(Copiado de la página jaumeduran.wordpress.com/
que lleva por título: Paraules efímeres y firma Jaume Duran Barquet
El texto presente es de Jesús García Pastor y aparece como "Colateral". Según Jaume, "Jesús hace años que viaja y deja muestras de sus vivencias e impresiones. También saca buenas fotos de los sitios que visita"
Su forma de narrárnoslo es... preciosa, la puedes oler, la puedes sentir, incluso... vivir, si te "metes" en ella. PAQUITA)
...cómo es la India… Explicarte cómo puede ser preciosa y, un minuto después, esperpéntica.
Cómo puedes encontrar playas de palmeras y arena blanca, ciudades de hormigón y cemento gris, montañas de vértigo y nómadas afganos, ríos sagrados, palacios maltrechos, templos hindúes, mezquitas, pagodas, regiones comunistas y católicas, macrourbes consumistas y anarquistas, manifestaciones por la independencia en el este, huelgas por los precios en el sur, festivales religiosos y políticos, funerales, bodas, ritos cotidianos en pequeños altares de madera vieja como la historia.
Cómo en un tren puedes charlar con un ingeniero sobre política internacional y, un tren después, sentir cómo tu cuerpo se amolda a cientos de hombres y mujeres en una peculiar orgía de calor y sudor.
Cómo puedes decidir si comerás por medio o por veinte euros pero no puedes evitar el delicioso sabor de las especias que impregnará al cabo de pocas semanas hasta tu propio olor.
Cómo puedes observar a simple vista que la vida sigue, el círculo hindú, el ciclo, hacia adelante o hacia atrás, pero redondo e infinito. Cómo los funerales representan la esencia de esta filosofía, cómo en la misma aldea arde una pira funeraria mientras los críos alternan las lágrimas con chillidos y juegos en un arroyo cercano mientras, a unos metros, un grupo de hombres juega al poker y unas mujeres limpian a golpes saris mojados contra las rocas.
Cómo, en cualquier ciudad, tienes que esquivar vacas, perros, cuervos, monos, cabras, caballos, gatos, águilas, bueyes, ardillas, camellos, ratas y cerdos para chocar con las personas, hombres, mujeres, abuelas, niños, gente, tanta gente, siempre mucha gente, en cualquier sitio.
Cómo la India te susurrará, te guiará, te abrazará, te calmará y, en cuestión de horas, te podrás enamorar de todos y de todo. Cómo, el mismo país, el mismo día, te gritará, te escupirá y te golpeará hasta que sólo pienses en huir a una cabaña en el bosque alejada de todos y de todo.
Cómo te aturdirá el estruendo de los atascos urbanos cotidianos, motores, pitidos, rickshaws, coches, bicis, camiones y cientos de esquiadores del asfalto en cada cruce, vendedores ambulantes, pedigüeños y peatones deslizándose entre vehículos que circulan insumisos a carriles y señales. Y cómo, para tu sorpresa, seis meses después eres capaz de dormir siestas reparadoras acurrucado en esos mismos atascos desquiciantes.
Cómo funciona, porque funciona, eso de encerrarte durante semanas en monasterios hindúes para leer, filosofar, ayunar y meditar. Cómo el yoga te dobla la espalda hasta el contorsionismo circense y escuchas crujidos óseos nuevos cada día hasta llegar al silencio.
Cómo dejas de buscar papeleras para la piel de un mango, la tiras en cualquier esquina y se te parte el alma cuando un tipo se acerca para recogerla, lamerla y tragársela.
Cómo en el país con más millonarios del planeta convive el lujo y el elitismo con la pobreza urbana extrema, con la tiranía de una pirámide social clasista y castista, con vagabundos que duermen en cualquier rincón hasta que las moscas, las hormigas o los perros sarnosos avisan de que debajo de la piel ya no se mueve nada.
Cómo, sin darte cuenta, tu cuello deja de asentir de arriba a abajo para hacerlo de lado a lado mientras susurras acha acha. Cómo aprendes a comer sin cubiertos, a limpiarte sin papel y a ducharte con un cubo.
Cómo, si viajas en tercera, la familia de al lado te mimará y te alimentará hasta que revientes no sin antes, curiosidad en mano, acribillarte a preguntas sobre familia, trabajo, creencias, clima, agricultura, fútbol y algo más, cualquier cosa, siempre una pregunta más.
Cómo la vida explota sin control, en estado puro, olores, sabores, sonrisas, dolores, basuras, inciensos, excrementos, esperanzas, sangre, turbantes azules, saris rojos y flores amarillas. Cómo mientras esperas en el andén otro bendito tren que llega con retraso puedes ver unos críos esnifando pegamento, una pareja rezando porque el tren de su separación no llegue, un ejecutivo con su portátil, un tipo que abofetea a su mujer, una tromba de hombres que apalean al susodicho, un vendedor de plátanos, candados y brújulas, un chaval que te obliga a escuchar la canción favorita de su móvil multimedia y, sorpresa, un revisor que te pide el billete en esta anarquía funcional cotidiana.
Y cómo, al llegar a Barcelona, hace un par de días, te encuentras con un aeropuerto conocido pero dolorosamente limpio, silencioso, aséptico, inerte, casi cadavérico… Y con una señora que en la ventanilla-UE de los pasaportes, clasista y castista, le pregunta al policía mirando la lentísima cola de los NO-UE: oiga, pero nosotros (los UE-blancos-europeos-españoles), ¿también tenemos que enseñar el pasaporte?… Tal vez nada cambie, por miles que sean los kilómetros. Tal vez, los viajes, como la vida, son más que una cuestión de espacio o de tiempo, una cuestión de percepción
6 comentarios:
Es cierto, Paquita; la forma de narrar ese viaje atrapa. Se puede sentir, como dices, los olores y sabores, además de otras sensaciones.
Y lo que dice al final, me hace pensar que muchas personas aunque viajen/mos no se mueven del mismo sitio,es decir, de los lugares comunes de su percepción y prejuicios; tan estrecha es su/nuestra visión.
Un abrazote
Merce
¡Saludos para Jaume Duran !
Saludos, Filoabpuerto. Pasé por su blog, y lo encontré interesante, lleno de inquietud intelectual y humana.
Gracias por difundir el texto de mi amigo Jesús, Paquita. Saludos para ti.
Es curioso, pues unos amigos que visitaron la india vineron contando la "aventura" de manera totalmente distinta a lo que he leido.
Me quedo con lo leido antes que con lo que me contaron.
Un abrazo
PAQUITA, estoy feliz de haberte reencontrado, de veras. Deje de visitarte ya hace bastante tiempo, cuando, creo, hiciste un paréntesis. Lo cierto es que me alegro un montón. es curioso, pero este aparato también hace amigos, aunque no les pongas mas que palabras.
Seguiremos en contacto. Muchísimas gracias por tus visitas, por tus palabras, por el poema mio que corgaste en tu página...Te lo agradezco de verdad.
Un beso muy grande.
Paquita, no te asustes, que aunque estés loquita, todavía no te vamos a amarrar. El vídeo lo he subido después de tu comentario, me pareció que tu aportación era esencial para darle más énfasis al poema. Así que tranquila y aprovecho para agradecértelo.
Besos
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