Hordas de moralistas zumban enfurecidos en las redes sociales, clamando venganza contra el New York Times por la viñeta que puedes ver en este post. Centenares, miles de personas arman su dedo índice y señalan al periódico más prestigioso del mundo, acusándolo de antisemitismo y esparcir el odio por mostrar en una viñeta al presidente del Gobierno israelí, Benjamin Netanyahu, caracterizado como un perro con una estrella de David a modo de collar y cuya correa sostiene el ínclito Donald Trump, disfrazado de judío, con kipá incluida.
En los espacios cavernosos de las mentes de aquellos que odian la libertad de expresión, la imagen del presidente israelí como un perro tiene ecos nazis. A nadie se le escapa que uno de los insultos más dedicados al pueblo de Abraham ha sido el de “perro judío”, pero en este caso, la comparación resulta de lo más acertada. ¿Qué es sino el Estado de Israel sino un perro, un tanto díscolo en ocasiones, al servicio de los Estados Unidos? ¿Hubieran tolerado que se usara la cara de Netanyahu en la proa de un portaaviones con bandera americana y con la forma de Israel? ¿Quizás un bulldozer con la estrella de David pintada sobre su pala asesina hubiera sido menos ofensivo? Pero, sobre todo, ¿qué hay de antisemita en criticar al Estado de Israel? Acuden muchas preguntas a mi mente. ¿Criticar a la teocracia de Arabia Saudí es ahora islamófobo? Denunciar los crímenes de Myanmar, de mayoría budista, contra el pueblo rohingya, musulmán, ¿es odio al budismo? Desde luego que no. Lo que esta viñeta denuncia es el comportamiento del Estado israelí, capaz de vender en subasta pública material para construir escuelas palestinas donado por la ONU mientras condena a la población de Gaza a la pobreza más abyecta, negando la entrada de ayuda humanitaria. Es la desvergüenza del gobierno israelí la que nos agrede, no una viñeta cómica.
Estoy seguro de que todos aquellos que claman contra el New York Times hoy son los mismos que cambian de canal cuando la televisión muestra las imágenes de niños palestinos acribillados por soldados israelíes. Esos que ondean banderas de Israel frente a la sede del periódico son los mismos que defienden la dominación de un pueblo por el simple hecho de que no es el suyo, porque están llenos del dolor de una historia terrible, la judía, que no justifica, en ningún caso, los agravios y la violencia a la que se ve sometido, desde hace decenios, el pueblo palestino.
Las viñetas cómicas son la lupa que la inteligencia posa sobre aquello que a nadie le gusta mirar. Por eso son tan necesarias. Aquel que ataca el humor político porque va contra sus ideas, está violando, a conciencia, la libertad de expresión. Es, por lo tanto, un intolerante, un fascista si se quiere, dispuesto a silenciar todo aquello que suene a disidencia. Y nuestro mundo necesita disidentes, muchos disidentes, dispuestos a defender hasta el último aliento el que es, seguro, el logro más importante de nuestra historia. Y este logro, que tantas muertes y dolor costaron conseguir, es la libertad de expresión, el derecho a decir en voz alta lo que otros no quieren oír. Para eso nació el periodismo: para ser el altavoz de los que no cuentan para los amos del mundo pero existen, para denunciar la injusticia allí donde se produzca y combatir, siempre, los excesos del poder.
+ 11/6/2019 'The New York Times' deja de publicar viñetas en su edición ... - Público
... internacional tras la polémica con una de Trump y Netanyahu
El diario The New York Times ha anunciado este lunes
que dejará de publicar viñetas en su edición internacional desde el 1
de julio tras la polémica en la que se vio envuelto hace dos meses por una viñeta protagonizada por Donald Trump y Benjamin Netanyahu,
el pasado 25 de abril, en la que el mandatario norteamericano aparecía
como un ciego guiado por un perro con la cara del israelí. La presión
del Gobierno estadounidense y del israelí entonces obligó al rotativo a
disculparse.
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