Pelayo Martín ha actualizado su foto de portada. · 24/5/2018
Hartos
de sus miserias, no nos hagamos miserables. Hartos de que nos engañen,
no nos engañemos a nosotros mismos. No es Luis Bárcenas el que roba, no
es el Partido Popular el que roba, el responsable de todo esto no tiene
cara, ni siglas, es un viejo entramado que se alimenta de impunidad y
abuso de poder… eso, y el más imperdonable de nuestros pecados, el que
cometimos al desentendernos y entregar la política en manos de
sociópatas de manual.
Lo que realmente nos mata no es el delito, sino la ineficiencia (la complicidad) de los que deberían pulsar los botones rojos… y por más que lo queramos esa red de alarmas no tiene su central en la calle Génova… ni en ningún otro lugar que no sea el Parlamento.
Lo que realmente nos mata no es el delito, sino la ineficiencia (la complicidad) de los que deberían pulsar los botones rojos… y por más que lo queramos esa red de alarmas no tiene su central en la calle Génova… ni en ningún otro lugar que no sea el Parlamento.
Aproximarse siquiera a ese perverso juego de volver a hacer distingos
entre PP-PSOE es el mayor riesgo que podemos correr, es retroceder hasta
donde estábamos hace muy poco, el billete de regreso a aquél zafio
mundo en el que Zapatero era menos malo que Rajoy y Rajoy heredaba una
catástrofe llamada Zapatero… en el que los sindicatos mayoritarios
prometían una lucha encarnizada en contra de los recortes de derechos
laborales… en el que al parecer nadie se suicidaba por estar arruinado…
en el que un ERE siempre era noticia.
No dejo de oírlo…
Si guardo silencio, puedo escuchar ese característico sonido… el de alguien frotándose las manos, un sonido antiguo, un sonido en stereo… llega desde donde se relamen ante la posibilidad de volver a lo de antes del diluvio… a la era del “y tú más”… cuando los niños querían tanto a papá como a mamá... mientras mamá se lo montaba con el señor del banco, y papá se lo gastaba en putas.
No dejo de oírlo…
Si guardo silencio, puedo escuchar ese característico sonido… el de alguien frotándose las manos, un sonido antiguo, un sonido en stereo… llega desde donde se relamen ante la posibilidad de volver a lo de antes del diluvio… a la era del “y tú más”… cuando los niños querían tanto a papá como a mamá... mientras mamá se lo montaba con el señor del banco, y papá se lo gastaba en putas.
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