Una lleva tantos años en este oficio que no es fácil que un político le decepcione. Más que nada porque las expectativas acostumbran a ser bajas. Pero reconozco que cuando Borja Sémper regresó a la primera fila y nada menos que como portavoz del PP pensé que era un acierto porque podía aportar la serenidad imprescindible en una posición tan visible en cualquier partido y más en un PP que se vendía como moderado y conciliador. Siguiendo con la confesión, les reconozco que más de un compañero me avisó de que erraba en mi percepción. Efectivamente estaba equivocada y lo digo con no poca desazón (...)