Después de estudiar Gramática y Literatura, de 1939 a 1953 trabajó como redactora de la revista infantil Maravillas, donde publicaba semanalmente cuentos, historietas y poesía para niños.
Tras el paso de la Cabalgata de Reyes del año pasado, la presencia de
tres mujeres como protagonistas generó un debate entre los más
conservadores, que no gustaron del cambio.
Sin embargo, esta no era la primera vez que se hablaba de tres reinas
magas. Corría el año 1978 cuando Gloria Fuertes (1917-1998) escribió
una obra sobre cómo, ante la imposibilidad de que Melchor, Gaspar y
Baltasar fueran a Belén, sus mujeres les sustituían en el viaje.
Considerado en la actualidad un clásico de la literatura infantil, la
escritora consiguió, recién estrenada la democracia, darle a la mujer
un papel protagonista para que niños y niñas crecieran con esas
premisas. Es más, hoy su historia se sigue interpretando en los
colegios.
Gloria Fuertes, esa escritora de voz ronca y aspecto deliberadamente
varonil, fue mucho más que una autora de literatura infantil. Sin
embargo, su figura, como la de muchos artistas patrios, es más apreciada
fuera de su país de origen.
Mujer, lesbiana y pobre. La alta cultura de mediados del siglo XX no aceptó a una poeta como Gloria Fuertes
Según Reyes Vila-Belda, profesora del departamento de Español y
Portugués de la Universidad de Indiana (EE UU), “ni su figura ni su
poesía han sido suficientemente estudiadas en España”.
No obstante, goza de reconocimiento en el exterior, especialmente en
Estados Unidos, donde varios críticos importantes han investigado su
obra, se han traducido sus poemas y estos figuran en importantes
antologías.
“Su poesía se estudia en los departamentos de español de muchas
universidades norteamericanas. La paradoja es que, mientras en España
todavía algunos cuestionan su obra, fuera forma parte del canon”, añade
la investigadora española.
Por su parte, Sharon Keefe Ugalde, coordinadora de la división de
español en el departamento de Lenguas Modernas de la Universidad de
Texas (EE UU), sí cree que la oralidad campechana y deliberadamente
cotidiana de Gloria Fuertes la alejó del patrón aceptado.
“Especialmente, de los poetas culturalistas”, matiza. “Para ellos una
voz llana y directa sonaba como un chirrío molesto, por eso no admitían
que fuera poeta”. Según las expertas, otras circunstancias en contra
del triunfo de Fuertes en los ámbitos de la alta cultura a mediados del
siglo XX fueron ser mujer, lesbiana y pobre.
“Treinta años después, el rechazo se ha superado y su reconocimiento
como poeta originalísima y valiosa va en aumento. En el mundo académico
ya es una voz aclamada, ahora falta extender ese reconocimiento a un
espacio cultural más amplio”, continúa Keefe Ugalde.
Una poeta del pueblo
Fuertes nació el
28 de julio de 1917 en Madrid, en el barrio de
Lavapiés, en el seno de una familia humilde. Su madre era costurera y su
padre portero. Ella misma relata los primeros años de su vida en este
poema autobiográfico:
Gloria Fuertes nació en Madrid
a los dos días de edad,
pues fue muy laborioso el parto de mi madre
que si se descuida muere por vivirme.
A los tres años ya sabía leer
y a los seis ya sabía mis labores.
Yo era buena y delgada,
alta y algo enferma.
A los nueve años me pilló un carro
y a los catorce me pilló la guerra;
A los quince se murió mi madre, se fue cuando
más falta me hacía…
“Es una poeta única, muy creativa, crítica y, a la vez, original”,
subraya Reyes Vila-Belda. “Aunque no contó con una educación
universitaria ni formaba parte del
establishment, abrió el espacio poético a las preocupaciones de los que no tenían voz: mujeres, trabajadores, pobres…”.
‘Las tres reinas magas: Melchora, Gaspara y Baltasara’ de 1986. / Pampa García
Mientras tanto, desde 1940 a 1945 se estrenaron diversas obras suyas
de teatro infantil y poemas escenificados en varios teatros de Madrid. Y
desde 1940 hasta 1955, fue colaboradora de la revista femenina
Chicas, donde publicaba cuentos de humor.
En 1942 conoció a Carlos Edmundo de Ory, integrándose en el
movimiento poético del Postismo, y en 1947 obtuvo el 1º premio de Letras
para canciones de Radio Nacional de España.
Más tarde, en 1950, organizó la primera Biblioteca Infantil
ambulante, que llevaba libros donde no llegaban por falta de dinero o
por el analfabetismo que todavía existía en España, y publicó
Isla Ignorada, su primer poemario. Desde entonces, se sucedieron los estrenos de obras y premios.
Lo que no todo el mundo sabe es que de 1961 a 1963 vivió en Estados Unidos. Gracias a una beca
Fullbright
de Literatura Española, se subió a los estrados de las universidades de
Bucknell, Mary Baldwin y Bryn Mawr: “La primera vez que entré en una
universidad fue para dar clases en ella”, bromeaba Fuertes.
