* Tenemos que ir, no podemos, no queremos, estar tan cerca y quedarnos sin ver Ordesa.
Fue nuestro primer encuentro con los Pirineos, mi compañero en el año 75 y yo en el 76 del siglo pasado ¡como suena! del siglo pasado ¡si fue antesdeayer!
Así que, lo esgrimimos como excusa, cierta, para no ir a Lérida, este jueves, y nos marchamos para allá.
Para no cambiar los inicios matinales, salimos de Monzón con niebla, con niebla seguimos por Barbastro, y ésta nos acompañará gran parte del recorrido hasta llegar próximos a Ainsa. Tan es así que el embalse de Mediano lo veremos a ráfagas.
Hemos venido sin prisas ¡a ver quien las tiene con la niebla! y sin prisas pretendemos tomarnos un café ¡y más vale que sea así! porque, como ya dije, encontrar una cafetería funcionando un jueves 11 de enero no es tarea fácil. La única que vemos abierta cercana al cruce de caminos, y que se llama Pirineos ¡como no! está con bastante gente ¡todos acabamos aquí!
Pero -jodidos peros- el café me sabe a quemado. También me pasó en Alquézar, con lo qué, o es el café, o la máquina no está bien mantenida, o no saben hacerlo, porque... mi paladar es bueno ¡que conste!
Combustible también para el vehículo y continuamos rumbo al Valle de Ordesa.
Llegamos a la pradera -lo llaman así, la pradera de Ordesa- donde en su tiempo estuvieron las Casas de Oliván, y tras pertrecharnos con lo necesario iniciamos la marcha. Hemos decidido, dadas las horas que son, la una y cuarto del mediodía, hacer algo corto... y ya veremos.
Con lo que, nos encaminamos a La Senda de Cazadores, al otro lado del río Arazas.
Cruzamos el puente y enseguida nos encontramos con el cartel que colocaron de unos años acá: "Senda peligrosa. Peligro de Hielo y Aludes". Y para reforzar el mensaje, una cinta roja y blanca de árbol a árbol cerrando el camino.
Primera cuestión: ha levantado el día, hace frío, el peligro de aludes es improbable, en cuanto al hielo, si lo vemos negro, damos media vuelta y en paz. Lo tenemos claro.
Así que, bordeamos ésta y tres más que han colocado sucesivamente.
Realmente el suelo estaba peor en la propia pradera que en la subida, más helado, será por el microclima que se forma dentro del bosque.
50.- Hojas de Haya común = Fagus sylvatica, almohadillando
* Estamos en pleno hayedo y como ya ha advertido más gente, se ven cosas curiosas impropias de la época en que estamos -pleno invierno según calendario-, las hayas no han tirado aún toda la hoja, y no sólo eso, es la primera vez que piso las hojas del suelo sin que hayan sido previamente apisonadas por la nieve, lo que supone que las botas se nos quedan cubiertas por ellas hasta más arriba de los tobillos, no forman una alfombra, forman un cojín.
En toda la senda encontramos obstáculo alguno, con lo que seguimos ascendiendo por ella. Su trazado, como sabrá todo el que la ha hecho, es un contínuo zig zag hasta llegar al mismo mirador, situado 500 metros más arriba. Pasamos de 1.300 a 1.800 de altitud.
51.- Izda.: Macizo de Tendeñera, desde senda Cazadores
52.- A dcha. ant. Macizo Mondarruego y Tozal del Mallo
53.- A dcha. ant. Macizo del Gallinero
54.- A dcha. ant. Taillón. Circo de Cotatuero y Falsa Brecha.
55.- A dcha. ant. La Fraucata
56.- Más adelante. Otra vista de: Gallinero, Collado Blanco, Brecha de Rolando y Taillón.
Las fotos 52 a 56 fueron tomadas desde el mirador de Ordesa, fin Senda Cazadores
* Observo que han cimentado ¿o será cementado? varios tramos de la misma. Mi compañero dice que ya estaban la vez anterior que vinimos, octubre de 2004, lo he comprobado, la fecha, me refiero. Llevará razón porque por entonces yo estaba un poco "para allá" -con la cabeza descolocada-.
