diciembre 16, 2023

La izquierda servil y la izquierda que sirve, de Javier Gallego

 22 de noviembre de 2023 Javier Gallego





Exarchia, el barrio alternativo de Atenas que no se rinde ante la gentrificación, de Queralt Castillo Cerezuela

 Queralt Castillo Cerezuela  Atenas —  3 de diciembre de 2023

diciembre 15, 2023

Revista CTXT. Gracias por el ruido, de IRENE ZUGASTI

 2/12/23

 Gracias por el ruido

 



 Querida suscriptora, querido suscriptor:


   Me estreno en esto de dirigirme a la comunidad contextataria en una semana jodida, bien jodida. Leo en una noticia de agencias que la noche del miércoles “muere una mujer en Sagunto y una menor se precipita desde un segundo piso”, y me digo si es posible que todavía haya alguien en este oficio del periodismo capaz de escribir un titular así sin que le tiemblen los dedos sobre el teclado.

 

   Que las mujeres no mueren, las matan, y que sus hijos e hijas no se precipitan por ventanas, y sus casas no se incendian solas, sino que son asesinadas por sus padres y sus parejas, los maltratadores y feminicidas machistas, es algo que llevamos demasiados años explicando allá donde hemos conseguido un huequito, una tribuna. Pero hay días –como éstos– que se cansa una de la pedagogía, de las palabras amables, de hacerse entender, de las guías de estilo y de las buenas prácticas. 

 

   A las mujeres las asesinan hombres, hombres normales y corrientes, y no psicópatas, monstruos, ni enfermos. Hombres que pueden ser “un militar de historial brillante y misiones en el extranjero que frecuentaba páginas de contactos”como decía El Mundo del asesino de Vallecas que estranguló a su pareja delante de sus dos niñas el mismo 25 de noviembre. El Mundo podría haber usado esas páginas para explicar qué es la violencia machista, dónde pueden acudir quienes la sufren, o por qué hay todo un aparato ideológico que niega que ese asesinato fuera violencia de género. Pero El Mundo decidió que era más rentable en clicks publicar una crónica amarilla sobre un tipo de “intachable hoja de servicio” que baboseaba en Tinder. De cuántos hay como él –con arma reglamentaria y uniforme– ya hablaremos otro día.

 

   Las mujeres no renuncian a los procesos judiciales de violencia por capricho, aunque así podría parecerlo si una lee las crónicas de sucesos de ABC sobre el doble crimen de Tatiana y de su hija, asesinadas en Carabanchel la madrugada del lunes. “El presunto asesino de su mujer y su hija fue absuelto porque ella dijo que no recordaba sufrir lesiones durante el juicio en 2020. ABC podría haber contado que hay una macroencuesta estatal que explica los principales motivos de las mujeres para no denunciar –ella era migrante, precaria, y él la amenazaba con llevarse a la niña a otro país– o exponer que ya no es necesario haber interpuesto una denuncia para obtener la acreditación de víctima de violencia y poder acceder a los recursos públicos de atención y reparación a los que tienen derecho las víctimas. Pero ABC no lo hizo. De por qué hay absoluciones judiciales ante casos flagrantes de maltrato como éste, ya hablaremos otro día.

 

   Podría pensar que es desconocimiento, desinterés, o culpa de las prisas en la redacción. Pero la violencia contra las mujeres lleva siendo un elemento central de la agenda política demasiado tiempo como para buscar una explicación tan simple; sobre todo si tenemos en cuenta el interés aplicado en llevarse por delante a las feministas, y también a un Ministerio, a una ministra y a sus políticas públicas. La violencia machista atraviesa política, justicia, poder, (¡hasta el fútbol!), y por supuesto, la guerra –Palestine is a feminist issue, ya sabéis– y es necesario contar por qué a quienes todavía no quieren enterarse. 

