Ethic · 5 Nov 2018
«El
sector de la alimentación sostenible no cuenta con excesivos apoyos
mediáticos, pero sí con feroces detractores en nuestro país», afirman
Isabelle Le Galo y Eva Torremocha, de la Fundación Daniel y Nina
Carasso, en este artículo para Ethic. ¿Por qué?
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La alimentación sostenible: una batalla por ganar, Isabelle Le Galo y Eva Torremocha, de la Fundación Daniel y Nina Carasso
(...) para que sea sostenible, los procesos, iniciativas y programas que la manejan deben cumplir ciertos requisitos de perdurabilidad ambiental, social, nutricional y económica. Es decir que, por una parte, estos procesos deben sustentarse económicamente hasta conseguir un alto grado de autonomía, alcanzando la sostenibilidad económica. Por otra parte, deben integrar criterios de justicia social y lucha contra la precariedad, y contribuir de esta manera a una mayor sostenibilidad social del sistema. También deben preservar al máximo el planeta, contribuyendo a la sostenibilidad ambiental del conjunto. Y finalmente, deben tratar de asegurar que las personas a las que provee de alimentos maximizan con ellos su salud a largo plazo, trabajando de esta manera la sostenibilidad nutricional.
Así es, al menos, como la entienden los agentes que se posicionan hoy como actores de la alimentación sostenible en España. Muchos son organizaciones sociales que sobreviven tras años, por no decir décadas, de trabajo de terreno en situación de difícil sostenibilidad económica. Mantenido al margen, el diminuto sector que conforman trabaja desde una relación armónica con los recursos naturales a una escala humana y territorial. Es un sector que no cuenta con excesivos apoyos mediáticos, pero sí con feroces detractores en nuestro país.
Frente a este, se encuentra el gran sector de la alimentación industrial. Ampliamente mayoritario, tiene el apoyo de las administraciones, en gran parte impulsoras de este modelo -hoy y en España; la situación es muy diferente en otros países-. Las subvenciones públicas y una difusión mediática favorable hacen que también goce del consenso y del apoyo social. Muy a menudo, al primero le falta la sostenibilidad económica y, al segundo, la sostenibilidad ambiental, social y/o nutricional.
Lo importante es que ambos sectores son claves para resolver el reto del cambio climático, al que la alimentación contribuye en un 40%. Pero como se dan la espalda, no aúnan esfuerzos para conseguir soluciones híbridas que se enriquezcan de ambas visiones y perspectivas que multiplicarían el impacto positivo que puede tener la alimentación sostenible sobre el planeta, la sociedad y las personas. Superar prejuicios, generar espacios para su encuentro, diálogo y cooperación es el gran reto urgente y la gran oportunidad actual de la incipiente alimentación sostenible en España. (...)