Esto supone que, han hecho una especie de peldaños pegando con cemento las piedras, en los sitios que les parecieran más arriesgados, o proclives a los patinazos. Así, los primeros nos los encontramos a los 45´ del inicio, los siguientes cuarto de hora después, y otros cuantos más, cada vez con más frecuencia, a medida que el desnivel se va haciendo más pronunciado.
57.- cascadas de hielo. Faja de Pelay
* En el mismo mirador encontramos algo de hielo, poco. La visibilidad es buena, se ve estupenda la Faja del Gallinero -o de Las Flores- excursión que realizamos y relaté aquí mismo a finales de junio del pasado año -hace 7 meses-. La cascada de Cotatuero lleva poca agua, natural en estas fechas, creo. Y ahí tenemos a las Tres Sorores, tan cerca, y ayer mismo en la distancia.
¿Y si ... hacemos la Faja de Pelay? ¡Vale! Hay consenso pues ambos pensamos lo mismo -en este caso, que no en todos, que no en la mayoría-.
Llevamos 30 años a la espalda, de montaña, quiere eso decir que, pese a que todos somos candidatos a cometer errores, la experiencia es un grado... aunque todos sabemos que los años por sí solos no son suficiente garantía de nada -salvo de la degeneración del cuerpo- y que se dan casos de hipotéticos expertos con poca cabeza.
Esto supone que valoraremos la situación según nos la vayamos encontrando, aunque de partida ya sabemos que se nos hará de noche, porque este recorrido lo hemos hecho bastantes veces, pero se nos hará en el valle, donde no hay peligro ostensible.
58.- Faja de Pelay
* La Faja ya la vemos con hielo, pero se puede bordear fácilmente, así que ¡adelante!
A medida que nos alejamos del mirador y nos adentramos en la faja vamos teniendo visión de la Falsa Brecha -antes sólo se veía la de Rolando- e incluso algo más a la izquierda, veremos hasta el Collado Blanco, por el que se va desde la Brecha de Rolando al Circo de Carriata o viceversa. ¡Qué guapo se ve!
Realmente el sentimiento de la montaña sólo lo puede "sentir" el que ha estado en ella, el que la ha sufrido, bendecido, el que se ha llenado los ojos de ella, el que pese a todo lo que pase en la montaña, nunca se verá colmado y siempre querrá volver a La Montaña.
Casi parece algo religioso, algo te une, te liga, hay momentos en que pareces estar en comunión con ella. Dejo las trascendencias y sigo con el relato.
59.- Pico Cilindro (3.328 m), Monte Perdido (3.355 m) pico Soum de Ramond (3.263 m). Paquita
60.- Mismo fondo. Senda helada
* Nos encontramos una cascada "de hielo" -gestos de admiración- no tenemos costumbre, así que fotografía, y a los 45´del reinicio aparece la segunda caseta-refugio -había otra en el mirador-.
A partir de aquí, el goteo de cascadas de hielo será incesante, unas las bordeamos sin desplazarnos mucho, otras nos obligan a dar un buen rodeo, pero sin problema. Inicialmente llevo la cuenta, pero cuando voy por la sexta o séptima, como que la pierdo.
61.- Más cascada de hielo en la Faja de Pelay
62.- Mirada atrás. Tendeñera, Gallinero y Fraucata
Desfiladero o Barranco de la Cola de Caballo, izda.
Cilindro. Monte Perdido, cortado: Cortesía escáner
* Nos vamos acercando a la "famosa" Cola de Caballo. Todo el mundo, o casi, que pasó por el parque dice lo de ¿conoces la Cola de Caballo? realmente frente a todas las hermosuras que te encuentras en el Parque nacional de Ordesa y Monte Perdido la cascada mencionada es de lo menos interesante, pero ¡oye! es lo que suena.
Cada vez se ve mejor el Pico Cilindro , un pico que por estar al lado de Monte perdido, más alto que él, es dejado de lado por la mayoría de los que se acercan a sus faldas. La visión que de él tenemos, según vamos abandonando la faja, es de las mejores de este pico, culminando el estrechamiento de la cascada.