 

   Espero que en los meses venideros haya algo más que un retroceso a los minutos de silencio, lamentaciones y condenas a esta “lacra” –ay, qué palabra tan inútil– porque en esto nos necesitamos todas, en todas partes, y porque para arrancarnos de encima la violencia machista hace falta salir del despacho y agitar hormigueros, incomodar conciencias y hacer mucho, mucho ruido para exigir soluciones. Pero de eso ya hablaremos otro día (...)

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PERROFLAUTAS DEL MUNDO:   El PP ha controlado la Justicia 22 de los últimos 27 años gracias a los bloqueos del Poder Judicial, de Elena Herrera - Raúl Sánchez


Ilustración del día: Me gusta la fruta. Por Malagón





diciembre 14, 2023

El suicidio como accidente laboral: "Mi marido lo hizo después de que su empresa lo utilizara de cabeza de turco", de Irene Sainz Oria

 Irene Sainz Oria

Santander —

Nuria Terán, médica especialista en Anatomía Patológica

El suicidio como accidente laboral: "Mi marido lo hizo ...


(...) Nuria Terán nunca olvidará aquella conversación telefónica. “¿Cómo se puede dar una noticia de este tipo así? Ve en persona, con un equipo, con un psicólogo… No sé, a mí me costó mucho tiempo quitármelo de la cabeza porque no se trata de falta de empatía o sensibilidad. Yo no quiero empatía, quiero gente con formación”. Juan Manuel Bedia, encargado de la tienda Aldi de Santander, de 53 años, casado y con una hija menor de edad, se suicidó en abril de 2021.

Aquel diálogo, grabado a fuego, significó para Terán el comienzo de un duelo extremo pero también el inicio de una cruzada contra la ocultación y la falta de información que desembocó en una batalla judicial y terminó con un fallo que sienta precedentes. “Yo le vi muy angustiado pero jamás pensé que llegaría a ese punto. Era una situación compleja y estábamos buscando soluciones. Tenía que dejar el trabajo o enfrentarse a la situación de alguna manera pero él estaba cerrado. Ese fin de semana habíamos tenido una bronca porque yo no entendía nada y le decía: ”Pero vamos a ver, Juan, ¿te vas a dejar llevar por esta marea? Tendrás que plantarle cara, tendrás que contratar a un abogado“.

“Llevábamos meses en esa situación y él no quería mover ficha”, continúa Nuria Terán, médica especialista en Anatomía Patológica. “A mí me costó mucho remontar la culpabilidad. Esto rompe familias pero yo le tengo que dar las gracias a sus hermanos que desde el principio dijeron: ‘Nuria, ha sido por el trabajo, por los cristos que tenía’. Un par de semanas después, hablando con unos amigos, salió el concepto de ‘suicidio por accidente laboral’ y abrí los ojos”.

“Yo ni me lo había planteado pero empecé a buscar información por ahí y salieron muchas cosas sobre la responsabilidad psicosocial de las empresas. Entonces me hice socia de la Asociación de Profesionales en Prevención y Postvención de la Conducta Suicida (Papageno)”, explica Terán.  Ahí arrancó su peregrinaje en busca de un profesional que quisiera defender su caso. “Busqué información por toda España. Contacté con varios abogados en Galicia, en Madrid y, por fin, en Granada”. Allí encontró a José Sánchez Pérez, abogado laboralista y profesor titular de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social. “Le expuse la situación y lo vio clarísimo”, cuenta Terán.

(...) “Mi marido se suicidó después de que su empresa lo utilizara como cabeza de turco”, declara Terán. Una afirmación que Sánchez Pérez sostiene al pie de la letra. La sentencia 118/2023, de 27 de febrero, del Tribunal Superior de Justicia de Cantabria (TSJC) fue tajante: “A la luz del relato fáctico, es evidente que existió una clara conexión o relación de causalidad relevante entre la acción suicida y el trabajo, esto es, que el trabajo o las circunstancias en las que se desarrollaba su prestación de servicios laboral es lo que está en la base de la decisión de quitarse la vida”.

