La socióloga Marina Subirats enumera los aspectos más regresivos de la LOMCE , una ley que "penaliza las clases bajas" y que "nos prepara para una sociedad dual y desigual"
La ex concejal y autora de varios libros y manuales sobre enseñanza, apuesta por un sistema educativo basado en los valores en detrimento de la "fábrica de títulos" en que se ha convertido
Artículo publicado en El Diari de l'Educació
Jordi Molina 3/3/2014
http://www.eldiario.es/catalunya/educacion/Marina-Subirats-escuela-publica-pobres_0_233776960.html
Marina Subirats (Barcelona, 1943) abre las puertas de su piso del barcelonés barrio del Eixample al Diari de la Educació
para repasar los aspectos más "perversos" de la LOMCE. La que fue
directora del Instituto de la Mujer (1993-1996) y concejala de Educación
en el Ayuntamiento de Barcelona (1999-2006) es ahora una de las voces
más críticas y de más autoridad del ámbito educativo. Autora de más de
una decena de títulos sobre la sociedad de clases, el papel de la mujer y
el acceso a la Educación, Subirats alerta de la regresión que supone la
ley Wert y defiende un modelo educativo basado en los valores.
¿Qué le parece la LOMCE?
Hago una valoración absolutamente negativa. Tiene apartados que nos
vuelven muy atrás, en algunos aspectos es mucho más regresiva que la Ley
General de Educación de 1970.
Aquella era todavía una ley franquista...
Sí, aunque la ley de 1970 abrió muchas puertas y algunos académicos de
la educación la consideran una ley que ya apunta al post-franquismo.
Como mínimo, esa norma quería avanzar hacia una legislación que
permitiera el acceso de las clases populares a la educación. En cambio,
la LOMCE cierra muchas puertas en este sentido, nos vuelve más de 50
años atrás.
En una entrevista
reciente, el ex ministro de Educación (1982-1988), el socialista José
María Maravall, decía que la LOMCE abre la puerta a una discriminación
sistemática de los jóvenes en función de la renta de sus familias.
Hay leyes que eliminan barreras y otras que las crean. La LOMCE pone
barreras en función de la clase social. Efectivamente, la reforma que
impulsó el ministro Maravall, la LOGSE , era muy ambiciosa, mucho más
que la LOE del Gobierno Zapatero. De hecho, y citando sus palabras, era
"demasiado ambiciosa" y la prueba la tenemos en que muchos puntos de
aquella norma nunca llegaron a ser implementados. Ahora, con la Ley
Wert, la más polémica de todas, nos plantea un modelo educativo mucho
más selectivo y que en el futuro hará aumentar las desigualdades entre
la población. Y es aquí donde hay que tener mucho cuidado porque las
desigualdades creadas a través de la educación tienen un plus de
perversión: aparecen como indiscutibles.
¿Qué quiere decir?
Le pondré un ejemplo, si alguna persona pongamos que tiene mucho
dinero, hay quién puede pensar que es injusto, ya sea porque los ha
ganado ilegítimamente o porque los ha heredado. En cambio, si alguien
tiene muchas titulaciones todo el mundo tiende a pensar que esa persona
ha trabajado muy bien y que es inteligente. Cuando la desigualdad se
sustenta en base a titulaciones académicas es muy aceptada, incluso por
los que salen perdiendo, los que han sido eliminados por la propia
estructura educativa .
¿Para ser más concretos, cuáles son los elementos de la LOMCE que nos indican que las clases bajas salen perjudicadas?
Principalmente, hay tres mecanismos. El primero es el favorecimiento de
la escuela privada y concertada por delante de la pública. El segundo
mecanismo es el de los circuitos. Es decir, cuanto más alargamos el
tramo de enseñanza obligatoria para todos, más retrasamos el abandono
escolar posterior. En los años cincuenta, el corte estaba en los 10
años. Después, se pasó a los 14 y las leyes más progresistas habían
situado el tope en los 16. Lo que hace la LOMCE es volver a retrasar la
edad a los 15 años. El tercer mecanismo es el las barreras selectivas.
