(Este "suceso" circula por la red y lo recibí de un amigo. PAQUITA)
Una vez acabado el año fiscal, la Agencia Tributaria envió un inspector de hacienda para auditar los libros de una sinagoga. Mientras los iba comprobando, se giró hacia el rabino y le dijo:
- Observo que compraron un montón de cirios. ¿Qué es lo que hacen con los restos de cera que gotean?
- Buena pregunta -dijo el rabino-. Las vamos guardando y las devolvemos al fabricante, y de vez en cuando ellos nos envían gratis una caja de cirios.
- ¡Oh! -respondió el inspector, algo decepcionado con que su insólita pregunta hubiese tenido una respuesta tan buena, pero continuó con sus odiosas maneras-. ¿Qué me puede decir sobre sus compras de galletas? ¿Qué hacen con las migajas?
- Ah, sí -respondió el rabino, dándose cuenta de que el inspector estaba intentando ponerle en un aprieto con su absurda pregunta-, las recogemos y las devolvemos a los fabricantes, y de vez en cuando nos envían gratis una caja de benditas galletas.
- Ya veo -respondió el inspector, estrujándose el coco para ver como podía sacar de quicio al sabelotodo del rabino-. Bien, rabino, y entonces ¿qué es lo que hacen con los prepucios que van quedando de las circuncisiones que llevan a cabo?
- Pues aquí tampoco desperdiciamos nada -respondió el rabino-. Lo que hacemos es irlos guardando y enviarlos a la Agencia Tributaria, y de vez en cuando, una vez al año más o menos, ellos nos envían un completo capullo.
DECLARACIÓN de INTENCIONES: Dirigida a aquellos Lectores Potenciales que, al entrar en la lectura de estas Mis Criaturas, sientan que no les gusta y ni siquiera les divierte. Abandonen de inmediato. Estas páginas están concebidas para Mi Memoria, mi Divertimento y el de Unos Pocos. Si tú no estás en este segundo grupo, yo no soy la persona adecuada para ti, deja esto y date una vuelta; seguro hallarás lo que buscas *** VER http://perrosflautadelmundo.blogspot.com.es/
febrero 07, 2009
febrero 06, 2009
Fotos exc.: http://www.escarcha.es/
Para ver las fotos de todas las excursiones realizadas hasta la fecha por el Club Buenavista A.R.C.D. (años 2006, 2007, 2008 y 2009) entrar en www.escarcha.es/ Página elaborada y mantenida por Carlos Romero. También publicita la excursión más próxima pendiente de hacerse, en este caso al Pico Nevero, día 14 de febrero.
El 29 de enero, del presente año, se publicó aquí la propuesta de Excursiones para este periodo 2009. Página www.clubbuenavista.es
PAQUITA
El 29 de enero, del presente año, se publicó aquí la propuesta de Excursiones para este periodo 2009. Página www.clubbuenavista.es
PAQUITA
LOS DERECHOS INALIENABLES:dispreciau
(Artículo leído en el Diario de Cornelius, procedente del blog LOS MARGINADOS, adonde me trasladé, copié y aquí presento. Su elaboración parece ser fruto del conocimiento profundo del asunto, nuestro asunto, el que a todos nos compete.
http://wwweldispreciau.blogspot.com/ Publicado el domingo 1 de febrero de 2009 por dispreciau, también llamado Victor y salud equitativa . PAQUITA)
"LOS MARGINADOS: un sentimiento que cunde entre la población mundial que va quedando despreciada por el poder político y la avaricia y la angurria de los grupos de poder cuyo único interés es sacrificar al prójimo".
Todos los seres humanos nacemos con derechos inalienables.
Desde luego, inmediatamente después del nacimiento esos mismos derechos son avasallados...
Diversos son los mecanismos sociales que invaden los derechos y los transforman en deberes que jamás encontrarán su contraparte.
Se habla del hambre en el mundo pero dichos discursos están viciados de nulidad ya que el hambre, además de una palabra, carece de contenido para aquel que no lo padece...
La Iglesia Católica habla de "hambre", pero poco hace como institución para evitarlo.
Declama.
Muchas Fundaciones empresarias hablan de "hambre", pero muy pocas hacen algo "cierto" para ayudar de manera genuina a quiénes lo sufren. Declaman.
Sucede lo mismo con la clase política en todo el planeta...
Acaece lo mismo con los poderes económicos en todo el orbe...
El hambre se ha geometrizado en apenas tres siglos (los últimos) de presencia de la raza humana en la Tierra.
Algo anda mal en nuestra consciencia social...
El hambre se padece en América Latina, en África, en Asia, sin distinción de credos, ni etnias, genes, o colores...
¿Quién es el responsable de esto?: el modelo económico imperante que ha convertido a la propia raza humana en una VARIABLE DE AJUSTE.
¿Quién acompaña y es solidario en la responsabilidad?: la clase política, incapaz de regular por fuera de los mecanismos del poder económico, al cual vende su dignidad a cambio de más tiempo en el poder.
¿Quiénes más sustentan la expansión del hambre en el mundo?: las empresas humanas, cuyo fin economicista y consumista desprecia a aquellos que están incapacitados por el modelo, justamente para consumir a ultranza.
¿Todos son responsables?... NO. Todos somos responsables solidarios del silencio, del disimulo, de la omisión, de patear el problema hacia adelante o hacia el costado.
Esto no se resuelve echando arroz desde un avión tal como hoy mismo sucede en el África...
La humanidad hoy está excluida de sí misma.
¿Es eso posible?. Sí. El ser humano es depredador de sí mismo y no repara en medios para lograr su fin aún a costa de la vida de millones de sus propios congéneres. Una pizca de poder amerita el desprecio del prójimo.
No es bueno. Hemos llegado al extremo de los extremos.
Existe un derecho inalienable al nacer, aún cuando lo neguemos, dicho derecho estará allí.
El DERECHO A LA SALUD. El acceso a una prestación pública que atienda y preserve nuestra salud.
Existe un segundo derecho inalienable al nacer, aún cuando lo neguemos, dicho derecho estará allí.
El DERECHO A LA EDUCACIÓN. El acceso a una instrucción pública que permita un desarrollo intelectual de la persona.
Existe un tercer derecho inalienable al nacer, aún cuando lo neguemos, dicho derecho estará allí.
El DERECHO A LA DIGNIDAD. Ello implica participar de las actividades sociales, por ende de las productivas propias e inherentes a la comunidad.
Existe un cuarto derecho inalienable al nacer, aún cuando lo neguemos, dicho derecho estará allí.
Relacionado con el anterior, el DERECHO AL ESPACIO PROPIO, y por consiguiente el acceso a una vivienda elementalmente digna.
Existe un quinto derecho inalienable al nacer, aún cuando lo neguemos, dicho derecho estará allí.
También relacionado con el DERECHO A LA DIGNIDAD y al ESPACIO PROPIO, el contar con una vestimenta apropiada.
Sin estos derechos la PERSONA no tiene entidad como tal.
El mundo globalizado, este modelo que canibaliza todo lo que encuentra a su paso, ha convertido a los seres humanos en variables de ajuste que se utilizan antojadizamente para alcanzar resultados para pocos, en desmedro de los muchos.
De allí que haya tantos mecanismos para someter:
* droga
* alcohol
* pérdida de los espacios sociales
* destrucción de los espacios individuales
* violencia
Sin estos DERECHOS ELEMENTALES el ser humano no es nada.
De allí que dos tercios de la humanidad se encuentre desplazada, aislada, marginada, empobrecida...
Lo que aún no han asumido los "hombres del poder" es que cuanto menos consumidores tengan, más amplia será la plataforma potencial del conflicto potencial (dos veces potencial, sí, por la expansión basal y por su envergadura)...
No interesa cuánto se gasta en comida en los Estados Unidos de Norteamérica.
Sí interesa que los demás tengan la OPORTUNIDAD de "ser" y demostrarse a sí mismo cuál es su potencial, de modo de contribuir a la sociedad de manera genuina. Para eso, es necesario alimentarse... ya que sin las proteínas necesarias, el metabolismo es sólo una entelequia de los libros de medicina.
NO SIRVE.
La HUMANIDAD demanda EQUIDAD.
Ya. No en un futuro intangible. Bajo estas condiciones, sencillamente, no lo habrá.
Tanto la clase política como el poder económico deben sentarse y reflexionar hacia dónde están llevando a todos los viajeros del planeta TIERRA, incluyéndose.
Cuidado, estamos asistiendo a un GENOCIDIO de nosotros mismos. Estamos promoviendo un HOLOCAUSTO donde los asesinos somos todos, los impulsores tanto como los mentores, pero también los que permanecen en silencio.
Cuando el "hambre" es común denominador tal sucede hoy donde dos tercios de la humanidad, o bien no comen o apenas si lo hacen, creer que los dueños del poder no serán alcanzados es propio de la incapacidad humana para razonar el "mañana necesario". EL DISPRECIAU: harto de tanto palabrerío inútil y de tanta soberbia (en la tumba los gusanos comerán la carne de los poderosos al igual que la de los humildes). Enero 2009.