(...) El profesor del Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social traza la cronología de los hechos de forma diáfana pero antes deja constancia de otro mal endémico: “Las empresas, y las grandes mucho más, no quieren sindicalistas conflictivos en los comités porque son más exigentes. Lo que hacen entonces es poner a un mando intermedio, que se afilia dos días antes de las elecciones, para ser representante de los trabajadores. De esa manera no tienen reivindicaciones sistemáticas”.

(...)  “En Japón sí hacen estadísticas de las muertes vinculadas con situaciones de acoso en el trabajo y en torno al 10% de los suicidios están vinculados con el acoso o exceso de trabajo, denominado Karoshi. Y en una década lo han bajado un 50%”. En España no hay ningún análisis al respecto. Por ejemplo, en 2021, el año en que murió el marido de Nuria, hubo 4.003 suicidios en España, pero su caso fue el único declarado como accidente de trabajo. “Esto presenta una imagen irreal de la situación porque sabemos que las condiciones laborales, el exceso de cargas en el trabajo, el anuncio de un despido o de una sanción pueden ser detonantes”, afirma el profesor de la Universidad de Granada.

Terán apunta a otros estudios: “Respecto a los suicidios consumados globales, Heinz Leymann estimó que, en Suecia, entre el 10% y el 20% de los suicidios anuales tenían como antecedente procesos de psicoterror en el trabajo. Iñaki Piñuel y Zabala corroboró en 2001 que entre un 10% y 15% de los suicidios que se cometen en España también tienen su origen, directo o indirecto, en una situación de mobbing”.

El proceso impulsado por Terán incluyó dos novedades que fueron determinantes en el fallo. La primera fue la interposición de una denuncia ante la Inspección de Trabajo, que declaró “la contingencia profesional de un suicidio fuera del centro de trabajo y con propuesta de recargo de prestaciones por ausencia de evaluación de riesgos psicosociales y de respuesta ante un grave conflicto surgido en el seno de la empresa”, como desarrolla Sánchez Pérez en el artículo Suicidio y trabajo: la insoportable realidad pendiente de una reforma inaplazable, publicado en el número monográfico de la Revista Internacional y Comparada de Relaciones Laborales y Derecho del Empleo sobre suicidio y trabajo, que él mismo coordinó.

(...)  Respecto al Gobierno y las administraciones, Pérez Sánchez indica una “cuestión crucial”: “Donde más suicidios se producen por profesiones es en la función pública: guardias civiles, policías y personal sanitario. Es un problema que se quiere tapar porque es más barato para la Administración no hacer nada y que no se sepa que tener que adoptar medidas. Interesa más ocultar el problema que salvar vidas. Tristemente es así”, lamenta. Natalia Lorenzo, psicóloga experta en Emergencias y socia fundadora de Papageno, que añade a esa lista un nuevo colectivo que empieza a preocupar ahora: bomberos. “El suicidio sigue siendo un tabú y un estigma”, apostilla Lorenzo. “A las empresas no les interesa hablar de esto y menos si luego tienen que considerarlo como una enfermedad laboral”, incide.

Más allá de las reformas legislativas y de las cifras a toro pasado, Natalia Lorenzo y Noelia García–Guirao, también miembro fundador de Papageno, psicóloga y doctora en Ciencias Sociales y Jurídicas, abogan por la prevención “en el ámbito laboral”. Y para ello defienden no solo la puesta en marcha de planes de prevención de riesgos psicosociales en empresas y administraciones, sino además la especificación dentro de estos de mecanismos preventivos del suicidio. 

