- Nepal pide una fianza de 4.000 dólares por expedición
- Las expediciones más baratas pueden costar 20.000 dólares
- Por debajo de los 70.000 que se paga por las más famosas
http://ecodiario.eleconomista.es/asia/noticias/9215825/06/18/El-Everest-un-vertedero-en-la-cima-del-mundo-saturado-por-la-basura-de-los-excursionistas.html 18/06/2018 -
El ser humano deja su rastro hasta en el
techo del mundo. Tiendas fluorescentes, material de escalada, botellas
de oxígeno vacías e incluso excrementos. El alpinista que pensaba
encontrar nieve inmaculada en el Everest puede llevarse una sorpresa
desagradable.
Desde la emergencia de las expediciones
comerciales en los años 1990, se ha disparado el número de personas que
escalan esta montaña de 8.848 metros de altitud. Este año, solamente en
la alta temporada de primavera, unos 600 alpinistas lograron alcanzar su
cima. Pero esa popularidad tiene consecuencias. Los montañeros, que
gastan mucho dinero para realizar el ascenso emblemático, prestan a
veces poca atención a su huella ecológica. Poco a poco, los residuos van
salpicando el Everest.
Las autoridades han tomado medidas para
impedir la contaminación. Desde hace cinco años, Nepal pide una fianza
de 4.000 dólares por expedición, que reembolsa si cada alpinista del
grupo baja al menos ocho kilos de desechos. En el lado tibetano de la
montaña, menos frecuentado, las autoridades exigen la misma cantidad e
infligen una multa de 100 dólares por kilo de menos.
En 2017, los alpinistas en la vertiente
nepalesa recuperaron cerca de 25 toneladas de desechos sólidos y 15
toneladas de residuos humanos, según el Sagarmatha Pollution Control
Committee (SPCC). Y esta temporada se han bajado unas cantidades aún más
elevadas, aunque siguen representando un ínfima parte de la
contaminación generada.
Solo la mitad de los alpinistas recupera
las cantidades de residuos exigidas, según el SPCC. La pérdida de la
fianza representa en efecto una suma ridícula en comparación con las
decenas de miles de dólares que gasta cada montañero para una expedición
en el Everest.
Para Pemba Dorje Sherpa, el problema
principal es la dejadez de los visitantes, a la que se suma el hecho de
que algunos responsables oficiales cierren los ojos a cambio de un
pequeño soborno. "No hay bastante vigilancia en los campamentos altos
(los situados por encima del campo base) para garantizar que la montaña
sigue limpia", lamenta.
Un campamento en el Everest. Foto: AFP
La guerra de precios entre los distintos
operadores ha convertido el Everest en un destino más asequible para
cada vez más alpinistas inexpertos. Las expediciones más baratas pueden
costar "solamente" 20.000 dólares, muy por debajo de los cerca de 70.000
que se paga por las más famosas.
La llegada de personas menos acostumbradas
a la alta montaña agrava el problema de la contaminación, considera
Damian Benegas, un veterano del Everest. Antes, los alpinistas llevaban
ellos mismos la mayor parte de su material, pero muchos neófitos no
logran hacerlo hoy en día. Los sherpas "deben llevar el material del
cliente, así que ya no pueden bajar la basura", indica Damian Benegas,
que anima a la agencias a contratar a más trabajadores de alta montaña.
Los defensores del medio ambiente temen
además que la contaminación del Everest afecte los ríos del valle
situado más abajo. En la actualidad, los excrementos de los alpinistas
del campo base se transportan hasta el pueblo más cercano, a una hora a
pie, donde se tiran en zanjas.
"Luego son arrastrados río abajo durante
el monzón", explica Garry Porter, un ingeniero estadounidense. Su equipo
y él estudian la construcción de una estructura de compost a proximidad
del campo base, para convertir esos excrementos en abono.
Ang Tsering Sherpa, expresidente de la
Asociación de Alpinismo de Nepal, cree que una de las soluciones podría
ser crear equipos dedicados únicamente a la recogida de desechos. Su
operador, Asian Trekking, que insiste en el lado ecológico de sus
expediciones, recogió 18 toneladas de residuos en la última década,
además de los ocho kilos por miembro de la expedición. "No es un trabajo
sencillo", dice Ang Tsering Sherpa. "El gobierno debe motivar grupos
para limpiar y aplicar las reglas de forma más estricta".