mayo 03, 2025

Cuenca. Majadas. Uña: Cueva del Tío Manolo, 16/4/2025

  Las fotos llevan una explicación y al relato lo precede un *asterisco. Lo copiado aparece "entrecomillado" Para VER las FOTOS, sus detalles, DEBEN AGRANDARSE clicando sobre ellas. Crónica de visita anterior a Cuenca: Los Callejones de Las Majadas, 9/11/2024  https://paqquita.blogspot.com/2024/11/cuenca-los-callejones-de-las-majadas.html

1.- Zona colindante con Callejones de Las Majadas, también con rocas de interés.


2.- Sierra de Cuenca, su erosión/ Serranía de Cuenca

3.- Algo más acá, zona de los miradores. Mirador del Tío Cogote. 13h.

4.- Panel explicativo en Mirador del Tío Cogote. Texto de interés


5.- A izda. del mirador.


6.- Más allá.

7.- Dos columnas retorcidas, barroco, en ladrillo. 

Columna (arquitectura   

Las Majadas

* Hemos quedado a comer con nuestra hija. De camino paramos para ver unos miradores, así se anuncia. Todos los miradores de la Serranía de Cuenca son espectaculares, este también.

Ha reservado mesa en un restaurante muy demandado, Casa Raquel, en Las Majadas. Al poco de sentarnos empiezan a cubrirse las mesas. A uno que viene sin reserva no puede atenderle, está lleno. La comida estupenda y servida con holgura. El precio total, incluidas cervezas y botella de vino, 75 eu.

8.- Cancho junto al camino. Marca Blanquiroja. Chapas de escalada. 17h. 15´

9.- Abandonada la pista. 17h. 28´

* Haremos excursión, aunque pequeña. Aparcamos en Uña, donde el futuro albergue, y tomamos la pista. Tiene marcas blanquirojas, es un GR, busco y veo que es el GR 66, ruta castellano-manchega   

Más  adelante, abandonamos la pista para coger un sendero; vamos cerca, a la Cueva del Tío Manolo, que no pudimos localizar en anterior ocasión.

Nos dijeron que, en ocasiones, el agua surge de su boca, no será hoy. A estas alturas el arroyo e la Madera está desaparecido, sí le veremos luego más abajo.


10.- Muro natural que una ambos cauces, a izda. Arroyo de la Madera.


11.- Rocas junto al sendero. Erguido, boj joven.

12.- Paredes cercanas.

* No está fácil localizar la cueva, ninguno la vimos antes. Será Blas el que dé con ella.

Como no podía ser de otra manera, se mete dentro, no hemos traído linternas frontales, pero se ayuda del móvil.

Esperamos tranquílamente. Cuando vuelve, se pone a bajar por el cauce, rocoso, mucho, de grandes piedras.. Nosotras nos salimos a la senda, sorteando el ramaje. Él sigue hacia abajo, ve dos cuevas más, quizás bocas de la misma. Reunidos  seguimos bajada y volvemos por donde vinimos.

Al final nos acercamos a la salida de la laguna de Uña, que nutre el canal que abastece la hidroeléctrica de Villalba.

13.- Cueva del Tío Manolo. 17h. 54´

14.- Oquedad de entrada. Cueva nº 56

15.- Placa homenaje a un espeleólogo muerto en 1985.

CUEVA DEL TÍO MANOLO (Uña, Cuenca)

serranía cuenca cueva tío manolo de cavitats-subterranies.blogspot.com

"Con sus 3.000 m. de desarrollo se trata de una de las cavidades de mayor recorrido de Castilla-La Mancha. Se sitúa en la serranía de Cuenca, más concretamente en la Muela de la madera, una zona kárstica de gran importancia. La cavidad, situada en la zona baja de la muela, es una surgencia temporal que actúa como colector de las aguas infiltradas en la plataforma superior de la Muela de la madera. En esta zona superior existen multitud de puntos de infiltración de agua de lluvia, algunos de ellos constituyen importantes cavidades de la zona, por ejemplo la sima SC-16, la cueva de los Moros, el sótano de los lamentos o la sima paz entre otras."

