Marisa Peña · 23/7/2019
enciende la ilusión y los rosales,
que con sólo sonreír entre los ojos
nos invita a viajar por otras zonas,
nos hace recorrer toda la magia.
Hay gente, que con solo dar la mano
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas.
Que con solo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.
Hay gente que con solo abrir la boca
llega hasta todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.
Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria,
pues sabe, que a la vuelta de la esquina,
hay gente que es así, tan necesaria."
Hamlet Lima Quintana. "Gente necesaria"
Quiero dedicar este poema a la buena gente, gente necesaria, gente que camina en mi misma dirección aunque no estemos siempre de acuerdo. Porque me gusta la gente que no insulta, no desprecia, la gente que extiende su mano y su sonrisa, que ofrece el corazón y la palabra. Esa gente, que viene de diferentes puntos cardinales, pero le emocionan las mismas cosas, le preocupan las mismas injusticias, le entristecen las mismas tristezas. Y con este poema yo os invoco, os convoco, os agradezco que sigáis siendo diversos para poder seguir enriqueciéndonos, juntos, cada día.
Marisa Peña.
Marisa Peña Pobres los que no tienen en su haber más que palabras de odio y rabia. Pobres los que no conocen las palabras que sanan, que cosen, que unen. Pobres los que sólo utilizan palabras que dividen, que hieren, que oscurecen
rompe la soledad, pone la mesa,
sirve el puchero, coloca las guirnaldas.
Que con solo empuñar una guitarra
hace una sinfonía de entrecasa.
Hay gente que con solo abrir la boca
llega hasta todos los límites del alma,
alimenta una flor, inventa sueños,
hace cantar el vino en las tinajas
y se queda después, como si nada.
Y uno se va de novio con la vida
desterrando una muerte solitaria,
pues sabe, que a la vuelta de la esquina,
hay gente que es así, tan necesaria."
Hamlet Lima Quintana. "Gente necesaria"
Quiero dedicar este poema a la buena gente, gente necesaria, gente que camina en mi misma dirección aunque no estemos siempre de acuerdo. Porque me gusta la gente que no insulta, no desprecia, la gente que extiende su mano y su sonrisa, que ofrece el corazón y la palabra. Esa gente, que viene de diferentes puntos cardinales, pero le emocionan las mismas cosas, le preocupan las mismas injusticias, le entristecen las mismas tristezas. Y con este poema yo os invoco, os convoco, os agradezco que sigáis siendo diversos para poder seguir enriqueciéndonos, juntos, cada día.
Marisa Peña.
Marisa Peña Pobres los que no tienen en su haber más que palabras de odio y rabia. Pobres los que no conocen las palabras que sanan, que cosen, que unen. Pobres los que sólo utilizan palabras que dividen, que hieren, que oscurecen