Ya en el fondo del valle hacemos la comida del día. Son las 17h. 15´
Antes de que se me vaya más la luz tiro otra foto al chorreo de cascadas que se ven más abajo de la senda que acabamos de finalizar. Ya, sí, me siento a comer. Detrás tenemos el refugio pastoril que aprovecha la cavidad dejada por una enorme piedra.
64.- Barranco de ¿?
Última foto de cascada de hielo tomada en la Faja de Pelay.
* Media hora después, sin más preámbulos, iniciamos el retorno a la pradera.
Este primer tramo lo calzaron de piedra, a modo de calzada romana, hace algunos años. Con esto y un par de puentes para salvar otras tantas cascadas, éstas de agua, vas como de paseo total, si no fuera por lo de la hora.
Con la calzada llegamos hasta las Gradas de Soaso -atrás dejamos otra caseta-refugio- y las bajamos con cuidado, pues no parece buen sitio para prácticas de patinaje.
Acabadas éstas, se acabó la calzada y la senda vuelve a ser la enorme pista en que la convirtieron a finales de los setenta y que permite que las romerías que se montan en el parque deambulen tranquilamente por él sin peligro, casi sin esfuerzo, a la medida de todos. La uniformización es lo que tiene.
Que el día estaba de capa caída era cosa sabida, pero ya hemos superado la única zona algo arriesgada de esta parte del valle -las gradas- con lo que la falta de luz no nos asusta, además ... además, yo llevo linterna y como mi compañero menciona la necesidad de ella se la entrego, pero ¡no la enciendas todavía! y vamos con algo de luz, caminando.
Seguimos sin luna, de tenerla no nos haría falta la linterna, de tanto como alumbra en la noche.
Una de las cosas buenas de ver mal, de no ver casi, es que agudizas los otros sentidos, así, escuchamos al cravero -la lechuza-, en cuanto anocheció hizo su aparición, es una especie de cu cú sordo repetido cada poco. Luego oiremos deslizarse unas piedras, hemos debido asustar a algún sarrio -cérvido de la zona-, y más adelante, a juzgar por el estrépito de las aguas, debemos haber pasado junto a la Cascada del Estrecho.
A las 7 -noche total- mi acompañante dice que se acabó la práctica de la visión nocturna y se coloca la linterna. La verdad es que ya iba haciendo falta.
Y tengo que aminorar el paso, porque ya lo dije en anteriores ocasiones, en llano y bajada voy como una moto -es un decir- y me quito la luz con mi propio cuerpo yendo por delante.
Comienzan a aparecer carteles disuasorios, indicando la pradera a la izquierda, al otro lado del río. Digo disuasorios porque, yendo como vamos de frente, se sale lo más recto posible del valle. Y empiezan a verse brillos en el suelo, muchos brillos, es el reflejo en la escarcha de la luz de la linterna -como estrellitas-.
Pasamos junto a la desviación a Cotatuero y a las 7 y media ya estamos en la pradera. Dejamos aparcados poco más de una docena de vehículos, encontramos tres, incluido el nuestro.
NOTA.- Este recorrido es recomendable iniciarlo de mañana temprano, evitando la nocturnidad, así se disfrutará más del paisaje, distinto visto en la altura que en la bajura.
Como se desprende de los relatos de los cinco días, en esta época la soledad está garantizada.
DEDICO los cinco a Aragón, tierra por mí muy querida, y a los aragoneses todos, tanto a los amigos, como a los simplemente conocidos y hasta -¡qué derroche!- a los desconocidos.
PAQUITA
2 comentarios:
Me he transportado al entorno descrito, exactamente igual que cuando hice varias veces ese recorrido.
Epv
Los lugares al atardecer, mejor dicho en el anochecer, cambian por completo. O es nuestro espíritu el que cambia. Es una sensación de paz, de silencio interior confundido con el exterior, (la soledad de los lugares abarrotados que se quedan solos fuera de horario y/o de temporada).Siempre me ha gustado volver a los lugares a esas horas.
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