas’. Completó el Camino de Santiago (860 kilómetros) en apenas diez días, siendo también la primera mujer en lograrlo. «Espero que pronto me quiten el récord del GR11 otra mujer. A mí siempre me ha inspirado ver que otras atletas o montañeras alcanzan un logro, tener un referente que seguir o superar».

Para Fernanda Maciel es un suma y sigue en su intrépida existencia. Gimnasta deportiva de pequeña, campeona de jiu-jitsu y capoeira por herencia familiar, da vueltas al planeta desde que se curtió en los trail de aventura de largo recorrido (pruebas combinadas de carrera, kayak, bici y orientación ¡de más de 600 kilómetros!) antes de asentarse en la élite mundial de las ultras. Siempre ha combinado las carreras con retos personales a los que cose un vínculo en su espíritu ecologista o una reivindicación de apoyo social con su proyecto ‘White Flow’. «Cuando convives en la naturaleza te das cuenta de lo que estamos haciendo al planeta, cómo las montañas pierden su nieve o la deforestación del Amazonas. Tenemos que presionar a los Gobiernos para que controlen a las grandes compañías extractivas que son culpables de este gran problema».

Sabe bien de qué habla. En la actualidad se halla enfrascada en la conquista FKT (Fastest Known Time) de las cimas más altas de todos los continentes. Solo le quedan el Denali y el Everest, es decir, ha tachado la Pirámide de Carstensz, el Kilimanjaro, el Aconcagua, el Elbrus y el Monte Vinson, en mitad de la inhóspita Antártida. «Espero poder completarlo en dos años. Es un esfuerzo físico, psicológico y financiero muy grande. Es mi sueño más grande». Casi tan grande como su empuje. Infinito.

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agosto 15, 2025

"Venid entre semana, por favor": Brihuega ha entrado en modo desesperación absoluta por culpa del turismo

 24 Julio 2025,   Carlos Prego

  • Los campos de lavanda atraen a tantos visitantes que el alcalde reconoce que ha llegado a "pasarlo mal"

  • El año pasado la localidad recibió 140.000 visitas: "Gestionar tal afluencia en poco tiempo es difícil"

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    "Se colapsó el municipio, lo pasé mal". El que habla es Luis Viejo, alcalde de Brihuega, y de lo que habla es de las consecuencias que está teniendo para su localidad, una pequeña villa de Guadalajara que no llega a 3.000 habitantes, el éxito arrollador de sus campos de lavanda. Cuando las plantas florecen, en verano, Brihuega se llena de hectáreas y hectáreas de pétalos violetas que arrastran a su vez a decenas de miles de visitantes ansiosos por lograr el selfie perfecto.

    "Lo pasé mal". El alcalde no se queda ahí y reconoce que ha llegado a ver la saturación con preocupación. "El sábado pasado, sin ir más lejos, se colapsó el municipio. Lo pasé mal", recuerda en referencia al día 12. Para evitar que episodios así vuelvan a repetirse, además de pedir a los turistas que se repartan a lo largo de la semana, Viejo planea agilizar el transporte local. "Tenemos que hacer un parking disuasorio a las afueras del casco histórico y conectarlo con autobuses lanzadera”.

    Eso es una bendición que deja dinero en la localidad; pero también una maldición cuando, como reconoce el alcalde, la afluencia de turistas se sale de madre.

    ¿Qué ha pasado? Que el alcalde de Brihuega ha reconocido que el éxito de sus campos de lavanda tiene una 'cara B' difícil de gestionar. Hace unos días, durante una entrevista con el diario ABC, Viejo presumió del atractivo de su localidad, pero también rogó a los visitantes que intenten no colapsar sus calles. "Tenemos una amplia oferta turística, cultural y artística por la lavanda", recalcó el regidor. "Eso sí, aconsejo que vengan a visitarnos de lunes a viernes, por favor. Los fines de semana resulta más complicado por la gran cantidad de gente que viene".


    El dato: 1.000 ha. El éxito turístico de Brihuega tiene poco misterio: lo que ha convertido esta pequeña localidad de Guadalajara en un fenómeno turístico son sus campos de lavanda. La zona presume de tener 1.000 hectáreas de plantaciones llenas de flores que destila para extraer esencias que se dedican, por ejemplo, a la elaboración de perfumes. "Con mucha meticulosidad, recolectamos millones de flores moradas que luego serán destiladas en el alambique", aclara. Antes los campos ofrecen una estampa única: un vasto horizonte de pétalos violetas.
    Cara A, Cara B. El caso de Brihuega es interesante porque refleja la "cara A y B" del éxito turístico. La B, la menos amable, es la que lamentaba Viejo: el colapso. La A es el retorno que supone para la localidad. En su reportaje ABC desliza que la floración de la lavanda deja ocho millones de euros en solo unas semanas.