La reforma del ministro Wert multiplica las reválidas, los exámenes,
todo tipo de pruebas. Todo esto son barreras, son filtros.
Constantemente se etiqueta al alumnado y los selecciona únicamente en
base al rendimiento académico. No evaluamos otros aspectos de los niños y
los jóvenes.
¿Como cuáles?
Si reducimos la educación al test de matemáticas, de lectura o de
inglés estamos olvidando que ser una persona es mucho más que todo eso.
Hay que recuperar el factor de la socialización en las aulas. Debemos
dar estímulos a los alumnos, otorgarles capacidad de ir por el mundo, de
ilusionarse por sus propios proyectos. Hay que trabajar valores como la
empatía, la solidaridad, la comprensión, la responsabilidad... ¿Nos
relacionamos lo bastante bien hoy en día? ¿Nos cuidamos suficiente?
¿Cómo nos alimentamos? Obviamos estos factores como si los tuviéramos
adquiridos y no valoramos los niños, niñas y jóvenes como personas.
¿Cómo se huye de este espiral?
Por ejemplo, cuando yo era jovencita era una buena estudiante. Te hablo
de hace muchos años, en la Escuela del Mar del Guinardó, que siempre
fue un paso por delante que el resto. Había una niña en la clase que,
aunque tenía muchas dificultades en el estudio, tenía una autoridad
natural maravillosa. Aquella niña, cuando faltaba puntualmente la
maestra, era la cónsul, así llamábamos aquella figura, la que mantenía
el orden en la clase. Yo quería mandar, pero no tenía autoridad para
hacerlo, pero ella sí. Así que, en aquella clase quedábamos niveladas:
yo era buena en el estudio y ella tenía un don natural para imponerse.
Una escuela con una perspectiva amplia de la educación da más
posibilidades de destacar a todos los niños. No necesitamos un modelo
educativo dividido entre los mejores y los peores, entre grupos rápidos y
grupos lentos, sino una escuela donde cada niño y cada niña pueda ser
especial en algún aspecto y donde no nos dejamos a nadie por el camino.
Por el contrario y citando sus propias palabras, la reforma Wert nos lleva hacia un "fábrica de títulos"...
La LOMCE es una reforma que reduce la educación a un componente
instrumental . En lugar de formar personas, nos prepara para un mercado
de trabajo dual. De alguna manera nos dice que los que sean malos
estudiantes sólo podrán aspirar a ser camareros. Y esto no tiene
sentido, menos aún en un momento en que el mercado de trabajo se ha
derrumbado, incluso para los titulados. Esta instrumentalización, en
sociología de la educación, la consideramos como un proceso de
etiquetación. Si los jóvenes salen etiquetados de la escuela es más
fácil distinguir los válidos para cada puesto de trabajo y discriminar
los excluidos y se consolida la sociedad dual que sólo interesa a
determinados colectivos de la sociedad.
En barrios pobres de Barcelona –como el Raval o incluso el Poble
Sec—encontramos escuelas con un 80% de alumnado recién llegado. En estos barrios, hay centros concertados que se corresponsabilizan de esta realidad, pero no siempre es así.
El compromiso de la escuela concertada depende de los barrios y,
también, de cada escuela. Por mi experiencia debo decir que la mayoría
no han asumido este compromiso. En mi etapa de concejal, encontrábamos
que muchas ponían barreras para impedir el acceso de los inmigrantes
pobres. Ahora bien, para acoger chicos y chicas de Alemania, Italia o
Francia no tenían ningún problema, eso lo encontraban muy bonito. La
mayoría de familias que van a la escuela concertada son de clase media
-alta y no les interesa que las aulas se llenen de criaturas de origen
pobre. Ahora bien, como dices, hay escuelas del Raval que no han tenido
más remedio que asumir la realidad de sus barrios. La escuela Vedruna de
ese barrio tiene un porcentaje de alumno inmigrado similar al CEIP
Collaso y Gil. Pero no se puede decir que hoy en día la escuela
concertada haya aceptado la inmigración, al contrario, ponen todas las
barreras posibles. Comenzado por el precio prohibitivo para determinados
colectivos.