DEDICADO A: EL OLVIDAO y a DIARIO DE CORNELIVS.
http://wwweldispreciau.blogspot.com/ Publicado el domingo 1 de febrero de 2009 por dispreciau, también llamado Victor y salud equitativa . PAQUITA)
"LOS MARGINADOS: un sentimiento que cunde entre la población mundial que va quedando despreciada por el poder político y la avaricia y la angurria de los grupos de poder cuyo único interés es sacrificar al prójimo".
Todos los seres humanos nacemos con derechos inalienables.
Desde luego, inmediatamente después del nacimiento esos mismos derechos son avasallados...
Diversos son los mecanismos sociales que invaden los derechos y los transforman en deberes que jamás encontrarán su contraparte.
Se habla del hambre en el mundo pero dichos discursos están viciados de nulidad ya que el hambre, además de una palabra, carece de contenido para aquel que no lo padece...
La Iglesia Católica habla de "hambre", pero poco hace como institución para evitarlo.
Declama.
Muchas Fundaciones empresarias hablan de "hambre", pero muy pocas hacen algo "cierto" para ayudar de manera genuina a quiénes lo sufren. Declaman.
Sucede lo mismo con la clase política en todo el planeta...
Acaece lo mismo con los poderes económicos en todo el orbe...
El hambre se ha geometrizado en apenas tres siglos (los últimos) de presencia de la raza humana en la Tierra.
Algo anda mal en nuestra consciencia social...
El hambre se padece en América Latina, en África, en Asia, sin distinción de credos, ni etnias, genes, o colores...
¿Quién es el responsable de esto?: el modelo económico imperante que ha convertido a la propia raza humana en una VARIABLE DE AJUSTE.
¿Quién acompaña y es solidario en la responsabilidad?: la clase política, incapaz de regular por fuera de los mecanismos del poder económico, al cual vende su dignidad a cambio de más tiempo en el poder.
¿Quiénes más sustentan la expansión del hambre en el mundo?: las empresas humanas, cuyo fin economicista y consumista desprecia a aquellos que están incapacitados por el modelo, justamente para consumir a ultranza.
¿Todos son responsables?... NO. Todos somos responsables solidarios del silencio, del disimulo, de la omisión, de patear el problema hacia adelante o hacia el costado.
Esto no se resuelve echando arroz desde un avión tal como hoy mismo sucede en el África...
La humanidad hoy está excluida de sí misma.
¿Es eso posible?. Sí. El ser humano es depredador de sí mismo y no repara en medios para lograr su fin aún a costa de la vida de millones de sus propios congéneres. Una pizca de poder amerita el desprecio del prójimo.
No es bueno. Hemos llegado al extremo de los extremos.
Existe un derecho inalienable al nacer, aún cuando lo neguemos, dicho derecho estará allí.
El DERECHO A LA SALUD. El acceso a una prestación pública que atienda y preserve nuestra salud.
Existe un segundo derecho inalienable al nacer, aún cuando lo neguemos, dicho derecho estará allí.
El DERECHO A LA EDUCACIÓN. El acceso a una instrucción pública que permita un desarrollo intelectual de la persona.
Existe un tercer derecho inalienable al nacer, aún cuando lo neguemos, dicho derecho estará allí.
El DERECHO A LA DIGNIDAD. Ello implica participar de las actividades sociales, por ende de las productivas propias e inherentes a la comunidad.
Existe un cuarto derecho inalienable al nacer, aún cuando lo neguemos, dicho derecho estará allí.
Relacionado con el anterior, el DERECHO AL ESPACIO PROPIO, y por consiguiente el acceso a una vivienda elementalmente digna.
Existe un quinto derecho inalienable al nacer, aún cuando lo neguemos, dicho derecho estará allí.
También relacionado con el DERECHO A LA DIGNIDAD y al ESPACIO PROPIO, el contar con una vestimenta apropiada.
Sin estos derechos la PERSONA no tiene entidad como tal.
El mundo globalizado, este modelo que canibaliza todo lo que encuentra a su paso, ha convertido a los seres humanos en variables de ajuste que se utilizan antojadizamente para alcanzar resultados para pocos, en desmedro de los muchos.
De allí que haya tantos mecanismos para someter:
* droga
* alcohol
* pérdida de los espacios sociales
* destrucción de los espacios individuales
* violencia
Sin estos DERECHOS ELEMENTALES el ser humano no es nada.
De allí que dos tercios de la humanidad se encuentre desplazada, aislada, marginada, empobrecida...
Lo que aún no han asumido los "hombres del poder" es que cuanto menos consumidores tengan, más amplia será la plataforma potencial del conflicto potencial (dos veces potencial, sí, por la expansión basal y por su envergadura)...
No interesa cuánto se gasta en comida en los Estados Unidos de Norteamérica.
Sí interesa que los demás tengan la OPORTUNIDAD de "ser" y demostrarse a sí mismo cuál es su potencial, de modo de contribuir a la sociedad de manera genuina. Para eso, es necesario alimentarse... ya que sin las proteínas necesarias, el metabolismo es sólo una entelequia de los libros de medicina.
NO SIRVE.
La HUMANIDAD demanda EQUIDAD.
Ya. No en un futuro intangible. Bajo estas condiciones, sencillamente, no lo habrá.
Tanto la clase política como el poder económico deben sentarse y reflexionar hacia dónde están llevando a todos los viajeros del planeta TIERRA, incluyéndose.
Cuidado, estamos asistiendo a un GENOCIDIO de nosotros mismos. Estamos promoviendo un HOLOCAUSTO donde los asesinos somos todos, los impulsores tanto como los mentores, pero también los que permanecen en silencio.
Cuando el "hambre" es común denominador tal sucede hoy donde dos tercios de la humanidad, o bien no comen o apenas si lo hacen, creer que los dueños del poder no serán alcanzados es propio de la incapacidad humana para razonar el "mañana necesario". EL DISPRECIAU: harto de tanto palabrerío inútil y de tanta soberbia (en la tumba los gusanos comerán la carne de los poderosos al igual que la de los humildes). Enero 2009.
DEDICADO A: EL OLVIDAO y a DIARIO DE CORNELIVS.
febrero 05, 2009
“Presionamos tanto a nuestros hijos que nos les dejamos elegir su camino”
(Publicado por Mar el lunes 12 de enero de 2009. Sacado a su vez de Magazine Digital. Tengo que pedir perdón al autor de dicho blog porque olvidé, y no anoté, su página)
"El inspirador de muchos de los movimientos slow, el escocés Carl Honoré, alerta ahora en su nuevo libro dedicado a la educación de los hijos sobre el exceso de exigencia y perfeccionismo. "Bajo presión" -título del libro- reclama calma, mucha calma, y el autor insiste en la necesidad de perder el miedo, confiar en uno mismo y en la propia capacidad para educar sin echar mano de mano ajena.
Hace tres años, este curioso historiador escocés que ejercía de periodista para el The Globe and Mail, el National Post, The Guardian, The Observer y The Economist, sorprendió al mundo con su libro "Elogio de la lentitud", traducido a treinta lenguas, que se inspiró e inspiró todo tipo de movimientos mundiales en contra de la rapidez, desde el Club de la Pereza en Japón, la Sociedad de la Ralentización del Tiempo en toda Europa y el Movimiento por el Sexo Lento. Ya son 35 las poblaciones europeas que se han sumado a los principios de Petrini: “El placer antes que el beneficio, los seres humanos antes que la oficina central”. Ahora lo vuelvo a tener frente a mí, tras recorrerse el mundo para analizar nuestro moderno enfoque de la infancia que está dando como resultado niños hiperactivos, deprimidos, obesos, violentos e insatisfechos. Bajo presión nos muestra los estudios científicos más significativos sobre fracaso escolar, neurología, sociología y psicología, mezclándolos con tendencias educativas. Una mirada inteligente que nos advierte de los peligros de esta sociedad superexigente y mitificadora. De nuevo Honoré llama a la calma y al placer de la vida inteligente y emotiva, baluartes de lo humano, en contra del exceso de presión por hacer de nuestro hijos niños alfa, porque, tal como dijo Einstein, la educación es lo que queda cuando se ha olvidado todo lo aprendido en la escuela.
Cuarenta años y dos hijos de siete y nueve años, ¿qué le preocupa? Para mí, el desafío más complicado es dejarles salir a la calle solos. Pese a todas las estadísticas que demuestran que nunca los niños habían vivido tan seguros y mi denuncia de absurdas medidas que les coartan toda libertad, yo también soy presa de los temores. En una escuela inglesa han sustituido las corbatas tradicionales por otras sujetas con ganchos a fin de reducir el riesgo de ahogarse. Sí, las preocupaciones sobre la seguridad de los niños han llegado al paroxismo. Otra escuela de enseñanza primaria de Attleboro, Massachussets, concluyó que el "corre que te pillo" suponía un riesgo para la salud y lo prohibió, le imitaron varios colegios. En muchas escuelas de Canadá y Suecia se han prohibido las peleas con bolas de nieve por cuestiones de seguridad. Profesores de todo el mundo informan de que, cuando las clases se van de excursión al campo, algunos padres les siguen en coche para asegurarse de que el pequeño está bien.
¿Al niño del siglo XXI se le cría en cautividad? Sí, se le encierra en espacios interiores y se le traslada de un sitio a otro en el asiento trasero de un coche. Muchas escuelas de Suecia ya no dejan que los niños de 11 años vayan y vuelvan a casa en bicicleta solos.