"La boca se abre entre un caos de bloques en el mismo cauce del arroyo de la Madera, bajo las impresionantes paredes calcáreas de la muela de la Madera, que en este paraje toman en nombre de las catedrales debido a la espectacularidad de las formaciones de este exokarst."

16.- Fuera y dentro.      

17.- Pequeña planta de flor blanca 

18.- Bola parásita de los pinos.

    No es muérdago, sino Escoba de Bruja/ 

                                         



.                                                       




19.- Foto de Blas. Pista del inicio. 19h. 28´

20.- Foto de Blas.     Laguna de Uña.   19h. 44´

21.-  Canal Uña-Villalba. Al otro lado: Laguna de Uña. 19h. 43´

22.- El río Júcar abajo, la central eléctrica arriba.

23.- El  Ventano del Diablo. Cueva natural con tres ventanas. Mirador. 

24.- Pared frente a ojo izquierdo.

25.- Continuación a dcha.

Crónica día siguiente https://paqquita.blogspot.com/2025/05/cuenca-villalba-ruta-montaraz-el-yunque.html

PAQUITA

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PERROFLAUTAS DEL MUNDO El Salto. La ría de Arousa, al borde del colapso ecosistémico, de Alba Cambeiro



mayo 02, 2025

La cueva de Altamira: Los primeros artistas de la historia. National Geographic

  13/3/2025   José Antonio Lasheras Corruchaga. Director del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira

Durante veinte milenios, gentes del Paleolítico dejaron en la cueva de Altamira el impactante testimonio de su íntima comunión con la naturaleza de la Edad del Hielo.


Quienes hoy se acercan a Altamira pueden conocer la cueva visitando una espléndida y exacta reproducción del techo de los Policromos, pintada con la misma técnica que el original. 

La cueva de Altamira: Los primeros artistas de la historia

Historia National Geographic

Era demasiado asombroso para ser cierto: «En la técnica del pintor de Altamira entran estos elementos: perspectiva lineal, perspectiva aérea, color desleído en agua o grasa, pincel». ¿Podían haber pintado aquellos bisontes las gentes del Paleolítico? De ningún modo. «No busquemos en ningún arte que comienza pinturas parecidas a las de Altamira». Esto escribían Francisco Quiroga y Rafael Torres, profesores de la Institución Libre de Enseñanza, tras visitar la cueva en 1880. Como muchos estudiosos, consideraban que las pinturas eran un fraude, y no es de extrañar. Marcelino Sanz de Sautuola las había descubierto el año anterior, y por entonces nadie podía imaginar que el hombre «primitivo» pudiera ser su autor. 

Pero durante la década de 1890 se hallaron pinturas y grabados rupestres en diversas cuevas francesas, lo que obligó a los escépticos a aceptar la autenticidad de aquellas figuras. Hoy, Altamira es una de las más reconocidas aportaciones españolas al Patrimonio de la Humanidad, y sus bisontes se identifican con España en todo el mundo. Pero estas imágenes desbordan las fronteras para identificar de forma universal a los primeros humanos de nuestra especie, Homo sapiens, y nuestro primer arte. 

La cueva de Altamira tiene 270 metros de longitud. Es una galería con varios apéndices, en uno de los cuales, cercano a la boca, se halla el famoso conjunto de bisontes policromos. Los tramos tienen secciones de forma rectangular, de dos a doce metros de altura y de seis a veinte de anchura; todos están salpicados de figuras de animales y signos dibujados o grabados. El tramo final es un angosto túnel de metro y medio de altura y anchura repleto de signos y figuras entre las que se encuentran algunas extrañas máscaras. Hace 15.500 años se derrumbó todo el techo de los primeros metros del vestíbulo, y la cueva quedó cerrada y oculta hasta el siglo XIX.