    Viejo precisa que los pétalos son visibles varias semanas, lo que (sumado a su cercanía a Madrid) explica que el año pasado Brihuega recibiera a unas 140.000 personas. "Gestionar tal afluencia de público en poco tiempo es difícil. Trabajamos mucho, tenemos comisión de seguridad, pero no deja de ser una gran afluencia".

Flores con festival. Lo cierto es que el éxito de los campos de lavanda de Brihuega no se explican solo por las redes. La propia localidad ha jugado un papel clave impulsando el Festival de La Lavanda, que lleva ya varios años en marcha y combina el paisaje con actuaciones de músicos reconocidos en España.

Este año por ejemplo se organizaron conciertos el 11, 12, 18 y 19 de julio y actuaron Los Secretos, Iván Ferreiro, El Arrebato y Beret. En ediciones pasadas lo han hecho Maldita Nerea, Víctor Manuel o Luz Casal, por citar algunos. A sus espectáculos se suman otras actividades, como talleres artesanales basados en la lavanda.

Más allá de Brihuega. Hay otra clave y es el creciente interés que despierta el "turismo de floración" entre un perfil de turista que busca destinos alternativos. Lo contaba hace poco Efe en un artículo en el que señala que, en lo que va de año, este tipo de turismo ha captado ya un 20% más de viajeros. En el caso concreto de Carmona, famosa por sus campos de girasoles, la afluencia de visitantes creció un 6% el año pasado y en Moratalla, conocida también por su lavanda, el alcalde estima que la floración atraerá a 15.000 personas en solo unos meses.

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agosto 14, 2025

Como salido de otro planeta: el secreto geológico del País Vasco con más de 50 millones de años

 Pedro Molina    30 de junio de 2025

Una obra de arte natural excéntrica que se ha formado con el tiempo como consecuencia de la erosión. ¿Continuará su proceso de transformación? Esta es su historia.

                                                         Valle de Labetxu en Jaizkibel, País Vasco





El País Vasco es uno de los destinos más espectaculares para visitar en España durante las vacaciones. Sus ciudades, las playas y la riqueza natural son algunos de los múltiples atractivos que merece la pena visitar. Pero entre tantas propuestas hay algunas menos populares por los turistas que guardan historias con más de 50 millones de años.  



Para muchas personas el valle de Labetxu es un sitio desconocido. Ubicado sobre la costa entre Pasaia y Hondarribia, su difícil acceso ha conservado a esta exótica formación como un secreto para pocos. Para el Instituto Geológico y Minero de España se trata de uno de los lugares de interés más notable del País Vasco.

EL ORIGEN MARINO DEL VALLE

Sus orígenes se remontan a hace 50 millones de años, cuando estaba a más de mil metros de profundidad del mar. Los sedimentos marinos se han ido acumulando por la erosión y la sedimentación de la plataforma hasta que habría sido el choque de placas lo que muchos años después lo llevó a adoptar su forma actual por fuera del mar y como una extensión del continente.

Por eso, visitar Labetxu es como caminar bajo el agua. La paleta que varía entre el gris, el ocre, los tonos rojizos y amarillentos le han valido el mote de “el valle de los colores”. El motivo es que se trata de arenisca cuarzosa con cemento carbonatado.

La erosión de esta composición natural tiene dos consecuencias. Por un lado, los colores, derivados de la oxidación del óxido de hierro, presente en la arenisca. Al contar con minerales naturales como la sílice, el manganeso y el hierro, las reacciones químicas tienen tonos diferentes. Por el otro, sus formas que parecen esculpidas. Estas estructuras son propias de zonas costeras, debido a los intensos vientos y la meteorización salina.