¿Qué pasa? Que cuanto menos hijos se tienen, más preciosos son y más se rechazan los riesgos; que los apretados programas que todos llevamos nos mantienen separados: cuanto más tiempo pasan juntas las familias, más fácil les resulta a los padres confiar en la capacidad de sus hijos de enfrentar los riesgos.
¿Y qué dicen los psicólogos? Que cuando los niños están sobreprotegidos, es decir, cuando cada instante de su día está reglamentado y supervisado, la probabilidad de que de mayores sufran ansiedad y temores sube, y también el riesgo de que se busquen estímulos en las drogas, el sexo o la violencia.
Si el miedo paterno no se corresponde con la realidad, entonces, ¿cuál es el problema de los padres? La pérdida de confianza en la capacidad de educar a nuestros hijos sin recurrir a los manuales. En realidad, todos conocemos a nuestros hijos mejor que nadie, pero la cultura del perfeccionismo nos insiste en que en algún sitio hay una receta perfecta para educarlos, y eso es un mito, una mentira.
La ONU advierte de que uno de cada cinco niños sufre algún desorden psicológico, y en Gran Bretaña cada 28 minutos un adolescente trata de suicidarse. Estas cifras subrayan que el modelo actual de la infancia está fracasando, pese a que estamos invirtiendo más dinero, más energía y más tiempo en nuestros hijos que jamás en la historia. Hemos profesionalizado la paternidad, todo muy bien intencionado, pero no funciona. Para mantener el ritmo de ese exceso de actividad y exigencias sociales, los niños acaban medicados. El famoso Ritalin, un psicotrópico para frenar la hiperactividad, ha llegado a niveles epidémicos (más de seis millones de niños lo consumen en EE.UU.). Y hay un dato relevante: la depresión, la ansiedad infantil, el abuso de drogas y el suicidio son fenómenos más comunes en las clases adineradas que en las clases más humildes.
¿La presión? Sí, sobre todo en las clases sociales adineradas, la niñez se ha transformado en una carrera contra reloj, y la paternidad ha pasado a ser un cruce de desarrollo de un producto y deporte competitivo, eso implica una presión aplastante y sofocante. Es algo que parte de la cultura del consumo y de que tenemos muchos recursos financieros para invertir en nuestros pocos hijos, que queremos convertir en niños alfa.
¿Habrá un punto medio? En nuestra cultura parece que sólo hay dos caminos: o nuestro hijo va a la mejor universidad, toca el piano y es seleccionado por el mejor club de deporte, o es un desgraciado. Es una filosofía que afecta a todo, el cuerpo tiene que ser perfecto, las vacaciones, los dientes…, es una presión feroz. A muchos niños se les diagnostica déficit de atención e hiperactividad por motivos equivocados: en la actualidad, antes que cambiar el entorno donde vivimos, preferimos alterar nuestros cerebros para que se adapten al entorno. Consideramos la timidez, la tristeza, la duda, la culpa o la ira como enfermedad en lugar de rasgos inherentes a la condición humana. De hecho, cada vez más padres llevan a sus hijos de uno o dos años al psicoterapeuta para que les curen las rabietas.
Una cultura de mitos que empieza en el vientre de la madre. El mito central es que si una cosa es buena para el niño, más y más pronto es mejor. El famoso efecto Mozart (unos investigadores averiguaron en los años 90 que escuchar música de Mozart mejoraba el razonamiento espacial de los universitarios) inundó las guarderías de música de piano, incluso los hospitales del estado de Georgia enviaban a todos los bebés a casa con un CD con piezas de Bach y Mozart. Resulta que ese efecto no dura más de 20 minutos y no hay prueba alguna de que afine el cerebro de los bebés.
"Bajo presión" (RBA) reúne los estudios científicos más recientes y significativos sobre fracaso escolar y advierte de los peligros de esta sociedad superexigente y mitificadora. Su anterior éxito, Elogio de la lentitud (RBA), traducido a treinta lenguas, inspiró todo tipo de movimientos mundiales en contra de la rapidez.
Qué decepción. Lo mismo ocurre con los idiomas. Un niño es una esponja para los idiomas, pero eso no significa que una o dos horas a la semana de chino tenga algún impacto; es robarle tiempo de juego a los niños, que sí tiene impacto. Todos los estudios demuestran que los niños necesitan que el 30% de su vida esté dedicada al idioma que se quiere aprender.
Más mitos. Los juguetes educativos que prometen muchos beneficios cognitivos al coste de 50 o 90 euros. Se ha demostrado que el juego básico, puro, sencillo, que hace un niño con un lápiz y un papel o una caja de cartón es mucho más fértil, sano y útil para su desarrollo cerebral. Pero hemos comprado la idea de que para que las cosas sean buenas tienen que costar más dinero, ser sofisticadas y llevar una marca. Existe una cierta arrogancia en esta generación, creemos que el mundo ha cambiado y que tenemos que cambiar la infancia.
¿Mentira? Sí, no se ha producido ningún salto evolutivo, de hecho la evolución humana prácticamente se ha detenido porque hemos eliminado la selección natural. Dentro de un millón de años tendremos el mismo cerebro que tenemos hoy.
Volvamos a los efectos del exceso de control por parte de los adultos. Los niños están continuamente vigilados, supervisados y medidos, con metas, objetivos y plazos. Normalmente oscilamos entre dos polos, por un lado hacemos demasiado por ellos, los ocupamos en exceso con actividades extraescolares; y en el otro polo no hacemos suficiente, es decir: no los educamos, no les ponemos límites, somos incapaces de decirles no, en casa les damos rienda suelta y hemos tirado por la ventana cosas importantísimas como la disciplina y las reglas que los niños necesitan para desarrollarse.
Si tus hijos nunca te han detestado es que nunca has sido padre, decía Bette Davis. La línea se ha borrado. En esta cultura Peter Pan, nadie quiere envejecer, llevamos la misma ropa que nuestros hijos y queremos que sean nuestros amigos, pero en el desarrollo del niño es natural en un momento cuestionar al padre y a la madre, es como se autodefine como persona. Pero los psicólogos aseguran que ven muchos casos en que padres con una buena formación están criando a niños que con 7 años llevan el mando del hogar. Se nos ha repetido hasta la saciedad que una autoestima elevada es el trampolín para el éxito.
¿Y no? Un reciente examen de 15.000 expedientes escolares concluye que una autoestima elevada no mejora siempre las notas ni las perspectivas laborales, ni pone freno al comportamiento violento. Elogiar a un niño sólo por su capacidad puede resultar negativo a largo plazo ya que ante las dificultades es más probable que abandone convencido de que su talento ha llegado al límite. Mejor elogiarlo por su esfuerzo, así obtiene una herramienta fundamental: puede perseverar.
Escoger una escuela para los hijos tampoco resulta fácil. En países como Gran Bretaña, la moda por valorar públicamente a las escuelas ha impulsado una carrera por entrar en los cabezas de serie, dejando al margen cuestiones esenciales como si tanto esfuerzo, exámenes y comparaciones tiene un efecto positivo; si hace que los niños crezcan más sanos e inteligentes o si unas notas mejores hacen que los niveles escolares estén mejorando. En todo el mundo la respuesta de los educadores es que no. La clave de educar, decía Platón, es conseguir que quieran saber lo que tienen que saber. Aprobar exámenes no los prepara para el futuro.
¿Hay datos sobre eso? Ahora estamos viendo la vanguardia de esta generación educada en este caldo de presión y tienen problemas para vivir en la sociedad porque el cordón umbilical con los padres nunca se corta y cuando tienen su primera entrevista de trabajo, pese a su brillante currículo, acaban llamando a su madre por el móvil para que ella y el entrevistador se aclaren. Los padres helicópteros planean por las universidades a las que mandarán a sus hijos, inspeccionan su habitación y fiscalizan al compañero. La falta de capacidad para cuidarse a sí mismo va más allá de la universidad, las empresas tienen días abiertos para padres, para que vayan a la oficina y estén seguros de que aquello es perfecto para su hijo.
¿Por qué este fracaso estrepitoso de la educación a nivel global? Hemos heredado el modelo de educación del siglo XIX, cuando se necesitaba una mano de obra obediente y eficiente. Un modelo rígido, un currículo impuesto desde fuera, todo hay que cuantificarlo, las notas cuentan para todo, los niños deben dar las respuestas correctas. Pero vivimos en un mundo distinto, se necesitan personas flexibles, que trabajen en equipo, creatividad, invención. Por fortuna hay, cada vez más, sistemas educativos alternativos que van en esa dirección.
El modelo finlandés parece el más equilibrado. Posee uno de los mejores índices de licenciaturas universitarias del mundo y goza de una economía dinámica llena de compañías muy creativas. A la vez, según el informe de Unicef del 2007, los niños finlandeses son los terceros más felices entre los países desarrollados. El sistema finlandés antepone las necesidades de los niños a los ambiciosos deseos de padres y burócratas; tiene sus puntos débiles, pero demuestra que los niños que empiezan en el colegio formal con 7 años pueden ser muy exitosos, no hace falta que empiecen en párvulos.