LA ÉPOCA DE ALTAMIRA

Altamira se halla junto a la pequeña localidad de Santillana del Mar, en la cima de una colina, a 156 metros de altura. Desde allí se domina un territorio de relieve suave y variado por donde discurre el río Saja. Prados de siega, setos y un arbolado disperso forman un mosaico verde salpicado de cabañas y casas entre la costa, a cinco kilómetros de distancia, y las sierras litorales, a diez kilómetros de allí. Un paisaje diferente por completo al del Paleolítico superior, la época de Altamira. 

Bisonte. Talla en asta de reno procedente del abrigo de La Madeleine, hecha hace unos 14.000 años. museo de
les Eyzies-de-Tayac.

wikimedia commons

Ese tiempo se inicia hace cuarenta mil años con la llegada de Homo sapiens a Europa, y concluye hace diez mil años con el final de las glaciaciones y el paso al período actual, el Holoceno. El clima en Cantabria era algo más frío y húmedo que ahora; en la franja costera había un paisaje caracterizado por una pradera salpicada de bosque en función del relieve, la orientación y los ríos.


La vegetación sustentaba animales que ya no existen, como el mamut y el uro, semejante a un gran toro; algunos que perviven en regiones muy lejanas, como renos y bisontes; y otros que aún encontramos aquí, como el ciervo, el caballo y la cabra. Clima, relieve, flora y fauna formaban un medio adecuado para aquellos grupos humanos, que se alimentaban cazando, mariscando y recolectando todo tipo de vegetales. 


El vestíbulo de la cueva, junto a su boca, fue habitado durante buena parte del Paleolítico superior, y los grupos que se instalaron allí grabaron, dibujaron y pintaron animales y signos hacia el interior de la cueva. Durante todo aquel tiempo, esas comunidades tallaron y usaron objetos de sílex, hueso y asta similares a los empleados en toda Europa, con algunas creaciones de carácter local como los omoplatos de ciervo en los que grabaron figuras de ciervas durante el período magdaleniense. 


ARTE BAJO TIERRA

Hace más de 35.000 años, alguien se adentró en la penumbra con ocre y agua, y con los dedos trazó varias curvas paralelas para formar un signo de sesenta centímetros en el techo de los policromos, miles de años antes de que otras manos pintaran allí los bisontes.


Durante aquel mismo período, el Auriñaciense, en varias grutas de Alemania se tallaban animales en marfil de mamut y sonaba la música de flautas hechas con huesos de ave; en la cueva Chauvet, en Francia, se pintaban con carbón leones y otros animales, y en una cueva de Sulawesi (Indonesia), a 12.000 kilómetros de distancia, se pintaron animales, manos y signos con ocre rojo. Así pues, el arte más antiguo que conocemos se manifiesta como algo completo, desarrollado, con gran diversidad técnica, temática, estilística y conceptual. 


En Altamira, después de ese signo rojo y de diversos grabados, durante los períodos Gravetiense y Solutrense –hace entre 22.000 y 26.000 años– se pintaron manos y series de puntos, y el techo se pobló de caballos rojos. Varios están levantados de manos; dos aparecen enfrentados entre sí, levantados como machos en celo disputando la yeguada. 


Los pintores de esta época nos dejaron un legado aún más enigmático. Hacia el interior de la cueva hay una cavidad de un metro de anchura y cinco de longitud cuajada de signos rojos; tiene en lo alto un signo compuesto por cuatro óvalos compartimentados.


A un metro de altura, en la cara inferior de un saliente de la pared, se pintó un signo rojo de tres metros de longitud y hasta medio metro de anchura, formado por largas líneas paralelas cruzadas por otras transversales. Es preciso agacharse o tumbarse en el suelo para apreciarlo íntegramente, aunque la estrechez del espacio impide que lo contemplen a la vez más de dos personas. 

LA ERA DE LOS BISONTES

Durante el Magdaleniense, hace entre 20.000 y 15.500 años, toda la cueva se llenó de ciervas y ciervos grabados; los machos lucen cuernas de muchas puntas, tienen la cabeza levantada y la boca abierta: están en berrea o época de celo, es otoño. En la galería final se dibujaron grandes signos ovales con reticulados (es decir, con signos parecidos a redes en su interior), y se hicieron las máscaras: sobre unas angulosas formas naturales se dibujaron con carbón sencillos trazos a modo de ojos, nariz o boca. 