Pero estas transformaciones no son exclusivas del pasado: “La meteorización está actuando hoy día provocada por los cambios de humedad, la disolución del cemento carbonatado, la acción de la sal marina o el desgaste del viento que siguen desarrollando estas formas de modelado tan singulares que crean un paisaje de cuento”, explican desde el Departamento de Medio Ambiente y Política Territorial del País Vasco


EL VALLE DE LOS COLORES

Esta obra natural está presente en toda la formación Jaizkibel, pero es en la costa donde presenta sus geoformas más llamativas. Para acceder al Valle de los Colores no hay infraestructura turística y se accede por rutas de senderismo con poco más de 500 metros de elevación. Los puntos de partida pueden ser desde el Monumento a la Unión de los Pueblos o desde el antiguo Parador de Jaizkibel. La única recomendación es considerar que la marea no esté demasiada alta porque algunas atracciones pueden estar bajo agua.

Algunas de las estructuras tienen su nombre. Una de las más famosas es la Catedral de Jaizkibel. Así es cómo se llama una plataforma de arenisca roja con una belleza sobrenatural. También está el laberinto Blanco con rocas famosas como la Concha o Las Gemelas.


Una obra de arte natural que parece de otro planeta. Pero no: está en el País Vasco.  
                            
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agosto 13, 2025

El ADN ambiental de una muestra de agua: conservacionistas empiezan a usar pruebas genéticas para mejorar la gestión de ecosistemas

 CLEMENTE ÁLVAREZ   19/7/2025

La organización SEO/BirdLife ha detectado con este sistema 53 especies en un solo día en el humedal barcelonés de Les Llobateres


Humedal de Les Llobateres, en la provincia de Barcelona, en una imagen cedida por el Ayuntamiento de Sant Celoni.



El ADN ambiental (ADNe) es el material genético existente en una muestra recogida en un entorno natural, y suele pertenecer a las especies que viven o han pasado por ahí. Desde hace unos años, esto se utiliza para estudiar la biodiversidad en trabajos científicos, pero ahora son las propias organizaciones conservacionistas las que han empezado a recurrir a este tipo de pruebas genéticas de forma más práctica, para mejorar la gestión de ecosistemas. Es el caso de SEO/BirdLife, que por primera vez está utilizado el ADN ambiental para determinar qué estrategias seguir en humedales catalanes como Les Llobateres, en Sant Celoni (Barcelona).

Esta antigua cantera restaurada en 2007 es hoy una zona húmeda de aguas inusualmente profundas (cuatro metros de media), con gran valor ecológico y parada destacada de aves migratorias, en cuya mejora trabajan los ornitólogos. Como explica Ander Achotegui, técnico de SEO/BirdLife en Cataluña, para saber qué acciones tomar lo primero es conseguir un buen diagnóstico de las especies que alberga. “Lo interesante de esto es que la tecnología se ha democratizado ya lo suficiente como para que podamos aplicarla en la gestión”, comenta el ambientólogo. “A nosotros nos llega un kit y es como montar un mueble de IKEA, coges agua, sigues unas instrucciones y al final tienes un filtro con todo el ADN ambiental retenido que mandas a analizar al laboratorio”.

En los muestreos tradicionales −por medio de la observación o la escucha en el caso de las aves, o métodos como la pesca eléctrica para los peces−, se requieren muchas horas y esfuerzos para llegar a tener una idea de la biodiversidad de un lugar. Con el ADN ambiental, a partir de una única muestra de agua de Les Llobateres se puede identificar de forma sencilla y rápida un gran número de especies de una sola vez. En concreto, los análisis genéticos en este humedal detectaron en un solo día 53 especies distintas y otras 69 familias (sobre todo de invertebrados).

“Cuando los animales se mueven por un espacio van dejando restos de escamas, pelos o secreciones”, explica Achotegui, “al analizar muestras de estas zonas en el laboratorio se pueden identificar muchos especímenes a través de librerías muy grandes con sus genes específicos, algo imposible con los métodos tradicionales”. Entre las principales sorpresas del ADN Ambiental de Les Llobateres, que no se habían detectado en muestreos anteriores, el técnico de SEO/BirdLife destaca especies amenazadas como la anguila y la perdiz roja, o invasoras como el coipú, el sapillo pintojo, la perca americana, la carpa, la brema blanca o Phoxinus septimaniae. Resulta llamativo el caso del coipú (Myocastor coypus), un roedor de gran tamaño, parecido a un castor o una rata acuática, que se trajo de Latinoamérica para su cría en granjas de pieles y ahora se ha convertido en una especie invasora en Europa.