Un modelo muy relajado. Sí, pasan menos horas en el colegio que cualquier otro sistema en el mundo, tienen menos deberes, y otra forma de evaluar el aprendizaje, basada en la autoevaluación y los informes de los profesores, que son muy elaborados. Fuera del colegio no existe la industria de clases particulares, por tanto los chicos tienen mucho más tiempo para relajarse y también para procesar lo que han aprendido en el aula. Los maestros tienen una formación genial y los padres y los burócratas les tienen confianza, no tienen que estar pendientes de lo que dice el Ministerio de Educación en cada momento, tienen libertad para trabajar con sus alumnos. Está muy bien que los alumnos aprendan tecnología suficiente e idiomas para enfrentarse al mundo, pero lo más importante es crear niños y luego adultos con pasión por aprender, descubrir, seres humanos completos.
Explica que Asia oriental obtiene las mejores notas del mundo en matemáticas y ciencia, pero no tienen ni los mejores científicos ni los mejores matemáticos. Porque falta pasión por aprender, porque obtienen esas notas para mejorar sus currículos. Lo mismo ocurre con los deportes, hemos profesionalizado a los jóvenes y lo hacemos con mucha presión; el resultado es que cuando cumplen 14 años ya no vuelven a jugar porque han pasado años jugando horas y horas a la semana en un clima altamente competitivo; y lo mismo ocurre con el piano y el violín.
Ocho horas diarias en el colegio y además deberes para casa. ¿Tiene sentido? La reflexión es la siguiente: si media hora a la semana de deberes puede ser productiva, dos horas tiene que ser más productivo y dos horas al día, más todavía. La mayoría de los deberes está mal concebida, no llevan a los niños a buscar otra dimensión, simplemente les hacen aburrido el aprendizaje. En Cargilfield, una prestigiosa academia privada para niños en Edimburgo, se eliminó en el 2004 los deberes hasta los 13 años y hubo un momento de pánico entre los padres que pensaron que sería un fracaso a nivel académico para sus hijos. La medida se tomó para alentar a los niños a asumir personalmente el control de sus estudios. En un año, las notas de matemáticas y ciencias aumentaron un 20%. Otro ejemplo es el de Toronto, Canadá, que este año ha cambiado su sistema de deberes porque la gente estaba ya estrangulada con tantas tareas para casa. Han puesto límites muy rígidos a los deberes. Creo que Toronto va a ser pionero, pero que le seguirán muchas otras regiones y países.
¿Qué dicen los psicólogos? Existe consenso entre psicólogos, sociólogos y académicos en que hay que poner límites a los deberes; que tienen un papel importante a partir de los 11 años, antes incluso pueden perjudicar porque les quita tiempo para las cosas más humanas como es el juego, la invención y la creación.
Pero a veces en lugar de juego es tele. Todo tiene su medida. En un informe muy influyente publicado en Pediatrics en el 2004, científicos estadounidenses concluyeron que cada hora de televisión que se mira al día entre las edades de 1 y 3 años aumenta en casi un 10% la posibilidad de un diagnóstico de déficit de atención y desorden de hiperactividad, pero estos estudios siempre tienen su contraestudio, debemos investigar más. Pero lo que es obvio es que niños que pasan entre cinco y siete horas al día –la media en EE.UU.– frente a una pantalla, se acostumbran a que las cosas acontezcan de forma instantánea y eso explica por qué a los niños les cuesta estar sentados en un colegio escuchando. No es una experiencia multimedia y se aburren.
¿Qué opina del mundo del consumo y de la publicidad para niños? Es el ejemplo más egoísta de cómo los adultos han secuestrado la niñez. Los niños crecen valorándose a través de lo que tienen y no de lo que son o lo que pueden aportar a la sociedad y eso en el fondo es el vacío más profundo que hay.
¿Cómo un progenitor puede contrarrestar ese mundo de consumo? Vivimos en una sociedad altamente mediática y tenemos que generar una cultura de análisis de los medios de comunicación para que no sean víctimas tan fáciles de estos mensajes. Y lo que está claro es que tenemos que dar ejemplo: no valorarnos a nosotros mismos por lo que tenemos. Países como Suecia y Noruega ya han prohibido los anuncios de televisión para niños de menos de 12 años.
Otro tema aterrador, la conciencia sexual infantil, en especial la de las niñas. La sexualización, sobre todo de las niñas, es terrorífica. Hay minoristas que venden medias de red, sujetadores acolchados y bragas con mensaje de tallas mínimas, y en las papelerías venden libretas y lápices para niñas con el conejito de Playboy. Cuando una sociedad venera la inocencia de la infancia y al mismo tiempo arroja a sus niños al crisol sexual de la cultura pop, lo probable es que haya confusión o consecuencias más dañinas. Eso explica trastornos como los de la alimentación. En un estudio realizado hace poco en Australia, más del 70% de las niñas de 7 y 8 años dijo que desearía un cuerpo más delgado, y la mayoría creía que el hecho de perder peso aumentaría su aceptación. Un estudio del 2007 realizado por la Asociación de Psicología Norteamericana concluyó que la representación sexual de las niñas favorece la insatisfacción con el propio cuerpo, la depresión y la baja autoestima.
¿La agresividad preadolescente es la válvula de escape ante tanta presión? Eso creo. Los agentes de esa presión son los padres, los maestros, la publicidad, los políticos, la sociedad en general. Esa presión para que se conviertan en lo que nosotros queremos que sean no les deja espacio para conocerse a sí mismos. Presionamos tanto a nuestros hijos que no les dejamos elegir su camino. Les entregamos una receta, un sendero y les decimos: seguidlo. Se trata de un estado de hiperexigencia en el que los políticos, la escuela, la publicidad se han metido en cada casa y eso todavía lo hace más difícil.
¿Qué podemos hacer los padres? Hay que recuperar la confianza, dejar de lado el ruido, el pánico de fuera y buscar nuestro propio equilibrio. Todos los padres tienen la sensación de que están en la locura, pero todos tenemos miedo de dar el primer paso: “Si yo reduzco la presión, mi hijo fracasará”, así que es bueno conversar con otros padres y sumar. Pero mi conclusión es optimista, nos estamos dando cuenta que hemos perdido el norte y de que ha llegado el momento de agarrar el péndulo y devolverlo al centro.
"El inspirador de muchos de los movimientos slow, el escocés Carl Honoré, alerta ahora en su nuevo libro dedicado a la educación de los hijos sobre el exceso de exigencia y perfeccionismo. "Bajo presión" -título del libro- reclama calma, mucha calma, y el autor insiste en la necesidad de perder el miedo, confiar en uno mismo y en la propia capacidad para educar sin echar mano de mano ajena.
Hace tres años, este curioso historiador escocés que ejercía de periodista para el The Globe and Mail, el National Post, The Guardian, The Observer y The Economist, sorprendió al mundo con su libro "Elogio de la lentitud", traducido a treinta lenguas, que se inspiró e inspiró todo tipo de movimientos mundiales en contra de la rapidez, desde el Club de la Pereza en Japón, la Sociedad de la Ralentización del Tiempo en toda Europa y el Movimiento por el Sexo Lento. Ya son 35 las poblaciones europeas que se han sumado a los principios de Petrini: “El placer antes que el beneficio, los seres humanos antes que la oficina central”. Ahora lo vuelvo a tener frente a mí, tras recorrerse el mundo para analizar nuestro moderno enfoque de la infancia que está dando como resultado niños hiperactivos, deprimidos, obesos, violentos e insatisfechos. Bajo presión nos muestra los estudios científicos más significativos sobre fracaso escolar, neurología, sociología y psicología, mezclándolos con tendencias educativas. Una mirada inteligente que nos advierte de los peligros de esta sociedad superexigente y mitificadora. De nuevo Honoré llama a la calma y al placer de la vida inteligente y emotiva, baluartes de lo humano, en contra del exceso de presión por hacer de nuestro hijos niños alfa, porque, tal como dijo Einstein, la educación es lo que queda cuando se ha olvidado todo lo aprendido en la escuela.
Cuarenta años y dos hijos de siete y nueve años, ¿qué le preocupa? Para mí, el desafío más complicado es dejarles salir a la calle solos. Pese a todas las estadísticas que demuestran que nunca los niños habían vivido tan seguros y mi denuncia de absurdas medidas que les coartan toda libertad, yo también soy presa de los temores. En una escuela inglesa han sustituido las corbatas tradicionales por otras sujetas con ganchos a fin de reducir el riesgo de ahogarse. Sí, las preocupaciones sobre la seguridad de los niños han llegado al paroxismo. Otra escuela de enseñanza primaria de Attleboro, Massachussets, concluyó que el "corre que te pillo" suponía un riesgo para la salud y lo prohibió, le imitaron varios colegios. En muchas escuelas de Canadá y Suecia se han prohibido las peleas con bolas de nieve por cuestiones de seguridad. Profesores de todo el mundo informan de que, cuando las clases se van de excursión al campo, algunos padres les siguen en coche para asegurarse de que el pequeño está bien.
¿Al niño del siglo XXI se le cría en cautividad? Sí, se le encierra en espacios interiores y se le traslada de un sitio a otro en el asiento trasero de un coche. Muchas escuelas de Suecia ya no dejan que los niños de 11 años vayan y vuelvan a casa en bicicleta solos.
