18 diciembre, 2017 Por Vicente Jurado Doña.
Biólogo. Coordinador Corriente Verde Andaluza
http://www.diariodehuelva.es/2017/12/18/la-problematica-la-ecoaldea-calabacino/
El pasado día 14 de diciembre se celebró una reunión de
representantes de la Fundación Savia, presidida por Francisco Casero,
con los habitantes de la
Ecoaldea de El Calabacino, en Alájar (Huelva), para tratar el problema que vienen padeciendo desde hace meses. La reunión se celebró en el
Ayuntamiento de Alájar
y a ella asistieron unas 30 personas. Un grupo de patronos de la
Fundación ya había visitado el lugar semanas antes, invitados por los
propios habitantes.
La Ecoaldea la componen un grupo neorrural formado por unas 115
personas incluidas niñ@s, que lleva viviendo en esa maravillosa zona de
la
Sierra de Aracena y Picos de Aroche desde finales de
los años 70. Allí se instalaron, algunos de ellos extranjeros
(franceses, chilenos, norteamericanos) y también andaluces y de otras
regiones de España y fueron comprando las casas semiderruidas, con los
huertos abandonados del antiguo pueblo del mismo nombre que llegó a
tener la Alcaldía, la cárcel y la oficina de Correos. El proceso de
emigración rural que sacudió los pueblos de Andalucía durante las
décadas de los 60 y 70 hizo que se abandonasen pertenencias y modos
ancestrales de cultura rural ligada al medio físico mediterráneo.
Extensas superficies de dehesas, ganados, construcciones rurales…fueron
abandonadas en búsqueda de la “nueva vida” que se ofrecía desde las
grandes ciudades españolas y del extranjero (Alemania, Suiza). Este
movimiento de acercamiento a la Naturaleza, bajo unas nuevas premisas de
creatividad y acercamiento entre las personas, basado en el trueque y
alejado de las pautas capitalistas, se inició en la
década de los años 60 en Europa Occidental y Norteamérica bajo la influencia de los movimientos contraculturales y del famoso Mayo del 68.
Con el paso del tiempo, estos nuevos ocupantes del espacio serrano de
Huelva (hubo aparte de El Calabacino, otro asentamiento de neorrurales
en las cercanías de Cortegana) se han dedicado (y lo hacen aún) a la
elaboración de productos artesanos, a la confección de objetos
(pendientes, sortijas, atrapasueños…), a la música, a la
poesía…construyendo una nueva forma de relación con la Naturaleza, más
armoniosa, menos destructiva. Much@s de ell@s son licenciados y todos
han elegido ese estilo de vida.
Ell@s mismos han fabricado sus casas,
hacen el pan, mantienen y viven de sus huertos con un sistema de
trueque social y llevan a sus hij@s a los centros escolares de Alájar y
Aracena. Dado el alto índice de natalidad los niñ@s permiten el
mantenimiento de los profesores de los centros escolares del entorno
(Linares, Castaño del Robledo…) que se podrían ver abocados al cierre en
pocos años y la permanencia de la Ecoaldea facilita la fijación de
personas jóvenes en el medio rural onubense cada vez más despoblado y
envejecido.
También apuestan claramente por las energías renovables y el acceso a
las casas hay que hacerlo a pie. La Ecoaldea está situada en un área
bien conservada de bosque y matorral mediterráneo de la Sierra, con una
gran biodiversidad.
A principios de este año 2017 se abrieron varios expedientes
administrativos por parte de la Dirección del Parque Natural porque “la
tipología de las viviendas no se ajusta a la normativa del Parque” (?).
Muchas de estas viviendas están fabricadas por ellos mismos utilizando
los elementos del territorio: tierra compactada y paja. Su diseño
obedece a pautas bioclimáticas, que tanto se airean ahora desde la
Administración ambiental. Se organizan jornadas y congresos sobre
arquitectura bioclimática y sin embargo, se argumenta irónicamente desde
el Parque, es decir, desde la
Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, que esos elementos pueden dar lugar origen a incendios forestales en la vegetación.
Ha intervenido de oficio la Fiscalía de Medio Ambiente de Huelva
(vaya, de oficio), como si de un problema gravísimo se tratara. En
cambio para otras actuaciones, la Fiscalía se inhibe, como en el caso de
la tremenda contaminación provocada por algunas de las industrias del
Polo Químico de Huelva,
o el gravísimo caso de la acumulación de los fosfoyesos radiactivos de
Fertiberia. Como si todo el tema de la contaminación que padece Huelva y
los pueblos de alrededor no tuviese una clara incidencia en la
aparición de graves enfermedades en los ciudadanos, que se han
manifestado repetidas veces y durante muchas décadas contra la
contaminación industrial. Pero claro, la Justicia en nuestra Andalucía
siempre se pone de parte de los poderosos salvo muy contadas
excepciones. Además, cuando la Justicia interviene eso supone una clara
incapacidad por parte de la Administración y de las fuerzas políticas de
establecer los mecanismos adecuados para solucionar los problemas.
El caso es que este asunto, se podría arreglar fácilmente con diálogo
y posturas sensatas, y más aún teniendo en cuenta que la nueva
redacción del
PORN y del PRUG del Parque Natural se
encuentra ahora en fase de revisión, lo que podría dar lugar a la
aparición de una nueva tipología de zonación que permitiese estos nuevos
asentamientos. Si así fuese, ello llevaría automáticamente a la
suspensión del proceso judicial. Además ellos han solicitado que en el
PGOU de Alájar se considere la Ecoaldea (que forma parte de la Red
Ibérica de Ecoaldeas, RIE), bajo una figura administrativa ya existente
denominada
Hábitar Rural Diseminado de Interés Rural y Ecológico.
Sin embargo, alguna familia con hijos pequeños, ya ha recibido la
orden de derribo por parte del Ayuntamiento de Álajar y se esperan más
en los próximos días. Los habitantes de la Ecoaldea han decidido
mantenerse unidos y firmes y han apostado por la solidaridad entre
ell@s, aparte de
poner en marcha una batería de acciones que debemos, a mi entender, apoyar.
Todos los que venimos luchando desde hace décadas por la conservación
del medio ambiente en la provincia de Huelva y en toda Andalucía, que
anhelamos un mundo mejor, más ecológico, amable y humano, no podemos
mirar para otro lado en estos momentos, ante la grave situación que está
viviendo un grupo de gente tranquila, amante y respetuosa de los ciclos
de vida de la Naturaleza, y que han apostado conscientemente por otra
forma de vida no capitalista y alejada de la sociedad de consumo.
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