Después, el techo fue ocupado por los bisontes policromos. Varios están creados a partir de grandes abultamientos naturales que se incorporan a la figura dando volumen a todo el cuerpo o a parte de él (el pecho o la cabeza). Fueron pintados en negro y rojo con trozos de carbón y ocre a modo de lápiz o tiza, o haciendo polvo el mineral y diluyéndolo en agua.


La pintura roja cubre la roca por completo excepto en alguna reserva de color (sin pintura) que deja una línea de roca visible para separar y distinguir las patas del cuerpo, dando profundidad y volumen a las figuras. 


La filtración y condensación de agua sobre la pintura han disuelto el pigmento haciéndolo caer al suelo, lo que permite entrever la roca en el color de las figuras, y que éste se matice y forme veladuras, que no son una técnica artística de quien pintó, sino el resultado del deterioro natural. Ha sido el agua, pues, lo que ha convertido en figuras policromas lo que en principio eran imagenes bicromas, en rojo y negro. 

¿UNA EVOCACIÓN DE LA FECUNDIDAD?

Los bisontes están parados, recostados en el suelo rumiando o revolcándose y volteando la cabeza; son machos y hembras adultos, juntos. ¿Es una manada? ¿Es una escena? Como el ciervo, el bisonte europeo, que únicamente se conserva en bosques de Polonia y Rusia, sólo se reúne en manadas para el celo y la reproducción.

Quizás estas figuras representen la fecundidad o la madurez. Recordemos que el tránsito a la madurez y nuestra propia reproducción dan pie a algunos de los ritos más celebrados en cualquier época y lugar; pensemos en todos los rituales profanos o sagrados con los que aún hoy celebramos la mayoría de edad y las bodas. Junto a los bisontes, y realizados con la misma bicromía, se representaron dos caballos y una cierva en la que se hizo coincidir un bulto natural del techo con su vientre, como si estuviera preñada. ¿El mismo tema otra vez? (...)


Premian a un profesor asturiano por sus investigaciones sobre el cultivo sin suelo

 14 mar 2025 LA VOZ   OVIEDO

Pedro Palencia, de la Universidad de Oviedo, recibe el Premio Brasil de Hidroponía por su contribución a la agricultura sostenible


El profesor de la Universidad de Oviedo Pedro Palencia ha sido reconocido en la tercera edición del Premio Brasil de Hidroponía por sus investigaciones sobre el cultivo sin suelo en la categoría «Destaque internacional».

El galardón destaca su «excepcional trayectoria» en el avance de este sistema de producción, clave en el camino hacia la agricultura sostenible a nivel global, según ha explicado la Universidad en nota de prensa. El premio, organizado por la Plataforma Hidroponía de Brasil, busca «visibilizar a quienes lideran transformaciones en el sector agroalimentario, combinando excelencia técnica, impacto social y compromiso ambiental».

En esta edición se ha reconocido a Pedro Palencia por «sus aportes pioneros en el desarrollo de sistemas de cultivo sin suelo, así como por su labor en la promoción de prácticas agrícolas eficientes y respetuosas con el medio ambiente». El Premio Brasil de Hidroponía valora la innovación en producción e investigación, y las iniciativas que integran responsabilidad social y sostenibilidad.

En este sentido, el profesor Pedro Palencia, adscrito al Área de Producción Vegetal del Departamento de Biología de Organismos y Sistemas de la Universidad de Oviedo, ha sido distinguido por su trabajo en la optimización de técnicas hidropónicas aplicadas a cultivos como la fresa, un trabajo que contribuye en la reducción del uso de recursos hídricos y químicos y mejora la calidad de los productos agrícolas.