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PERROFLAUTAS DEL MUNDO:   Otro juez se suma a la nómina de magistrados condenados por corromperse con la toga puesta, de Esther Ballesteros 


diciembre 13, 2023

Una decisión judicial paraliza la única mina de coltán de Europa y levanta a vecinos, empresa y políticos en Ourense, de Beatriz Muñoz

 Beatriz Muñoz

Santiago de Compostela —
Hay en toda Europa una única mina de coltán. Se encuentra en una pequeña aldea en el extremo sureste de Galicia, Penouta, perteneciente al municipio ourensano de Viana do Bolo. Desde 2018 la empresa Strategic Minerals –de matriz canadiense– extrae de allí el llamado oro negro, empleado para la producción de aparatos tecnológicos. Pero la actividad acaba de ser paralizada cautelarmente por orden judicial a causa de riesgos medioambientales. La decisión enfrenta a la asociación ecologista que denunció la explotación por contaminación y a los trabajadores y vecinos de la zona, unidos en un frente que ha recibido apoyo de todos los grupos políticos. Han llevado sus protestas ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG), al que le piden revertir el auto en el que suspende la autorización dada por la Xunta.

Justo Suárez es el responsable de Industria de Comisións Obreiras –el sindicato mayoritario en la mina, aunque CIG tiene también representación– en la provincia de Ourense. Resume el malestar de los trabajadores de la explotación, que son 129: “La situación es crítica para estas familias. Es la única oportunidad para mantener puestos de trabajo en esta zona”, dice. Si la empresa pierde el permiso para extraer mineral, el sindicalista asegura que a buena parte de los empleados, muchos de ellos de menos de 40 años, les va a tocar “coger las maletas e irse a la ciudad o incluso fuera de Ourense”.

En la comarca de Viana, en el interior de Galicia, hay poca actividad económica y un acusado declive demográfico. Para el alcalde del municipio, Andrés Montesinos, del PP, la mina de Penouta es un asidero para frenar la pérdida de población: “El Ayuntamiento y el pueblo al completo estamos en contra del cierre. No hay ninguna queja de ningún vecino de que haya algo nocivo. No entendemos esta decisión ahora, después de años trabajando”. Cristóbal López, portavoz de Ecoloxistas en Acción, la asociación denunciante, sin embargo, asegura que hay vertidos de sustancias tóxicas y que los vecinos están “vendiendo su alma al diablo”.

La empresa ha sido activa en su comunicación desde que se conoció el auto de la sección tercera de la sala de lo contencioso-administrativo del TSXG. Primero trasladó su “discrepancia absoluta” con la decisión y anunció que exploraría “todas las vías legales” para continuar con la actividad. Defendió que la concesión cumple la ley, que la mina pasa “todos los controles y exigencias ambientales”, incluidos los análisis de agua y de vertidos, los de calidad del aire y efectos sobre flora y fauna. También hizo referencia al compromiso de reforestar zonas que quedaron abandonadas por una explotación anterior del terreno. Sus prácticas, asegura, son “responsables” y Penouta es “un proyecto estratégico” y fundamental en la economía de la comarca. El 82% de los trabajadores son de la provincia de Ourense, y de ellos, el 75% proceden del entorno más inmediato de la explotación minera, añade.

Después, la empresa fue informando de los apoyos a su causa: el comité de empresa y los sindicatos representados, los alcaldes de Viana do Bolo, A Veiga y Vilariño de Conso, la Cámara Minera de Galicia. El frente común se tradujo en concentraciones en Viana y también en una protesta de unas 200 personas en A Coruña, ante la sede del TSXG, con pancartas en las que se podía leer: “A mina non contamina. A minería é vida”. Piden a la Justicia que cambie su decisión, que es cautelar, a la espera de que los jueces entren al fondo del caso. También la Xunta de Galicia se situó del lado de Strategic Minerals. La conselleira de Economía e Industria, María Jesús Lorenzana, ha trasladado su “compromiso” con los trabajadores y con la actividad minera en la comunidad.