A su vuelta, impartió clases de español para norteamericanos en el
Instituto Internacional. No fue hasta 1972 cuando pudo dedicarse por
entero a la literatura al obtener una Beca March de Literatura Infantil.
La poesía fuertiana
“El universo poético de Fuertes es su cotidianidad, su género, su
clase social y, sobre todo, su incondicional amor sin prejuicio ninguno a
todos los seres humanos”, indica Keefe Ugalde.
De entrada, reclamó los derechos de las mujeres, empezando por el
derecho a leer, a escribir, a trabajar o a ser poeta en un momento
histórico en el que su figura estaba reducida al espacio doméstico.
“Creía que la compasión y la generosidad perduran por encima de los
golpes duros, íntimos y colectivos, que da la vida”, afirma una
estudiosa de su obra
“Ser escritora suponía ir contra corriente y requería gran empeño y
buscar caminos alternativos frente a puertas cerradas. Numerosos poemas
suyos dejan constancia de la desigualdad de género en su época y
constituyen una forma de luchar contra los límites impuestos”, destaca
la profesora de la Universidad de Texas.
No se preocupó únicamente por este ámbito. Fue pacifista –se opuso a
las guerras de Vietnam, Camboya y la civil española–, y se interesó por
el medio ambiente mucho antes de que ser ecologista pusiera de moda.
“Gloria Fuertes transformó su fe en el ser humano en un universo
poético propio. Tenía la visión de que la compasión y la generosidad
perduran por encima de los golpes duros, íntimos y colectivos, que da la
vida”, enfatiza Keefe Ugalde.
El contexto sociopolítico de la España de mediados del siglo XX no
favorecía a las mujeres con deseo de escribir. Pero a Fuertes siempre le
atrajo recitar, leer sus poemas, actuar.
Una escritora muy mediática
“Sus apariciones en la tele la convirtieron en un personaje muy
popular y vendió muchos libros, algo que no le perdonaron algunos poetas
y escritores. Esa fama llevó a algunos a hacer una parodia cruel de su
figura. Sin embargo, a ella le divertía lo performativo, jugar a
disfrazarse, sorprender. Los medios fueron una herramienta que
aprovechaba para decir lo que quería”, declara Vila-Belda.
En la obra poética de Fuertes no hay una
división clara entre autobiografía y ficción. Este es uno de los rasgos
fundamentales de su obra. En ocasiones, la poeta creaba una
‘Gloria’ ficticia a la que atribuía datos aparentemente reales pero que
no eran ciertos. Otras veces, en cambio, incorporaba información
biográfica suya.
Expresar experiencias de sí misma y de otros, algunas prohibidas por
la censura franquista, le sirvió para hacer frente a la sociedad
patriarcal, cuestionar los modelos femeninos existentes y proponer otros
nuevos. “Aportó una voz ingeniosamente coloquial, sorpresiva y grata
por el sutil humor, los juegos de palabras y el sonido reverberante de
los poemas”, apunta Keefe Ugalde.
El trabajo literario de Fuertes surgió durante las primeras décadas
de la posguerra, cuando se olvidaron las contribuciones que habían
logrado las mujeres en general, y las poetas en particular, antes de la
guerra.
Durante el franquismo, Fuertes presentó un nuevo modelo de mujer que celebraba su marginalidad y afirmaba su identidad
“El franquismo promovió una sociedad patriarcal y una cultura
conservadora que excluyó a la mujer de la vida profesional y cultural”,
resalta Vila-Belda. “Fuertes presentó un nuevo modelo de mujer que
celebraba su marginalidad y, de este modo, afirmaba su identidad. Se
convirtió así en el eslabón para recuperar y continuar la modernidad”.
Justicia poética
Ahora, el reto consiste en darla a conocer como gran poeta, no solo
como una mujer dedicada a los programas de televisión para niños. “No
cabe duda de que se le ha valorado menos como poeta por haberse dedicado
a la literatura infantil. El éxito de sus cuentos terminó por
convertirla en ‘la poeta de los niños’, lo que ha tenido un efecto
negativo en su obra”, afirma Vila-Belda.
Está claro que el éxito comercial de la literatura infantil y la fama
mediática de Fuertes terminaron por ocultar su poesía literaria. De
hecho, muchos de quienes la conocieron por sus cuentos desconocen su
peso en la literatura del siglo pasado.
Gloria Fuertes publicó en las editoriales de mayor prestigio de este
país, como Seix Barral o Cátedra. Además, contó con el apoyo de Jaime
Gil de Biedma, uno de los poetas más importantes de la segunda mitad del
siglo XX, quien la dio a conocer gracias a una primera antología de sus
versos.
“Es hora de redescubrir su poesía para adultos”, concluye la
profesora de la Universidad de Indiana. Quizá ahora con la celebración
del centenario de su nacimiento sea más fácil. Sobre todo porque los
niños de entonces –los que oímos a Gloria Fuertes recitar en directo–,
ya no somos tan niños.
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