Aunque los ornitólogos cuentan con datos de muestreos de este ecosistema realizados en los últimos 18 años, con el ADN ambiental han detectado 30 especies que no se habían identificado antes, cuatro de vertebrados (tres peces y un ave) y 26 de invertebrados. Aparte de ir mucho más rápido en la identificación de especímenes, pueden estar seguros de que estos animales están viviendo o recorriendo la zona en este momento, lo que no se sabe con certeza de aquellas aparecidas en alguno de los muestreos del pasado.

“La novedad aquí es que lo aplicamos para la gestión, aunque tiene un interés científico, a nosotros nos resulta especialmente útil para orientar la restauración de estos espacios”, detalla Achotegui, que considera importante identificar las especies protegidas para asegurar que se están tomando medidas para su supervivencia y las invasoras para intentar reducir su impacto en el ecosistema, intentando aislarlas o frenar su entrada.

La organización conservacionista ha realizado los test genéticos con la empresa Nature Metrics, que justamente está especializada en ADN ambiental en humedales y las pruebas de Les Llobateres han costado unos 1.500 euros.

Curiosamente, esta técnica puede arrojar algunas identificaciones imposibles, con animales que no pueden estar en ese ecosistema de ninguna forma. “Como los análisis son tan finos, pueden detectar cosas que en los resultados ya te avisan que se trata de un error, como por ejemplo salmón o sardinas”, señala el ornitólogo, que explica divertido que pueden tratarse simplemente de restos de los bocadillos de la comida.




agosto 12, 2025

Ibiza, papel higiénico de Europa, de Juan Carlos Rodríguez Tur

 Juan Carlos Rodríguez Tur   19/7/2025

Imagen de archivo de Cala Bassa | Foto: PIF

Hay playas en Ibiza —Ses Salines, Cala Bassa, Platges de Comte, Cala d’Hort— donde los residentes ya no cabemos, es más, estorbamos. No por falta de espacio físico, sino por exceso de espectáculo. El paraíso, al parecer, admite de todo menos vida local. Hemos pasado de ser habitantes a convertirnos en una especie decorativa, ideal para el contraste exótico que cuentan los turistas enlatados cual sardina cuando regresan a sus lúgubres hogares.

Ses Salines, antaño refugio tranquilo, se ha transformado en una pasarela multinacional. Acceder exige paciencia, fe y unos cuantos euros en metálico. Una vez dentro, uno atraviesa un bosque de toallas idénticas, pareos industriales y vendedores ambulantes con actitud de franquicia. La arena es rentable, pero no habitable. Es un medio hostil para los ibicencos y un entorno ideal los horteras de cubata de garrafón en vaso de plástico.

En Cala Bassa las hamacas se alquilan como si fueran activos bursátiles y el agua se contempla desde la reserva previa, con una playa colonizada por tumbonas que exceden los límites impuestos por Costas. Hablar ibicenco allí resulta tan extravagante como llevar una fiambrera: signo inequívoco de que no perteneces a la jet set que acude allí para desplegar su fingida felicidad tras un selfie borroso. Lo auténtico se ha externalizado.

Y nosotros, los de aquí, servimos copas que no podemos pagar, limpiamos villas que nunca habitaremos y guiamos a turistas hacia rincones donde ya no hay espacio para nosotros. Nos han convertido en papel higiénico social, en atrezzo, en una imagen de postal: imprescindibles en la logística, invisibles en la narrativa, útiles hasta que molestamos. Ibiza no se ha perdido. Se ha alquilado por semanas. Y la fianza la pagamos nosotros

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agosto 11, 2025

Por qué el trozo de hielo más antiguo de la Tierra puede revolucionar lo que sabemos del cambio climático a medida que lo derritan durante 7 semanas

 Georgina Rannard  Corresponsal de clima y ciencia

Un núcleo de hielo que podría tener más de 1,5 millones de años llegó a Reino Unido, donde será fundido por científicos para revelar información vital sobre el clima de la Tierra.

Las muestras se almacenaron en una cueva de hielo en la Antártica antes de ser transportadas en un barco con destino a Europa.


La muestra cilíndrica es el hielo más antiguo del planeta y fue perforado desde las profundidades de la capa de hielo antártica.

En su interior se encuentran congelados miles de años de nueva información que, según los científicos, podría "revolucionar" nuestro conocimiento sobre el cambio climático.

La BBC entró en la cámara frigorífica de -23 °C de la British Antarctic Survey (BAS) en Cambridge, Inglaterra, para ver las valiosas cajas de hielo.

