Marisa Peña · 9/7/2019
Asomarse
al mundo como a un lugar inhóspito. Descorrer tímidamente las cortinas y
comprobar que nos rodea la incertidumbre, la falta de generosidad, la
manipulación, el sufrimiento de los que cruzan un mar para ponerse a
salvo, la desinformación, la falta de acuerdos, la profunda desilusión,
la desmemoria... Saber que entre susto o muerte una había elegido susto,
en defensa propia contra el odio, y al final nos llevan hacia el
matadero sin pedirnos ni siquiera disculpas. Escuchar las voces antiguas
de mis muertos y su profunda tristeza irreparable. Y volver a cerrar
las ventanas, correr de nuevo las cortinas y no esperar ya nada de los
que no merecen mi esperanza, tan sólo mi decepción y mi desprecio.
@Marisa Peña.
Pequeña reflexión sin otro ánimo que el desahogo frente a la desesperanza.
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@Marisa Peña.
Pequeña reflexión sin otro ánimo que el desahogo frente a la desesperanza.
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