Descubrió a Pedro el día que vio la representación de una obra suya en el escenario del Centro Cívico de La Alhóndiga -¡alhóndiga, qué palabra más bonita!-.
Descubrió su talento que, personalmente, como primo suyo que era, lo conocía desde ... la infancia, ambos vivían en Villaverde Alto, barrio bajo de Madrid.
Bajo, no por su altitud respecto del nivel del mar, sino, por la renta per cápita de sus vecinos, poca, poca.
Así que, puestos a buscar guías intelectuales, Pedro podría ser el principal, quizás porque estuvo allí en ese preciso momento. Aquel en que ella se decidió a hacerlo, iniciar la aventura de escribir, escribir por placer.
Hace pocas fechas, unos amigos la explicaron la diferencia entre amigos y amiguetes. Así las cosas, también se podría diferenciar entre primos y primetes.
Pedro estaría en el primero de los grados establecidos, alcanzando también la cualidad de amigo.
Hablando de amigos ... aprovecho para rendir tributo al que me indujo a seguir el camino de las crónicas de montaña: Ángel.
Era él el que solía narrar las excursiones que realizábamos en grupo; sacando yo de su lectura la fuerza necesaria para adentrarme en ese otro territorio, desconocido hasta entonces para mí, el de las crónicas viajeras.
Gracias a la estela que ellos me dejaron pude vislumbrar que podía haber vida a través de la escritura. Y, una vez inmersa en ella, descubrir cada poco nuevos territorios, ver que podía hacerlo, que podía hacerlo con gracia, y que, para más satisfacción mía, me divertía.
Un placer sin coste económico alguno, sólo precisa de tiempo, y, ya se sabe, la aplicación de nuestro tiempo es cuestión de prioridades, de tener claras tus prioridades.
¿He dicho que Pedro es extremeño y Ángel aragonés?. Y que -además de a mí, ¿quien habló de modestia?- tienen en común el ser ambos buenas personas. No confundirse: Buenas Personas, que no tontas.
Buen día. PAQUITA
1 comentario:
Pues cuidalos, porque dos es ya una cantidad nada despreciable cuando se habla de amistad.
Besos.
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