¿Qué pasa? Que cuanto menos hijos se tienen, más preciosos son y más se rechazan los riesgos; que los apretados programas que todos llevamos nos mantienen separados: cuanto más tiempo pasan juntas las familias, más fácil les resulta a los padres confiar en la capacidad de sus hijos de enfrentar los riesgos.
¿Y qué dicen los psicólogos? Que cuando los niños están sobreprotegidos, es decir, cuando cada instante de su día está reglamentado y supervisado, la probabilidad de que de mayores sufran ansiedad y temores sube, y también el riesgo de que se busquen estímulos en las drogas, el sexo o la violencia.
Si el miedo paterno no se corresponde con la realidad, entonces, ¿cuál es el problema de los padres? La pérdida de confianza en la capacidad de educar a nuestros hijos sin recurrir a los manuales. En realidad, todos conocemos a nuestros hijos mejor que nadie, pero la cultura del perfeccionismo nos insiste en que en algún sitio hay una receta perfecta para educarlos, y eso es un mito, una mentira.
La ONU advierte de que uno de cada cinco niños sufre algún desorden psicológico, y en Gran Bretaña cada 28 minutos un adolescente trata de suicidarse. Estas cifras subrayan que el modelo actual de la infancia está fracasando, pese a que estamos invirtiendo más dinero, más energía y más tiempo en nuestros hijos que jamás en la historia. Hemos profesionalizado la paternidad, todo muy bien intencionado, pero no funciona. Para mantener el ritmo de ese exceso de actividad y exigencias sociales, los niños acaban medicados. El famoso Ritalin, un psicotrópico para frenar la hiperactividad, ha llegado a niveles epidémicos (más de seis millones de niños lo consumen en EE.UU.). Y hay un dato relevante: la depresión, la ansiedad infantil, el abuso de drogas y el suicidio son fenómenos más comunes en las clases adineradas que en las clases más humildes.
¿La presión? Sí, sobre todo en las clases sociales adineradas, la niñez se ha transformado en una carrera contra reloj, y la paternidad ha pasado a ser un cruce de desarrollo de un producto y deporte competitivo, eso implica una presión aplastante y sofocante. Es algo que parte de la cultura del consumo y de que tenemos muchos recursos financieros para invertir en nuestros pocos hijos, que queremos convertir en niños alfa.
¿Habrá un punto medio? En nuestra cultura parece que sólo hay dos caminos: o nuestro hijo va a la mejor universidad, toca el piano y es seleccionado por el mejor club de deporte, o es un desgraciado. Es una filosofía que afecta a todo, el cuerpo tiene que ser perfecto, las vacaciones, los dientes…, es una presión feroz. A muchos niños se les diagnostica déficit de atención e hiperactividad por motivos equivocados: en la actualidad, antes que cambiar el entorno donde vivimos, preferimos alterar nuestros cerebros para que se adapten al entorno. Consideramos la timidez, la tristeza, la duda, la culpa o la ira como enfermedad en lugar de rasgos inherentes a la condición humana. De hecho, cada vez más padres llevan a sus hijos de uno o dos años al psicoterapeuta para que les curen las rabietas.
Una cultura de mitos que empieza en el vientre de la madre. El mito central es que si una cosa es buena para el niño, más y más pronto es mejor. El famoso efecto Mozart (unos investigadores averiguaron en los años 90 que escuchar música de Mozart mejoraba el razonamiento espacial de los universitarios) inundó las guarderías de música de piano, incluso los hospitales del estado de Georgia enviaban a todos los bebés a casa con un CD con piezas de Bach y Mozart. Resulta que ese efecto no dura más de 20 minutos y no hay prueba alguna de que afine el cerebro de los bebés.
"Bajo presión" (RBA) reúne los estudios científicos más recientes y significativos sobre fracaso escolar y advierte de los peligros de esta sociedad superexigente y mitificadora. Su anterior éxito, Elogio de la lentitud (RBA), traducido a treinta lenguas, inspiró todo tipo de movimientos mundiales en contra de la rapidez.
Qué decepción. Lo mismo ocurre con los idiomas. Un niño es una esponja para los idiomas, pero eso no significa que una o dos horas a la semana de chino tenga algún impacto; es robarle tiempo de juego a los niños, que sí tiene impacto. Todos los estudios demuestran que los niños necesitan que el 30% de su vida esté dedicada al idioma que se quiere aprender.
Más mitos. Los juguetes educativos que prometen muchos beneficios cognitivos al coste de 50 o 90 euros. Se ha demostrado que el juego básico, puro, sencillo, que hace un niño con un lápiz y un papel o una caja de cartón es mucho más fértil, sano y útil para su desarrollo cerebral. Pero hemos comprado la idea de que para que las cosas sean buenas tienen que costar más dinero, ser sofisticadas y llevar una marca. Existe una cierta arrogancia en esta generación, creemos que el mundo ha cambiado y que tenemos que cambiar la infancia.
¿Mentira? Sí, no se ha producido ningún salto evolutivo, de hecho la evolución humana prácticamente se ha detenido porque hemos eliminado la selección natural. Dentro de un millón de años tendremos el mismo cerebro que tenemos hoy.
Volvamos a los efectos del exceso de control por parte de los adultos. Los niños están continuamente vigilados, supervisados y medidos, con metas, objetivos y plazos. Normalmente oscilamos entre dos polos, por un lado hacemos demasiado por ellos, los ocupamos en exceso con actividades extraescolares; y en el otro polo no hacemos suficiente, es decir: no los educamos, no les ponemos límites, somos incapaces de decirles no, en casa les damos rienda suelta y hemos tirado por la ventana cosas importantísimas como la disciplina y las reglas que los niños necesitan para desarrollarse.
Si tus hijos nunca te han detestado es que nunca has sido padre, decía Bette Davis. La línea se ha borrado. En esta cultura Peter Pan, nadie quiere envejecer, llevamos la misma ropa que nuestros hijos y queremos que sean nuestros amigos, pero en el desarrollo del niño es natural en un momento cuestionar al padre y a la madre, es como se autodefine como persona. Pero los psicólogos aseguran que ven muchos casos en que padres con una buena formación están criando a niños que con 7 años llevan el mando del hogar. Se nos ha repetido hasta la saciedad que una autoestima elevada es el trampolín para el éxito.
¿Y no? Un reciente examen de 15.000 expedientes escolares concluye que una autoestima elevada no mejora siempre las notas ni las perspectivas laborales, ni pone freno al comportamiento violento. Elogiar a un niño sólo por su capacidad puede resultar negativo a largo plazo ya que ante las dificultades es más probable que abandone convencido de que su talento ha llegado al límite. Mejor elogiarlo por su esfuerzo, así obtiene una herramienta fundamental: puede perseverar.
Escoger una escuela para los hijos tampoco resulta fácil. En países como Gran Bretaña, la moda por valorar públicamente a las escuelas ha impulsado una carrera por entrar en los cabezas de serie, dejando al margen cuestiones esenciales como si tanto esfuerzo, exámenes y comparaciones tiene un efecto positivo; si hace que los niños crezcan más sanos e inteligentes o si unas notas mejores hacen que los niveles escolares estén mejorando. En todo el mundo la respuesta de los educadores es que no. La clave de educar, decía Platón, es conseguir que quieran saber lo que tienen que saber. Aprobar exámenes no los prepara para el futuro.
¿Hay datos sobre eso? Ahora estamos viendo la vanguardia de esta generación educada en este caldo de presión y tienen problemas para vivir en la sociedad porque el cordón umbilical con los padres nunca se corta y cuando tienen su primera entrevista de trabajo, pese a su brillante currículo, acaban llamando a su madre por el móvil para que ella y el entrevistador se aclaren. Los padres helicópteros planean por las universidades a las que mandarán a sus hijos, inspeccionan su habitación y fiscalizan al compañero. La falta de capacidad para cuidarse a sí mismo va más allá de la universidad, las empresas tienen días abiertos para padres, para que vayan a la oficina y estén seguros de que aquello es perfecto para su hijo.
¿Por qué este fracaso estrepitoso de la educación a nivel global? Hemos heredado el modelo de educación del siglo XIX, cuando se necesitaba una mano de obra obediente y eficiente. Un modelo rígido, un currículo impuesto desde fuera, todo hay que cuantificarlo, las notas cuentan para todo, los niños deben dar las respuestas correctas. Pero vivimos en un mundo distinto, se necesitan personas flexibles, que trabajen en equipo, creatividad, invención. Por fortuna hay, cada vez más, sistemas educativos alternativos que van en esa dirección.
El modelo finlandés parece el más equilibrado. Posee uno de los mejores índices de licenciaturas universitarias del mundo y goza de una economía dinámica llena de compañías muy creativas. A la vez, según el informe de Unicef del 2007, los niños finlandeses son los terceros más felices entre los países desarrollados. El sistema finlandés antepone las necesidades de los niños a los ambiciosos deseos de padres y burócratas; tiene sus puntos débiles, pero demuestra que los niños que empiezan en el colegio formal con 7 años pueden ser muy exitosos, no hace falta que empiecen en párvulos.
