Guillermo Hormigo 27 de octubre de 2023
El suelo de una chabola derruida, descubierto en la excavación de Entrevías (Madrid).
La arqueología y la fotografía, dos disciplinas basadas en el registro, suelen pensarse desde la espectacularidad. El descubrimiento más inesperado de una joya radiante, o la imagen más fastuosa de un palacio lustroso. Pero este enfoque es en realidad una cuestión de clase. Dar con los vestigios de una rutina humilde o encontrar los restos de las vidas obreras puede ser igual de valioso, aún más asombroso.
En ello se propuso indagar un grupo de arqueólogos capitaneados por Alfredo González-Ruibal, investigador del Instituto de Ciencias del Patrimonio del CSIC, con su trabajo en una parcela del barrio de Entrevías, en Puente de Vallecas. Una zona marcada por los bombardeos del bando franquista durante la Guerra Civil, inmortalizados por Robert Capa gracias a una recordada fotografía en una vivienda todavía en pie situada a pocos metros.
Pero un entorno marcado además por el fenómeno chabolista, con casas construidas sobre hogares que el ataque de los sublevados, se llevó por delante. Más tarde, en los sesenta, la dictadura las destruyó igualmente. En esa ocasión, con la excusa del desarrollismo, esa España que intentaba dar imagen de modernidad, aunque en ella reinaba la misma oscuridad.
La segunda etapa de estas excavaciones, iniciadas en 2022, arrancó el pasado 2 de octubre y concluyó con un gran acto el pasado domingo 22. En él se presentaron los principales hallazgos, aunque Gómez-Ruibal ya avanzó algunos de ellos a través de redes sociales. Uno de los más llamativos es la estructura que ha denominado como “el mosaico de los pobres”: el suelo de una chabola hecho con ladrillo, terrazo, mármol, azulejo de cocina, de baño, baldosa que imita al mármol y baldosa hidráulica. Se observa una mancha negra que, como apunta perspicazmente un usuario de redes sociales, parece la marca de una estufa. Claro que a veces el descubrimiento es un utensilio sencillo, un simple sacapuntas, que con el paso del tiempo encierra un mundo (...)