En busca de una agricultura más eficiente y responsable

EL profesor Pedro Palencia ha colaborado con instituciones como la Universidad de Cranfield, en Reino Unido, y con grupos de investigación de Brasil, Filipinas, Portugal y España, entre otros. Sus estudios sobre biofortificación, uso de micorrizas y sistemas de oxifertirrigación han sido publicados en revistas científicas de alto impacto.

Palencia ha asegurado que este reconocimiento supone «un estímulo para seguir avanzando en la integración de la ciencia y la tecnología al servicio de una agricultura más eficiente y responsable, orientada a obtener productos más sostenibles con un uso reducido de recursos».

En este sentido, ha explicado que «los cultivos sin suelo no solo son una alternativa frente a la escasez de suelo, sino una herramienta clave para enfrentar el cambio climático, al optimizar el consumo de agua y nutrientes, eliminar o reducir el uso de productos químicos y asegurar cosechas de gran calidad con un alto valor ambiental», informa Europa Press.

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PERROFLAUTAS DEL MUNDO:  El asesinato de Belén evidencia la precariedad de los educadores sociales por la privatización del sector



mayo 01, 2025

Santa Cultura, mártir del fascismo (maestra de escuela que acaba de ser fusilada dentro del aula)

 Andrés Galán González    16/3/2022

16/03/1938 La imagen de la maestra de escuela que acaba de ser fusilada dentro del aula, sigue impresionando y conmoviendo. Exhibida por primera vez en la Exposición Trimestral de Artes Plásticas de Barcelona en 1938, con el final de la guerra la obra estuvo oculta, hasta que volvió a ver la luz en el 2021 en el Museo Nacional d'Art de Catalunya. De su autora, Àngela Nebot Molada, se conocen muy pocos datos.
Santa Cultura, mártir del fascismo, óleo sobre lienzo, 90 x 110, 1937, Ángela Nebot Molada.


"maestra de escuela que acaba de ser fusilada dentro del aula,"

CTXT. Carta a la comunidad 394 I Sebastiaan Faber: La desobediencia

 1/3/2025

Querida comunidad:

 

Les envío un saludo caluroso –eso sí, con un punto de desesperación– desde el estado de Ohio, donde vivo y trabajo desde hace un cuarto de siglo como hispanista en una pequeña Universidad, y donde aprovecho mis ratos libres para meterme en berenjenales –¡gracias, CTXT!–ejercer de ciclista holandés errante y, claro, ver todos los partidos del Ajax aunque me pillen a las seis de la madrugada.

 

        Espero que me perdonen que aproveche la intimidad de esta carta sabatina para compartirles algo que me acaba de trastornar bastante. Al llegar al despacho hoy jueves, me he encontrado con una tarjeta postal del rectorado de mi universidad, titulada “Hoja de Referencia para Visitas al Campus de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado” (“Law-Enforcement Agencies” es lo que pone en inglés). “Si usted es abordado por un oficial gubernamental”, reza, “siga estos pasos”. El primero: “Confírmele que nuestra Universidad tiene la intención de obedecer a todo oficial gubernamental”.  El resto de la tarjeta nos instruye a que, en caso de toparnos con, digamos, un agente de la Migra (ICE), avisemos de inmediato al despacho legal de la Universidad; que no entremos en debate con él; y que no intentemos “contenerlo físicamente o restringirle el acceso en modo alguno”.

 

        Estoy seguro de que muchas universidades están instruyendo a su personal de forma parecida. En cierto sentido, estas pautas burocráticas son predecibles: son síntomas de la aversión al riesgo que, a estas alturas, es el móvil más poderoso de las políticas universitarias del país (sean públicas o privadas). Y esta aversión, a su vez, refleja el poder creciente de los equipos legales, para quienes la misión universitaria –que las y los estudiantes aprendan, digamos, o que haya libertad de cátedra–  importa menos que la necesidad de evitar las controversias, los juicios legales y otros daños reputacionales.