Un modelo muy relajado. Sí, pasan menos horas en el colegio que cualquier otro sistema en el mundo, tienen menos deberes, y otra forma de evaluar el aprendizaje, basada en la autoevaluación y los informes de los profesores, que son muy elaborados. Fuera del colegio no existe la industria de clases particulares, por tanto los chicos tienen mucho más tiempo para relajarse y también para procesar lo que han aprendido en el aula. Los maestros tienen una formación genial y los padres y los burócratas les tienen confianza, no tienen que estar pendientes de lo que dice el Ministerio de Educación en cada momento, tienen libertad para trabajar con sus alumnos. Está muy bien que los alumnos aprendan tecnología suficiente e idiomas para enfrentarse al mundo, pero lo más importante es crear niños y luego adultos con pasión por aprender, descubrir, seres humanos completos.
Explica que Asia oriental obtiene las mejores notas del mundo en matemáticas y ciencia, pero no tienen ni los mejores científicos ni los mejores matemáticos. Porque falta pasión por aprender, porque obtienen esas notas para mejorar sus currículos. Lo mismo ocurre con los deportes, hemos profesionalizado a los jóvenes y lo hacemos con mucha presión; el resultado es que cuando cumplen 14 años ya no vuelven a jugar porque han pasado años jugando horas y horas a la semana en un clima altamente competitivo; y lo mismo ocurre con el piano y el violín.
Ocho horas diarias en el colegio y además deberes para casa. ¿Tiene sentido? La reflexión es la siguiente: si media hora a la semana de deberes puede ser productiva, dos horas tiene que ser más productivo y dos horas al día, más todavía. La mayoría de los deberes está mal concebida, no llevan a los niños a buscar otra dimensión, simplemente les hacen aburrido el aprendizaje. En Cargilfield, una prestigiosa academia privada para niños en Edimburgo, se eliminó en el 2004 los deberes hasta los 13 años y hubo un momento de pánico entre los padres que pensaron que sería un fracaso a nivel académico para sus hijos. La medida se tomó para alentar a los niños a asumir personalmente el control de sus estudios. En un año, las notas de matemáticas y ciencias aumentaron un 20%. Otro ejemplo es el de Toronto, Canadá, que este año ha cambiado su sistema de deberes porque la gente estaba ya estrangulada con tantas tareas para casa. Han puesto límites muy rígidos a los deberes. Creo que Toronto va a ser pionero, pero que le seguirán muchas otras regiones y países.
¿Qué dicen los psicólogos? Existe consenso entre psicólogos, sociólogos y académicos en que hay que poner límites a los deberes; que tienen un papel importante a partir de los 11 años, antes incluso pueden perjudicar porque les quita tiempo para las cosas más humanas como es el juego, la invención y la creación.
Pero a veces en lugar de juego es tele. Todo tiene su medida. En un informe muy influyente publicado en Pediatrics en el 2004, científicos estadounidenses concluyeron que cada hora de televisión que se mira al día entre las edades de 1 y 3 años aumenta en casi un 10% la posibilidad de un diagnóstico de déficit de atención y desorden de hiperactividad, pero estos estudios siempre tienen su contraestudio, debemos investigar más. Pero lo que es obvio es que niños que pasan entre cinco y siete horas al día –la media en EE.UU.– frente a una pantalla, se acostumbran a que las cosas acontezcan de forma instantánea y eso explica por qué a los niños les cuesta estar sentados en un colegio escuchando. No es una experiencia multimedia y se aburren.
¿Qué opina del mundo del consumo y de la publicidad para niños? Es el ejemplo más egoísta de cómo los adultos han secuestrado la niñez. Los niños crecen valorándose a través de lo que tienen y no de lo que son o lo que pueden aportar a la sociedad y eso en el fondo es el vacío más profundo que hay.
¿Cómo un progenitor puede contrarrestar ese mundo de consumo? Vivimos en una sociedad altamente mediática y tenemos que generar una cultura de análisis de los medios de comunicación para que no sean víctimas tan fáciles de estos mensajes. Y lo que está claro es que tenemos que dar ejemplo: no valorarnos a nosotros mismos por lo que tenemos. Países como Suecia y Noruega ya han prohibido los anuncios de televisión para niños de menos de 12 años.
Otro tema aterrador, la conciencia sexual infantil, en especial la de las niñas. La sexualización, sobre todo de las niñas, es terrorífica. Hay minoristas que venden medias de red, sujetadores acolchados y bragas con mensaje de tallas mínimas, y en las papelerías venden libretas y lápices para niñas con el conejito de Playboy. Cuando una sociedad venera la inocencia de la infancia y al mismo tiempo arroja a sus niños al crisol sexual de la cultura pop, lo probable es que haya confusión o consecuencias más dañinas. Eso explica trastornos como los de la alimentación. En un estudio realizado hace poco en Australia, más del 70% de las niñas de 7 y 8 años dijo que desearía un cuerpo más delgado, y la mayoría creía que el hecho de perder peso aumentaría su aceptación. Un estudio del 2007 realizado por la Asociación de Psicología Norteamericana concluyó que la representación sexual de las niñas favorece la insatisfacción con el propio cuerpo, la depresión y la baja autoestima.
¿La agresividad preadolescente es la válvula de escape ante tanta presión? Eso creo. Los agentes de esa presión son los padres, los maestros, la publicidad, los políticos, la sociedad en general. Esa presión para que se conviertan en lo que nosotros queremos que sean no les deja espacio para conocerse a sí mismos. Presionamos tanto a nuestros hijos que no les dejamos elegir su camino. Les entregamos una receta, un sendero y les decimos: seguidlo. Se trata de un estado de hiperexigencia en el que los políticos, la escuela, la publicidad se han metido en cada casa y eso todavía lo hace más difícil.
¿Qué podemos hacer los padres? Hay que recuperar la confianza, dejar de lado el ruido, el pánico de fuera y buscar nuestro propio equilibrio. Todos los padres tienen la sensación de que están en la locura, pero todos tenemos miedo de dar el primer paso: “Si yo reduzco la presión, mi hijo fracasará”, así que es bueno conversar con otros padres y sumar. Pero mi conclusión es optimista, nos estamos dando cuenta que hemos perdido el norte y de que ha llegado el momento de agarrar el péndulo y devolverlo al centro.
febrero 04, 2009
A un amigo: Pasa y opina...kiero aprender
(Copiado de la página firmada por Miguel
Datos personales: Sexo: Hombre, Sector: Ciencia, Profesión: médico, Ubicación: Madrid. Intereses: lograr la sabiduría que me lleve a ser feliz y no sólo estarlo a ratos.
"importan?... el tema es que gusten las entradas, que hagan pensar, que generen nuevas ideas, concretar las nuestras, dudar de éstas, ponerlas en juicio, aprender de otros, entretener, provocar una sonrisa, ... sentirse cerca !!! Y todo ello sin grandes pretensiones, desde la humildad del que se considera un aprendiz siempre.
pasa-y-opina----kiero-aprender.blogspot.com
Artículo del domingo 25 de enero de 2009, dedicado a un amigo.
Sus opiniones me gustan; quizá porque coincidan en mucho con las mías. Ya se sabe, la objetividad plena no existe, estamos "contaminados" PAQUITA)
La realidad nos llega necesariamente a través de intermediarios.
No tenemos el don de la ubicuidad.
La encuentran, profundizan en ella, la procesan y nos la muestran muy resumida, como sorbo concentrado.
En esta elaboración introducen su opinión inconscientemente, cuando no intencionadamente.
Este sesgo se puede hacer patente de forma descarada o sutilmente .
Ésta última es más eficaz con los lectores menos formados.
Dar o no la noticia,
en primera plana o no,
a una, dos, ..cuantro columnas,
en la página izquierda o derecha,
con apoyo gráfico o no, ...
Siempre se nos da "cocinada", aún por el que cree no estar haciéndolo.
¿ Acaso existe la absoluta objetividad ?
Es más...¿es ésta deseable ?
La mayoría necesita la noticia más su interpretación, y es ésta última la que le lleva a buscarla en éste o aquél medio.
Quiere leer u oir lo que le agrada.
La quiere masticada según sus gustos "culinarios".
Pocos hacen un "estudio comparado" de la misma.
No hay tiempo.
Mañana ya será pasado.
Versaba el poeta:
"Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido,
partido hasta mancharse."
¿Es aplicable en este caso?
Datos personales: Sexo: Hombre, Sector: Ciencia, Profesión: médico, Ubicación: Madrid. Intereses: lograr la sabiduría que me lleve a ser feliz y no sólo estarlo a ratos.
"importan?... el tema es que gusten las entradas, que hagan pensar, que generen nuevas ideas, concretar las nuestras, dudar de éstas, ponerlas en juicio, aprender de otros, entretener, provocar una sonrisa, ... sentirse cerca !!! Y todo ello sin grandes pretensiones, desde la humildad del que se considera un aprendiz siempre.
pasa-y-opina----kiero-aprender.blogspot.com
Artículo del domingo 25 de enero de 2009, dedicado a un amigo.
Sus opiniones me gustan; quizá porque coincidan en mucho con las mías. Ya se sabe, la objetividad plena no existe, estamos "contaminados" PAQUITA)
La realidad nos llega necesariamente a través de intermediarios.
