Hay
una epistemología profunda que tienen en común Trump, Bolsonaro,
Johnson con tantas otras formas de política inspiradas por el
neoliberalismo, aprendidas en la experiencia de los negocios: es la
comprensión del mundo en términos de daño económico, de caída de tasas
de crecimiento o de volumen de beneficios, en lo actual, y de
incertidumbres y expectativas en lo imaginario. El sufrimiento humano,
en su vasta heterogeneidad, queda fuera de esa lógica. La muerte en
soledad, el hambre de una familia sin
recursos, sin recursos siquiera para comunicar su falta de recursos, la
desolación de quien ha perdido con su pequeña empresa su plan de vida,
la incapacidad de la madre soltera en una pequeña vivienda para hacerse
cargo de los niños, de su trabajo y de su propia vida, ..., todas estas
cadenas de sufrimiento quedan fuera de una lógica del cálculo, no pueden
encontrarse equivalencias, y no puede encontrarse por ello modos de
darles entrada en un libro de registros de costos y beneficios. De ahí
sus continuas contradicciones, sus diarias variaciones de opinión, sus
irritaciones contra cualquier discurso experto o político que se base en
otra cosa que la lógica del daño al beneficio. Quizás hemos necesitado
la irrupción de la naturaleza para entender que la humanidad vive en dos
realidades: en la que existe el cuerpo, la mente y el sufrimiento y en
la que existe esa extraña fuerza que llamamos mercancía y que todo lo
iguala, desde las cosas a la imaginación. Por eso entienden que toda
medida orientada al sufrimiento es "irrealista".
Hay una especie de división del trabajo hermenéutico que tiene consecuencias políticas. Mientras se exige a quienes padecen la crisis que imaginen y entiendan las dificultades de la empresa, no importa políticamente imaginar el sufrimiento de los de abajo. La plebe entiende a los patricios, pero la inversa no funciona.
Hay una especie de división del trabajo hermenéutico que tiene consecuencias políticas. Mientras se exige a quienes padecen la crisis que imaginen y entiendan las dificultades de la empresa, no importa políticamente imaginar el sufrimiento de los de abajo. La plebe entiende a los patricios, pero la inversa no funciona.
Opinion | People Are Dying and All Britain Can Talk About Is Boris Johnson
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