(Relato publicado el 16 de febrero de 2009 por Pablo Gijón.
Alias: Soportándome menudolatazo.blogspot.com/
Como esta fue semana de carnavales -pese a no haber tenido más contacto que este- ahí va. PAQUITA)
Joanna era bilingüe. Su padre nació en Cádiz, fabricaba disfraces y le daba a la bebida. Su madre era católica apostólica, nacida en París y diseñaba sombreros para los disfraces. Desde su habitación Joanna les oía discutir sobre si un sombrero combinaba con determinado disfraz. Su padre maldecía a Dios en andaluz y su madre pedía ayuda y resignación a Dios en francés. Esto ocurría todas las tardes. En un intento de buscar armonía familiar la niña decidió estudiar traducción e interpretación, a pesar de que sus padres querían que se uniese al negocio familiar fabricando pelucas.
Fue en aquel congreso hispano-francés de la iglesia Católica. Joanna tenía 32 años y traducía simultáneamente sin ningún problema del francés al español y viceversa. El día de clausura del congreso invitaron a Su Santidad. Cuando la muchacha vio entrar al Papa con aquel gorro empezó a temblar. Un cardenal francés pidió ayuda a Dios y la joven intérprete en lugar de traducir empezó a soltar por su boca maldiciones a Dios; regresó a su infancia y el conflicto disfraz-sombrero se apoderó de ella. Empezó a convulsionar y soltar blasfemias cada vez más fuertes en andaluz. Allí mismo Su Santidad le realizó un exorcismo. Pero Joanna se rebeló, se alzó por las alturas volando y terminó quitándole el gorro al Papa. Y llegó la calma.
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