No tenemos el don de la ubicuidad.
La encuentran, profundizan en ella, la procesan y nos la muestran muy resumida, como sorbo concentrado.
En esta elaboración introducen su opinión inconscientemente, cuando no intencionadamente.
Este sesgo se puede hacer patente de forma descarada o sutilmente .
Ésta última es más eficaz con los lectores menos formados.
Dar o no la noticia,
en primera plana o no,
a una, dos, ..cuantro columnas,
en la página izquierda o derecha,
con apoyo gráfico o no, ...
Siempre se nos da "cocinada", aún por el que cree no estar haciéndolo.
¿ Acaso existe la absoluta objetividad ?
Es más...¿es ésta deseable ?
La mayoría necesita la noticia más su interpretación, y es ésta última la que le lleva a buscarla en éste o aquél medio.
Quiere leer u oir lo que le agrada.
La quiere masticada según sus gustos "culinarios".
Pocos hacen un "estudio comparado" de la misma.
No hay tiempo.
Mañana ya será pasado.
Versaba el poeta:
"Maldigo la poesía concebida como un lujo
cultural por los neutrales
que, lavándose las manos, se desentienden y evaden.
Maldigo la poesía de quien no toma partido,
partido hasta mancharse."
¿Es aplicable en este caso?
febrero 03, 2009
Un par de peldaños: Magistrada a mi pesar
(Publicado por Magistrada a mi pesar el martes 18 de noviembre de 2008 en su blog De la toga a la bayeta
página delatogaalabayeta.blogspot.com
Me gusta lo que he visto, sí, y los datos identificativos muestran su sentido del humor. PAQUITA)
"Quiero dedicar lo que escribo a mi padre, Carlos, al cual no me atrevo a poner apellido dado el gran número de posibilidades a elegir; podría ser Sánchez, García, Vital o Salas, todos los que usó o debió usar, pero prefiero dejarlo así, por ahora. Y se lo dedico a él porque ahora que ha muerto no podrá sonrojarse."
**********************************************************
Para empezar por el principio, hay que remontarse a 1889, Atienza, Guadalajara. Una chiquilla de apenas 16 años está dando a luz en una pequeña choza sin más compañía que la de su marido, otro chiquillo como ella que está muy asustado, a pesar de haber visto a tantas cabras parir en el monte. Nadie puede venir a ayudarles porque la última nevada del año ha cubierto las puertas de todas las casas y casi la mitad de las ventanas, además es de noche, hay hielo y barro y algunos dicen que han visto al lobo. Ella no tiene madre, su marido tampoco, nunca la tuvo porque le abandonó al poco de nacer en aquellas salinas donde le encontró el que sería su suegro cuando pastoreaba las cabras a principios de un verano.
La chica se arregla sola, no llora, no grita, no mira a su marido. Se hace largo, muy largo. Cuando ya las fuerzas empiezan a fallar, siente unas intensas ganas de apretar. Ella misma coge al niño con las manos y tira de él. Está entero y parece sano. No es tan difícil, piensa la chiquilla, sin saber que su valentía, al correr la voz por la comarca, la convertiría en la partera de la comarca.
Él no quiere coger al niño, sólo la mira a ella, tan resuelta, tan tranquila que le parece que Dios se ha acordado de él por fin, la quiere, la quiere desde que tuvo uso de razón; desde que se casaron ya no había vuelto a tener miedo de la noche, ni de la pobreza, era lista como una ardilla y, ahora, era madre. A ella le parece que ese animalillo que aprieta en sus brazos tiene la piel blanquísima de su padre cuyo pelo rubio, casi albino y sus profundos ojos azules delataba que su origen estaba muy lejos de Atienza, quizá en la tierra de uno de esos militares que pasaron por allí camino a no se sabe qué guerra; los mira a los dos y sonríe satisfecha, ella también le ama aunque no sea capaz de poner nombre al sentimiento.
Después de ese hijo vinieron diez más, nueve varones, todos sanos y enteros, y una niña flaca y fea. El mayor era el más listo, aprendió a leer a la luz de una vela con las pocas indicaciones que daba el cura después de misa a un grupo de niños harapientos y mocosos, raquíticos por lo general y la mayoría incapaces de sujetar el lápiz con una sola mano.
Se llamaba Martín, Martín Salinas, era rubio, delgado, listo y rápido como un rayo, trabajador, serio y, sobre todo, ambicioso. Tenía pocos amigos porque no se fiaba de nadie, era tan espabilado para las cuentas que a los nueve años se lo llevó con él un vendedor ambulante de telas que le cargaba como a un burro y, sólo otros dos después, se fue a Madrid, con otro comerciante que se lo birló al primero llevándoselo una noche a todo el galope del que es capaz una mula mientras el otro dormía. En Madrid lo colocaron en un almacén de tejidos de un tío lejano del comerciante, en la calle Imperial. Como no le daban casi de comer y le trataban peor que a la mula, al cabo de unos meses se colocó en una tienda de ultramarinos en la lejana calle Amaniel en la que el dueño le permitía dormir bajo el mostrador, además de darle la comida y unos céntimos e, incluso, dejarle salir de paseo casi todos los domingos por la tarde después de sacar lustre al mostrador y al letrero que, en el chaflán, decía: “El Abc”. Los dueños le tomaron afecto porque no robaba el género, trabajaba sin quejarse y vendía a tiempo lo que estaba a punto de estropearse.
Algún día tendré mi propia tienda –pensaba- traeré a mis hermanos y seré el amo.
En Madrid aprendía algo nuevo todos los días y veía cosas que casi nunca recordó después, fuera del episodio de la bomba de Mateo Morral que vio desde la esquina de la calle Mayor y que le dejó un recuerdo profundo de sangre y gritos y un primer sentimiento de sorpresa ante la evidencia de que había gente que se rebelaba contra el orden establecido. Al fin y al cabo, el rey era quien mandaba y eso, a él, siempre le pareció digno de todo respeto. El orden era lo más importante, el orden y la autoridad.
(Continuará…)
página delatogaalabayeta.blogspot.com
Me gusta lo que he visto, sí, y los datos identificativos muestran su sentido del humor. PAQUITA)
"Quiero dedicar lo que escribo a mi padre, Carlos, al cual no me atrevo a poner apellido dado el gran número de posibilidades a elegir; podría ser Sánchez, García, Vital o Salas, todos los que usó o debió usar, pero prefiero dejarlo así, por ahora. Y se lo dedico a él porque ahora que ha muerto no podrá sonrojarse."
**********************************************************
Para empezar por el principio, hay que remontarse a 1889, Atienza, Guadalajara. Una chiquilla de apenas 16 años está dando a luz en una pequeña choza sin más compañía que la de su marido, otro chiquillo como ella que está muy asustado, a pesar de haber visto a tantas cabras parir en el monte. Nadie puede venir a ayudarles porque la última nevada del año ha cubierto las puertas de todas las casas y casi la mitad de las ventanas, además es de noche, hay hielo y barro y algunos dicen que han visto al lobo. Ella no tiene madre, su marido tampoco, nunca la tuvo porque le abandonó al poco de nacer en aquellas salinas donde le encontró el que sería su suegro cuando pastoreaba las cabras a principios de un verano.
La chica se arregla sola, no llora, no grita, no mira a su marido. Se hace largo, muy largo. Cuando ya las fuerzas empiezan a fallar, siente unas intensas ganas de apretar. Ella misma coge al niño con las manos y tira de él. Está entero y parece sano. No es tan difícil, piensa la chiquilla, sin saber que su valentía, al correr la voz por la comarca, la convertiría en la partera de la comarca.
Él no quiere coger al niño, sólo la mira a ella, tan resuelta, tan tranquila que le parece que Dios se ha acordado de él por fin, la quiere, la quiere desde que tuvo uso de razón; desde que se casaron ya no había vuelto a tener miedo de la noche, ni de la pobreza, era lista como una ardilla y, ahora, era madre. A ella le parece que ese animalillo que aprieta en sus brazos tiene la piel blanquísima de su padre cuyo pelo rubio, casi albino y sus profundos ojos azules delataba que su origen estaba muy lejos de Atienza, quizá en la tierra de uno de esos militares que pasaron por allí camino a no se sabe qué guerra; los mira a los dos y sonríe satisfecha, ella también le ama aunque no sea capaz de poner nombre al sentimiento.
Después de ese hijo vinieron diez más, nueve varones, todos sanos y enteros, y una niña flaca y fea. El mayor era el más listo, aprendió a leer a la luz de una vela con las pocas indicaciones que daba el cura después de misa a un grupo de niños harapientos y mocosos, raquíticos por lo general y la mayoría incapaces de sujetar el lápiz con una sola mano.
