Lucio Martinez Pereda 6/11/2024
La ultraderecha, ya lo hizo en 1936, está intentado convencer a la población de que lo sucedido es un problema de “partidos políticos”, y lograr así que Mazon se exonere de sus responsabilidades. Ante la emoción producida por un gigantesco dolor los anti demócratas siempre intentarán señalar a su enemigo de siempre: la democracia de partidos. Lo hicieron así con los miles de muertos de la pandemia en el 2020 y 4 años después en el 2024 ven la oportunidad de llegar al poder subidos en el Carro de la Muerte.
Sólo le veo un problema a esta cuestión: que la izquierda caiga en la trampa de la ultraderecha. Hoy me he llevado una decepción muy grande con el señor Iglesias: lo escucho reclamar la imposición de un Estado de Emergencia Nacional coincidiendo con el Partido Popular y Vox. Creo que el señor Iglesias está obsesionado por los “ momentos constituyentes” , pero no sabe identificarlos.
El Estado de Emergencia Nacional es una idea que beneficia a la derecha y perjudica mucho a la izquierda. Conseguir un estado de intervención ejecutiva tan poderoso sobre el territorio, con suspensión de derechos autonómicos es el paso previo para intentar destruir el estado de las autonomías. Es una vieja reclamación de la derecha antidemocrática que perjudica a la izquierda democrática. Todos los ejemplos históricos de petición de este tipo de excepcionalidad ( no es cuestión nombrarlos ahora) tienen algo en común: fueron intentos coordinados de la derecha española para intentar terminar con los gobiernos democráticos de cada momento. El señor Iglesias muestra una enorme ingenuidad cuando cree que podrá cabalgar ese tigre.
Ayer me preguntaba un lector en el hilo de twitter que dio lugar a este artículo “a que se refiere Pablo Iglesias cuando habla de momentos constituyentes”. La respuesta fue que es una vieja idea de algunos marxistas apresurados y ansiosos. Es una forma de denominar aquellos momentos donde es posible llegar al poder y transformar su estructura profunda. España fue el país del mundo con más revoluciones fracasadas en el siglo XIX y mayores reflujos reaccionarios posteriores: los empresarios norteamericanos que estaban interesados en decidir si invertían o no en España le pidieron a Marx que les explicase ese extraño fenómeno y Marx en una serie de artículos magníficos concluyó que el problema estaba en que los españoles veían posibilidades de revolución donde sólo había aparatosas crisis de gobierno y nada más.
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