"Este es un período completamente desconocido de la historia de la Tierra", afirma la doctora Liz Thomas, jefa de investigación de núcleos de hielo de la BAS.

Sobre la puerta parpadean luces rojas de advertencia y en el interior hay una compuerta de escape de emergencia hacia un túnel por si algo sale mal.

Las normas establecen que solo podíamos entrar durante 15 minutos seguidos, con overoles acolchados, botas, gorros y guantes.

El obturador electrónico de nuestra cámara se bloqueó y comenzó a crujir nuestro cabello al congelarse.

En un estante, junto a cajas de hielo apiladas, la doctora Thomas señala los núcleos más antiguos, que podrían tener 1,5 millones de años. Brillan y son tan claros que podemos ver nuestras manos a través de ellos.

Durante siete semanas, el equipo derretirá lentamente el hielo que obtuvieron con tanto esfuerzo, liberando polvo antiguo, ceniza volcánica e incluso diminutas algas marinas llamadas diatomeas, que quedaron atrapadas en su interior cuando el agua se convirtió en hielo.

Estos materiales pueden brindar información a los científicos sobre los patrones de viento, la temperatura y el nivel del mar de hace más de un millón de años.

Habrá tubos que alimentarán el líquido dentro de máquinas en un laboratorio contiguo, uno de los pocos lugares del mundo donde se puede realizar esta ciencia.

De la Antártida a Europa

Extraer los núcleos de hielo en la Antártica fue un enorme esfuerzo multinacional, con un costo millonario.

El hielo se cortó en bloques de un metro y se transportó por barco y luego en un camión refrigerado a Cambridge.

El ingeniero James Veale ayudó a extraer el hielo cerca de la base Concordia, en la Antártica oriental.

"Sostenerlo en mis manos cuidadosamente enguantadas y tener mucho cuidado de no dejar caer las secciones... fue una sensación increíble", afirma.

Dos instituciones en Alemania y Suiza también recibieron secciones transversales del núcleo de 2,8 km.

Los equipos podrían encontrar evidencia de un período de hace más de 800.000 años, cuando las concentraciones de dióxido de carbono podrían haber sido naturalmente tan altas o incluso superiores a las actuales, según la doctora Thomas.

Esto podría ayudarles a comprender qué ocurrirá en el futuro a medida que nuestro planeta responda a los gases de efecto invernadero atrapados en nuestra atmósfera.

Los misterios del hielo

"Nuestro sistema climático ha experimentado tantos cambios que realmente necesitamos retroceder en el tiempo para comprender estos diferentes procesos y puntos de inflexión", afirma.

La diferencia entre la actualidad y épocas anteriores con altos niveles de gases de efecto invernadero radica en que ahora los humanos provocaron el rápido aumento de los gases de efecto invernadero en los últimos 150 años.

Esto nos lleva a territorio desconocido, pero los científicos esperan que el registro de la historia ambiental de nuestro planeta, encerrado en el hielo, pueda ofrecernos alguna orientación.

El equipo identificará isótopos químicos en el líquido que podrían indicarnos los patrones de viento, temperatura y precipitaciones durante un período de entre 800.000 y 1,5 millones de años, o posiblemente más.

Utilizarán un espectrómetro de masas con plasma acoplado inductivamente (ICP-MS) para medir más de 20 elementos y trazas metálicas.

Esto incluye tierras raras, sales marinas y elementos marinos, así como indicadores de erupciones volcánicas pasadas.

El trabajo ayudará a los científicos a comprender un misterioso cambio conocido como la Transición del Pleistoceno Medio, que tuvo lugar hace entre 800.000 y 1,2 millones de años, cuando los ciclos glaciales del planeta cambiaron repentinamente.

La transición de eras más cálidas a eras glaciares frías, cuando el hielo cubría una mayor parte de la Tierra, ocurría cada 41.000 años, pero repentinamente cambió a 100.000 años.

La causa de este cambio es "una de las preguntas sin resolver más apasionantes" de la ciencia del clima, según la doctora Thomas.

Los núcleos podrían contener evidencia de una época en la que los niveles del mar eran mucho más altos que ahora y en la que las vastas capas de hielo de la Antártica eran más pequeñas.

La presencia de polvo en el hielo ayudará a comprender cómo se redujeron las capas de hielo y contribuyeron al aumento del nivel del mar, algo que constituye una gran preocupación en este siglo.

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