Publicado por animalpolítico a las 16:14 el martes 25 de noviembre de 2008
Nuevas generaciones
Pág. 7 de El Mundo. 16 de noviembre 2008.
Por todos lados. Por todos lados los ves, los oyes, los hueles, los palpas, los paladeas. Se les entiende todo, todito. Nunca se fueron, pero han vuelto. Y eso que esta afirmación parece metafísicamente imposible. Pero sí, me reafirmo. Nunca se fueron, pero han vuelto.
En 1936 los fascistas españoles y una buena parte del ejército profesional se alzaron contra la legalidad vigente, la 2ª república española. La Iglesia católica y los conservadores tradicionalistas se sumaron al carro. Tres años y casi un millón de muertos después estalló la paz de Franco, con los millares de desubicados invisibles en las cárceles, con millares de muertos en el lado equivocado de las cunetas, con millares de héroes en las placas eclesiales clavadas a la luz de la historia de los buenos.
El primer año de la victoria vio el inicio de una larga campaña de márketing blanqueador que pretendía dejar la conciencia colectiva y la historia de una gran calamidad más blancos y puros que las sábanas de la abuela lavadas con Perlán en tu Balay favorita.
Una campaña que duró décadas. La muerte de un caudillo de Ferrol y la extinción de su régimen desembocó en el sistema democrático del perdón, el olvido y la vista hacia adelante. Se inició, en el ámbito profesional de la historiografía, en el estudio de la historia en las universidades y entre los profesionales de la misma, una reubicación de los hechos, una recuperación de los datos, una tímida divulgación.
Treinta años después de aquellos maravillosos años setenta, los Pío Moa, los César Vidal, los imitadores sin fin de los Arrarás o Ricardo de la Cierva, han seguido, impasible el ademán, la noble tarea de sus predecesores. Hace unos meses, D. Pío, la figura emblemática de los pseudohistoriadores neofranquistas, nos instruía diciendo que "Franco no aniquiló a los rojos, los escarmentó". Con ocasión de la última efemérides de su muerte, insistía en que Franco ha sido “el político de mayor envergadura en la España de los dos últimos siglos”, sin dejar claro si se refería a la envergadura física. Aunque supongo que no...
Sobre estos personajes he escrito muchas veces y ya me aburren. Pero creo que nuestro tiempo no está siendo lo suficientemente perspicaz en lo que se refiere a la carcoma del sistema de libertades que suponen. Tienen acceso a grandes editoriales, que publican sus libros, de tiradas millonarias, dirigidos a un público neofranquista, curioso, imbécil o incauto. Tienen acceso a los grandes medios de comunicación, que los publicitan y los lanzan al estrellato. El Mundo, la COPE, Intereconomía, La Razón o el ABC, en mayor o menor medida, son colaboradores necesarios.
Y alcanzan el debate político porque nuestro sistema, que no tiene un partido de extrema derecha porque no lo necesita (el PP cubre la necesidad), alimenta a los antisistema de la historiografía.
No hay historiador de relieve que comulgue con que la guerra la inició el PSOE en 1934 en Asturias. Esto es, desde un punto de vista científico, una memez neofranquista. Pero Esperanza Aguirre, que preside el gobierno madrileño además de ser opositora perpetua al cargo de lideresa nacional del PP, afirma ahora que "el PSOE sí que tiene un pasado violento", mencionando el asesinato de Calvo Sotelo como desencadenante de la Guerra Civil. Es decir, echando la culpa de la guerra a los rojos. Como hacía Franco, talmente. Como hace Moa y toda la derecha mediática montaraz que ha secuestrado la ideología ausente del centro derecha.
Me comentaba mi cuñado el domingo que había visto por la mañana un debate en un programa religioso retransmitido por Televisión Española (televisión pública de un país aconfesional) en el que un señor con alzacuellos recordaba con lamento la situación grave de los ciudadanos europeos en los años treinta, con los gobiernos criminales de Mussolini, Hitler y... Azaña... ¡¡¡¡¡¡¡!!!!!!! Franco no. Franco no tuvo más remedio que parar los pies a las hordas rojas de Moscú y Pepiño Blanco.
Jorge Fernández Díaz, diputado del PP, hoy mismo, en el Congreso, ha vuelto a relacionar el año 36 con la actualidad, acusando al PSOE por los problemas de seguridad durante los meses previos a la guerra y, de paso, por la sentencia reciente de un juez de Valladolid acerca de la presencia de crucifijos en un colegio público, señalando que es "algo tan actual como ahora que ya están retirando crucifijos".
Como decía, nunca se fueron, pero han vuelto. Son las nuevas generaciones. Ya lo dicen ellos.
Etiquetas: Actualidad política, Memoria histórica, Neocon, Neofranquismo
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