 

        En el contexto político actual, sin embargo, estas instrucciones, además de predecibles, son altamente preocupantes. Cuando la Administración de Donald Trump presume de ignorar todas las reglas, incluida la Constitución, parece contradictorio instarnos a las y los profesores a que obedezcamos a los representantes del poder ejecutivo. Si mandan los abogados, manda el miedo. La inseguridad es generalizada, y no ayuda nada que las órdenes que nos llegan de la Casa Blanca sean tan agresivas como vagas. “En años recientes, instituciones educativas han discriminado racialmente a sus estudiantes, incluidos estudiantes blancos y asiáticos”, dice la flamante carta que nos envió el 14 de febrero la agencia del Ministerio de Educación encargada de proteger los derechos civiles de las y los alumnos. Alega que esta discriminación ha pasado por la adopción “ubicua y repugnante” de prácticas de  “tratamiento preferencial racial” y el “tóxico adoctrinamiento de los alumnos” en “la premisa de que los Estados Unidos están construidos sobre un ‘racismo sistémico y estructural’”. Perversamente, la carta considera todo gesto institucional de reconocimiento a colectivos históricamente oprimidos como un acto de “segregación” –“un eco vergonzoso de un periodo mucho más oscuro en la historia de este país”– punible con la retirada de todo apoyo económico del gobierno federal.

 

        A pesar de todo ello, es claro que la desorientación que sentimos las y los trabajadores universitarios es menor que la que padecen muchos otros colectivos, incluido el propio Partido Demócrata. Tras cinco semanas de la inauguración de Trump, la izquierda norteamericana se encuentra desnortada, si no paralizada, envuelta como está en los dos debates de siempre: ¿Cómo llamar al enemigo? ¿Y qué hacer para combatirlo?

 

        En busca de asideros, yo me quedo con Corey Robin, el historiador y politólogo al que CTXT entrevistó en 2017, y que lleva décadas escribiendo sobre la derecha. En las reflexiones diarias que cuelga en FacebookRobin nos insta a resistir al pánico, recordándonos varias cosas importantes: que el trumpismo está profundamente dividido entre varias facciones con objetivos contradictorios y que, además, se odian a muerte; que los objetivos de estas facciones llevan gestándose al menos desde los años de Reagan; que llamar al trumpismo “fascismo” no sirve de nada si no va acompañado de un plan de acción concreto; que los recortes masivos que serán necesarios para financiar los planes de Trump –por ejemplo, en sanidad– no caerán nada bien en muchos estados donde hoy gobierna el Partido Republicano; y que ya veremos cuántas de las órdenes ejecutivas de Trump sobrevivirán al escrutinio de un poder judicial que es muy consciente de que se juega su propia legitimidad.

 

        Robin, más versado que nadie en la política del miedo, es el primero en reconocer que hay bastantes motivos de temor. Son muchos los colectivos amenazados con deportaciones, despidos o discriminación, y es difícil exagerar los daños duraderos ya infligidos, entre purgas masivas y fulminaciones de agencias enteras, en solo cinco semanas de acciones ejecutivas tan descabezadas como vengativas y crueles. Pero Robin también subraya –como lo hace desde hace años mi compatriota Cas Mudde– el peligro de exagerar el poder de la ultraderecha. Como nos recordaba Guillem Martínez el otro día, vía Thomas Piketty, el mismo descontrol de Musk y de Trump –la prisa y la vehemencia de sus decisiones, sus instintos golpistas– no es una señal de su fuerza sino más bien lo opuesto. “El hecho político más determinante”, escribe nuestro Guillem, “está siendo la primacía del Ejecutivo sobre el Legislativo. El Congreso, así, no es utilizado en esta revolución neoliberal. Lo que indica temor por parte del Ejecutivo, desconfianza ante sus propios congresistas y senadores. Es decir, debilidad. De la que hay que tomar nota”.