La historia de la mina de Penouta se remonta a hace un siglo. Hasta 1985 se explotó para obtener wolframio y estaño. Estaba entonces en manos de Rumasa, el grupo empresarial de José María Ruiz Mateos, que dejó el terreno abandonado, sin reparar y con los escombros allí depositados. Fue en esos desechos en los que Strategic Minerals vio la oportunidad de negocio tres décadas después. En 2018 empezó a extraer columbita y tantalita, es decir, coltán, de los restos que había en las balsas. Más adelante pidió permiso a la Xunta para explotar directamente la veta y la administración autonómica se lo dio en 2022. Se abrió así a la actividad la llamada sección C, la que un auto del Tribunal Superior de Galicia dejó en suspenso en octubre (...)

El Salto. Familiares de los prisioneros en Gaza se rebelan contra Netanyahu. Israel mata sin pausa en toda la Franja

 Redacción El Salto  6 DIC 2023

Con la población gazatí acorralada en las proximidades de Rafah, en plena intensificación de su ofensiva contra la franja, el gobierno de Netanyahu enfrenta las críticas de prisioneros israelíes y sus familiares, que exigen al dimisión de Netanyahu.

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Después de otra noche de incesantes bombardeos por parte de las fuerzas coloniales israelíes, el hospital Al-Nasser en Khan Yunis está repleto de muertos y heridos, Franja de Gaza, 25 de octubre. MOHAMMED ZAANOUN/ ACTIVESTILLS (©)


“Hay que detener la masacre de civiles”, se desesperaba esta madrugada la Relatora Especial de las Naciones Unidas Francesca Albanese. Y es que no hay límites para los bombardeos israelíes ni zonas seguras. Tras semanas instando a la población gazatí a huir hacia el sur, en los últimos días, tras el fin de la pausa, tanto el centro como el área meridional de la Franja están bajo ataque continuo. 

Durante la madrugada del 6 de diciembre decenas de personas habrían muerto después de que el ejército sionista bombardeara sus hogares en Deir el Balah, una población del sur. Mientras, en la ciudad de Rafah, un millón y medio de personas se hacinan expuestas al hambre, a las enfermedades, y al frío que va intensificándose a medida que se entra en el invierno. 

Tras 60 días de guerra por tierra, aire y mar contra la población gazatí, las bombas y la artillería israelíes se han cobrado al menos la vida de 16.248 personas, según el Ministerio de Salud gazatí, en unas cifras que no incluyen las miles de personas desaparecidas bajo los edificios derrumbados, a quienes los bombardeos continuos, la falta de maquinaria y de combustible, han impedido rescatar. 

Israel no ha cesado de atacar los campos de refugiados como el de Khan Younis, en el centro de Gaza, o el campo de Jabalia, mientras, los hospitales dan la alerta una vez más ante la imposibilidad de atender a los heridos tras dos meses de ataques y asedio. Recientemente, Médicos sin Fronteras alertaba de la situación al límite del hospital al Aqsa, en el centro de la franja.

(...) Cautivos contra Netanyahu

El martes 5 de diciembre, personas capturadas por Hamás el pasado 7 de octubre, y liberadas durante la pausa de una semana, junto a familiares de israelíes aún cautivos, se reunieron con Benjamín Netanyahu en un encuentro en el que exigieron al primer ministro dar prioridad a la liberación de las 138 personas que se estima, se encuentran aún retenidas en la Franja. 

Durante la reunión, ex-cautivos y familiares, fueron muy críticos con el gobierno sionista, al que acusan de no hacer lo suficiente para asegurar la liberación de los prisioneros, llegando incluso a exigir la dimisión de Netanyahu. Los medios israelís reportaban cómo algunos de los familiares, de la furia, habían abandonado la reunión, mientras prisioneros liberados, según recogía el periódico Yediot Ahronot, señalaban que habían temido morir, no en manos de Hamás, sino asesinados por los continuos bombardeos israelíes (...)

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PERROFLAUTAS DEL MUNDO:    El difícil reto de acordar con las comunidades las quitas de la deuda que se disparó tras 2008, de Diego Larrouy


Líderes religiosos del Golfo Pérsico, ante la Cumbre del Clima: "El petróleo es un regalo de Dios y a Dios no se le cuestiona", de Sebastian Castelier