Se llamaba Martín, Martín Salinas, era rubio, delgado, listo y rápido como un rayo, trabajador, serio y, sobre todo, ambicioso. Tenía pocos amigos porque no se fiaba de nadie, era tan espabilado para las cuentas que a los nueve años se lo llevó con él un vendedor ambulante de telas que le cargaba como a un burro y, sólo otros dos después, se fue a Madrid, con otro comerciante que se lo birló al primero llevándoselo una noche a todo el galope del que es capaz una mula mientras el otro dormía. En Madrid lo colocaron en un almacén de tejidos de un tío lejano del comerciante, en la calle Imperial. Como no le daban casi de comer y le trataban peor que a la mula, al cabo de unos meses se colocó en una tienda de ultramarinos en la lejana calle Amaniel en la que el dueño le permitía dormir bajo el mostrador, además de darle la comida y unos céntimos e, incluso, dejarle salir de paseo casi todos los domingos por la tarde después de sacar lustre al mostrador y al letrero que, en el chaflán, decía: “El Abc”. Los dueños le tomaron afecto porque no robaba el género, trabajaba sin quejarse y vendía a tiempo lo que estaba a punto de estropearse.
Algún día tendré mi propia tienda –pensaba- traeré a mis hermanos y seré el amo.
En Madrid aprendía algo nuevo todos los días y veía cosas que casi nunca recordó después, fuera del episodio de la bomba de Mateo Morral que vio desde la esquina de la calle Mayor y que le dejó un recuerdo profundo de sangre y gritos y un primer sentimiento de sorpresa ante la evidencia de que había gente que se rebelaba contra el orden establecido. Al fin y al cabo, el rey era quien mandaba y eso, a él, siempre le pareció digno de todo respeto. El orden era lo más importante, el orden y la autoridad.
(Continuará…)
febrero 02, 2009
Rostros de estupor, (...) impotencia: Fdo. Manero
(Artículo publicado por Fernando Manero el 31 de enero de 2009 en su blog Campos Abiertos fernandomaneromg.blogspot.com
A la derecha del mismo nos encontramos con su "declaración de intenciones" que dice: MIRAR PARA COMPRENDER
"Analizar con espíritu crítico el mundo que nos rodea nos hace más libres y solidarios". Valladolid (España)
PAQUITA)
Los rostros de la crisis: miradas de estupor, actitudes de impotencia, gritos en defensa del trabajo.
Como un mazazo, una verdadera conmoción. Miradas en las que se pueden percibir todas las sensaciones humanas que derivan del desconcierto, la rabia y la impotencia. Son los rostros de los trabajadores, mayoritariamente mujeres, de la empresa Sitel, subcontratada por Ono, y radicada en el Parque Tecnológico de Boecillo, en Valladolid. Llegaron, como cada mañana, a trabajar con la luz del día. Nadie les habia advertido de nada. Durmieron tranquilamente con la confianza de que, al dia siguiente, el trabajo les esperaba.
Llegaron a la hora y se encontraron las puertas de la empresa cerradas, infranqueables ante la presencia de un retén de seguridad que no decía nada; se limitaba simplemente a impedir el acceso. Entraron de dos en dos, custodiados, para recoger la carta de despido que ya estaba preparada, firmar de inmediato el finiquito, retirar sus efectos personales y regresar a la puta calle. ¿Cabe mayor humillación?. Sorpresa, conmoción, impotencia. Rabia y sensación de pánico ante lo que se les viene encima. Son 295 trabajadores, que pierden su trabajo. La mayoria llevaba más de seis años en la empresa. Cobrarán ocho días por año trabajado. Sin más contemplaciones.
Hay quien obscenamente desde su posición de funcionario o de teórico ferviente de la economía de mercado habla de la necesidad de eliminar "rigideces" del mercado de trabajo, flexibilizando las contrataciones y abaratando el despido. Lo piensan, lo dicen y lo escriben sin rubor, con el mayor desparpajo del mundo. ¿Qué queda de los derechos de los trabajadores, fraguados con sudor, sangre y lágrimas durante más de dos siglos?, ¿a dónde aparecen relegados la dignidad humana y el derecho a ser tratado con dignidad?. Pero, ¿qué coño está pasando aquí, cuando todos nos las prometíamos tan felices como potencia mundial reconocida?; ¿para qué ha servido la Carta social europea y la aplicación de los principios constitucionales?. ¿Y el Estado de Derecho?, ¿y la lucha sindical?. Sobrecoge contemplar la mirada de los trabajadores sin trabajo, asustados, sin capacidad para reaccionar, como si estuvieran sumidos en un sueño del que pronto quisieran despertar.
Mas no es un sueño, amigos, es la terrible realidad de un tiempo que nos retrotrae a situaciones que creíamos ya superadas. Situaciones en las que la falta de expectativas y el temor a la pérdida del puesto de trabajo llevan al llanto en un grito desesperado.
Etiquetas: Castilla y León, Derechos Humanos, Trabajo, Valladolid
A la derecha del mismo nos encontramos con su "declaración de intenciones" que dice: MIRAR PARA COMPRENDER
"Analizar con espíritu crítico el mundo que nos rodea nos hace más libres y solidarios". Valladolid (España)
PAQUITA)
Los rostros de la crisis: miradas de estupor, actitudes de impotencia, gritos en defensa del trabajo.
Como un mazazo, una verdadera conmoción. Miradas en las que se pueden percibir todas las sensaciones humanas que derivan del desconcierto, la rabia y la impotencia. Son los rostros de los trabajadores, mayoritariamente mujeres, de la empresa Sitel, subcontratada por Ono, y radicada en el Parque Tecnológico de Boecillo, en Valladolid. Llegaron, como cada mañana, a trabajar con la luz del día. Nadie les habia advertido de nada. Durmieron tranquilamente con la confianza de que, al dia siguiente, el trabajo les esperaba.
Llegaron a la hora y se encontraron las puertas de la empresa cerradas, infranqueables ante la presencia de un retén de seguridad que no decía nada; se limitaba simplemente a impedir el acceso. Entraron de dos en dos, custodiados, para recoger la carta de despido que ya estaba preparada, firmar de inmediato el finiquito, retirar sus efectos personales y regresar a la puta calle. ¿Cabe mayor humillación?. Sorpresa, conmoción, impotencia. Rabia y sensación de pánico ante lo que se les viene encima. Son 295 trabajadores, que pierden su trabajo. La mayoria llevaba más de seis años en la empresa. Cobrarán ocho días por año trabajado. Sin más contemplaciones.
Hay quien obscenamente desde su posición de funcionario o de teórico ferviente de la economía de mercado habla de la necesidad de eliminar "rigideces" del mercado de trabajo, flexibilizando las contrataciones y abaratando el despido. Lo piensan, lo dicen y lo escriben sin rubor, con el mayor desparpajo del mundo. ¿Qué queda de los derechos de los trabajadores, fraguados con sudor, sangre y lágrimas durante más de dos siglos?, ¿a dónde aparecen relegados la dignidad humana y el derecho a ser tratado con dignidad?. Pero, ¿qué coño está pasando aquí, cuando todos nos las prometíamos tan felices como potencia mundial reconocida?; ¿para qué ha servido la Carta social europea y la aplicación de los principios constitucionales?. ¿Y el Estado de Derecho?, ¿y la lucha sindical?. Sobrecoge contemplar la mirada de los trabajadores sin trabajo, asustados, sin capacidad para reaccionar, como si estuvieran sumidos en un sueño del que pronto quisieran despertar.
Mas no es un sueño, amigos, es la terrible realidad de un tiempo que nos retrotrae a situaciones que creíamos ya superadas. Situaciones en las que la falta de expectativas y el temor a la pérdida del puesto de trabajo llevan al llanto en un grito desesperado.
Etiquetas: Castilla y León, Derechos Humanos, Trabajo, Valladolid
febrero 01, 2009
También escribo para no olvidar... (+ ybris)
Publicado por ybris en su blog vacio el 5.12.08
http://nomequedo.blogspot.com
No hay en mí demasiado que deba ser escrito,
pero sí hay que ordenar las sensaciones
más al fondo de aquellas que tenemos:
el beso de acogida en mi memoria
o en mi imaginacióna quienes hace tiempo que no veo,
esa leve demora de su mano
entre las mías,
la risa transparente de sus labios
abriendo las mohosas puertas
de mis ámbitos grises,
la mirada que va a reconstruirme
para andar otra vez algunos trechos
escuchando mi voz,
el eco de mi nombre en otra boca
y el desvanecimiento de su forma
en la niebla lejana
con la suave nostalgia
del héroe que se aleja al fin de las películas.
Pequeños impactos del poema que es la vida
en un intento humilde
de disecar su forma con palabras
sin matar su emoción
ni el estremecimiento que a veces nos provoca.
Ni el hueco que nos deja
para llenar con risas
o con lágrimas.
http://nomequedo.blogspot.com
No hay en mí demasiado que deba ser escrito,
pero sí hay que ordenar las sensaciones
más al fondo de aquellas que tenemos:
el beso de acogida en mi memoria
o en mi imaginacióna quienes hace tiempo que no veo,
esa leve demora de su mano
entre las mías,
la risa transparente de sus labios
abriendo las mohosas puertas
de mis ámbitos grises,
la mirada que va a reconstruirme
para andar otra vez algunos trechos
escuchando mi voz,
el eco de mi nombre en otra boca
y el desvanecimiento de su forma
en la niebla lejana
con la suave nostalgia
del héroe que se aleja al fin de las películas.
Pequeños impactos del poema que es la vida
en un intento humilde
de disecar su forma con palabras
sin matar su emoción
ni el estremecimiento que a veces nos provoca.
Ni el hueco que nos deja
para llenar con risas
o con lágrimas.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)