 

        Corey Robin está de acuerdo. Según él, el mejor mensaje para los colectivos directamente amenazados por el gobierno actual reza algo así: “Sé que tenéis miedo y os sobran motivos para ello. Pero también hay muchas razones para resistirse a ese miedo, razones que nos dicen que, si actuamos, incluso si persisten los peligros, nuestra misma decisión de hacer algo mitigará nuestro miedo, al mismo tiempo que nuestra acción acabará por mitigar esos peligros, si no eliminarlos”. No hace falta convencer a nadie de la realidad de las amenazas, dice Robin: “La gente no es tonta”. Lo que hace falta es darnos motivos para convencernos de que no somos impotentes. Y para eso, dice Robin, se necesitan cuatro cosas: liderazgo, organización, solidaridad y acción.

 

        Estas no serán fáciles de encontrar. Hay que reconocer que el éxito electoral de Trump, y la aprobación popular que ha generado su primera ola de acciones, se basa en muchas décadas de trabajo preparatorio desde los medios y las instituciones para redefinir el sentido común. La idea de un Estado ineficaz que despilfarra tus tax dollars en programas innecesarios, o la idea de que las políticas de diversidad discriminan contra las personas blancas, no salen de la nada: se yerguen sobre unos cimientos sólidos, echados con paciencia y determinación por una derecha mediática y política que hace tiempo que ganó la batalla por esa región del sentido común. Hoy está cosechando los frutos de esa victoria.

 

        Mientras tanto, la resistencia al caos trumpista se ve lastrada por las contradicciones de la misma izquierda. Como nos recordaba Andy Robinson, una agencia de desarrollo como USAID, además de una institución ingente, es también un legado de la Guerra Fría que nunca ha dejado de movilizar la fuerza económica de Estados Unidos  –el llamado soft power– para influir en la política doméstica de todos los países del mundo. Las deportaciones crueles y masivas de inmigrantes también las practicaron Obama y Biden. La censura, igual: ¿cuántos demócratas apoyaron las restricciones de la Primera Enmienda –que incluye la libertad de expresión y de reunión– estos últimos dos años para suprimir las protestas de estudiantes, profesores, obreros y figuras públicas contra la guerra genocida en Gaza? Como explica Alex Gourevitch, el número relativo de estudiantes detenidos y sancionados por las administraciones universitarias en 2024 fue mayor incluso que durante las grandes protestas contra la guerra de Vietnam. Si la desobediencia civil parece hoy estar muerta como táctica de protesta universitaria, es porque la mataron los mismos equipos legales que ahora nos instan a cumplir con las órdenes del poder ejecutivo, sean las que sean.

 

        Musk y compañía, en otras palabras, nos pillan con el pie cambiado. Para una izquierda acostumbrada a asociar el progresismo con la subversión, la informalidad y la contracultura, es difícil encajar el provocador mal gusto de la corte trumpista. (Bien mirado, el choque estético que supone la aparición de un Musk mal vestido, con su gorra ridícula, en una reunión del equipo ministerial, ¿es muy diferente del que quisieron provocar los diputados de Podemos al prescindir de americanas y corbatas?) Será igual de difícil, pero necesario, asumir que parte de la resistencia pasará por la defensa del decoro. Si un juez conservador como John Roberts, que preside la Corte Suprema, decide ponerle trabas a Trump, será por el mismo sentido del decoro –la capacidad de sentir vergüenza, propia o ajena– que motivó la dimisión de la fiscal conservadora Danielle Sassoon en Nueva York ante los tejemanejes corruptos del Departamento de Justicia trumpista.

 

        También en CTXT nos gusta guardar las formas. No tanto en el vestir –al fin y al cabo, somos pobres escritores, tendientes a mancharnos y poco hábiles con la plancha– como en la práctica diaria de nuestra vocación periodística, que nos exige contar, de forma rigurosamente honesta, pero nunca neutral, las verdades que observamos a nuestro alrededor. Esta es la razón de ser de esta revista y, esperamos, el motivo por el cual podemos contar con el generoso apoyo de ustedes, nuestra maravillosa comunidad de lectoras y lectores. ¡Gracias!

 

        Salud,     Sebastiaan Faber

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PERROFLAUTAS DEL MUNDO:   La detención de estudiantes propalestinos plantea los límites de la libertad de expresión en EE UU y aviva el fantasma del macartismo