Muere mayo, noche hermosa.
En la puerta de mi casa
hay un hombre abandonado.
No soy yo, ve sin cuidado,
aunque puedo ser yo mismo.
Lleva una radio encendida.
Lo mismo suelo hacer yo,
cuando tan cerca de ti
no logro escuchar el sueño,
con el fondo habitual
de este abismal silencio.
Publicado por Poesía necesaria el 16 de junio 2013
He visto al hombre.
Tan cansado como yo,
que parece un espejismo,
no es glamur ni es amor,
ni es hedonismo,
es un armario de andrajos,
sombra de viejo humanismo.
Es al hombre, y no soy yo,
aunque pudiera,
a quien pregunto:
¿ como vas hermano?
Y me cogió de la mano.
firmemente tembloroso.
Que te puedo decir
que tu no veas.
No ves, la noche es gris,
la calle es fea,
¿podrás dormir aquí?
¿en esta acera?
No te preocupes por mí,
me buscaré algún rellano
del que saldré temprano
para matar otro día
lo mismo que hacemos todos.
Era tan dulce la voz
que perdura en mis oido.
Le dije adios, aunque
sin Dios, hermano.
Tu eres el hombre
que podría ser yo mismo.
Tan lejos del amor.
A la puerta de mi casa
aquí, ahora mismo.
Juan Barroso @ 2013.
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