Candela Ypunto ha compartido un enlace. La Ciprea - 13.10.2015
http://www.laopinion.es/opinion/2015/10/13/rosas-damasco/632927.html
Que vea a Siria así, acusada de crímenes de guerra por la Justicia
francesa a partir de un informe recibido con aportaciones documentales
(55.000 fotografías) en las que se pueden apreciar las torturas a que
fueron sometidos muchos de los cuerpos por el régimen de Bachar al Asad
entre los años 2011 y 2013, es algo tan doloroso para mi que casi no
tengo argumentos racionales contra lo que sucede en Siria. No puedo
decir nada que no esté cargado de apasionamiento. Cuando leo que la
policía militar era la encargada de llevar a cabo esas muertes y
torturas en aquellos que se consideraban disidentes del régimen de Asad y
que ellos mismos confiesan que cumplían órdenes de su presidente, me
vienen imágenes de los amigos que he perdido en esa escalada del horror.
Ya se veía venir. Ya se sabía cómo era el heredero. Todos mis amigos
sirios: poetas, pintores, músicos, me habían advertido.
La visita a Damasco en 1990 fue una fuente de alegrías, de temores, de todo lo que un país culto, hermoso y lleno de vida bajo un régimen dictatorial podía darnos a quienes lo visitábamos Había ido a recoger el Premio Internacional de Poesía Rosa de Damasco 1989 por el libro "La Fajana Oscura". El premio lo concedía el propio Ministerio de Defensa cuyo Ministro de la Guerra (¡santo cielo!) escribía poemas que editaba para la mayor gloria suya y de su país. El premio era una rosa de oro que entregaba el ministro en persona y lo editaba DarTlass Ediciones, en Damasco. Eso fue en 1990 y al año siguiente sería traducido al árabe por un gran poeta sirio, Rifat Atfé, al que conocí entonces. A él y a sus amigos escritores.
Las rosas de Siria eran consideradas las más bellas del mundo igual que sus mujeres, famosas por su belleza en todo Oriente. Yo las he visto hablar seriamente de poesía y literatura y las he visto bailar, sonreír, agasajarte y quererte. Y he visto a una de ellas enviarle un ramo de rosas a mi marido como homenaje a su galantería. Así eran las mujeres en la Siria que yo conocí: libres y hermosas. Los poetas de Siria eran famosos por su manera de escribir y el gobierno fomentaba la literatura por el afán de sus gobernantes. Era extraño, y así lo comenté, ver aquellas casas llenas de libros y de retratos del dictador. Una incongruencia que nos hacía reír. A ellos y a mí. No siempre. Porque todo se tapaba con gabardinas y pañuelos: las tristezas y el cabello, los cuerpos de aquellas mujeres espléndidas en su hermosura, y los poemas de aquellos poetas que respiraban el miedo y la censura. Ya, ni eso.
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: Ada Colau, enfurecida: "No nos hemos encontrado ni una puñetera vez a PP, PSOE, C's o CiU en una manifestación"
La visita a Damasco en 1990 fue una fuente de alegrías, de temores, de todo lo que un país culto, hermoso y lleno de vida bajo un régimen dictatorial podía darnos a quienes lo visitábamos Había ido a recoger el Premio Internacional de Poesía Rosa de Damasco 1989 por el libro "La Fajana Oscura". El premio lo concedía el propio Ministerio de Defensa cuyo Ministro de la Guerra (¡santo cielo!) escribía poemas que editaba para la mayor gloria suya y de su país. El premio era una rosa de oro que entregaba el ministro en persona y lo editaba DarTlass Ediciones, en Damasco. Eso fue en 1990 y al año siguiente sería traducido al árabe por un gran poeta sirio, Rifat Atfé, al que conocí entonces. A él y a sus amigos escritores.
Las rosas de Siria eran consideradas las más bellas del mundo igual que sus mujeres, famosas por su belleza en todo Oriente. Yo las he visto hablar seriamente de poesía y literatura y las he visto bailar, sonreír, agasajarte y quererte. Y he visto a una de ellas enviarle un ramo de rosas a mi marido como homenaje a su galantería. Así eran las mujeres en la Siria que yo conocí: libres y hermosas. Los poetas de Siria eran famosos por su manera de escribir y el gobierno fomentaba la literatura por el afán de sus gobernantes. Era extraño, y así lo comenté, ver aquellas casas llenas de libros y de retratos del dictador. Una incongruencia que nos hacía reír. A ellos y a mí. No siempre. Porque todo se tapaba con gabardinas y pañuelos: las tristezas y el cabello, los cuerpos de aquellas mujeres espléndidas en su hermosura, y los poemas de aquellos poetas que respiraban el miedo y la censura. Ya, ni eso.
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: Ada Colau, enfurecida: "No nos hemos encontrado ni una puñetera vez a PP, PSOE, C's o CiU en una manifestación"
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