La LOMCE permite que escuelas que reciben dinero público segreguen al alumnado entre niños y niñas.
La ley acepta concertar escuelas de un solo sexo, lo que durante mucho
tiempo no se había hecho. La Iglesia ha pinchado en esta dirección muy
intensamente y ha conseguido su objetivo, sobre todo a través de las
escuelas del Opus Dei. De hecho, en Cataluña, bajo el Gobierno de Jordi
Pujol ya se había hecho. Entonces el consejero Mas dijo que "sobraban un
dinero" y que había creído que era una buena idea utilizarlo para
concertar escuelas que segregan por sexo. Ahora no sólo seguimos
teniendo escuelas concertadas que separan el alumnado en función del
sexo, sino que nos podemos encontrar que escuelas mixtas pasen a ser de
un solo sexo.
¿CiU se asimila al PP en esta visión de la educación?
CiU y PP comparten el punto de vista de clase. Tienen estilos
diferentes, como diferentes son los estilos de Madrid y Barcelona, pero
la defensa de la concertada ha sido común. En este momento hay mucha
tensión por la cuestión nacional, pero en otras épocas han sido
perfectos aliados.
Aunque la Ley Wert ha servido de dique de contención a las críticas que
había recibido CiU a raíz de los recortes en Educación...
Sí , esto ha pasado de una manera general . Antes de la subida del
independentismo había muchas movilizaciones contra el Gobierno de Artur
Mas por los recortes en Educación y Sanidad. A partir de septiembre de
2012, cuando estalla la movilización independentista y Mas acepta
ponerse al frente, las cosas cambian. El foco se pone en el eje nacional
y parece que todos estemos de acuerdo. En el caso de la LOMCE hemos
visto como CiU critica los aspectos centralizadores de la ley, pero
calla en otras cuestiones, como en la defensa de la escuela pública.
Muchos colectivos no están de acuerdo con la LOMCE, pero tampoco con la
política educativa de CDC y, sobre todo , de Unió.
Movilizaciones en contra de los recortes, asociaciones de estudiantes,
movimientos sindicales, mareas humanas en favor de la educación
pública... Más allá del marco legal, la comunidad educativa parece que
va un paso por delante. ¿Aquí es donde está la esperanza?
Sí y no. Las movilizaciones son un motor, pero también un problema. Por
un lado hay muchos centros y muy profesorado que sabe y quiere enseñar
de otra manera. Pero por el otro deben seguir luchando contra un marco
legal del pasado, lo que aburre a la gente, cansa, desgasta e impide dar
pasos adelante. Hoy sabemos que no hay que enseñar matemáticas o
lenguas con píldoras. Cuando un niño tiene interés en transmitir lo que
ha vivido, escribir es una necesidad, no una imposición. Los filtros en
la educación son los grandes obstáculos para la modernización.
Finalmente y a petición de cinco familias el TSJC obliga a cinco
escuelas a hacer un 25% de las horas de clase en castellano. ¿Qué tiene
que decir?
Es patético que cinco familias tengan
más fuerza que todo un país. Así que, como la mayoría de catalanes, lo
he vivido como una bofetada. En un momento en el que pedimos una
revisión de la relación entre Cataluña y España este tipo de ofensas
sólo responden a un criterio: construir un enemigo. Los gobiernos que no
funcionan, como el del PP, suelen buscar enemigos exteriores. La LOMCE
busca una recentralización de las autonomías con competencias más
fuertes para el Estado central. La lengua es sólo el principio. Poco a
poco veremos cómo nos imponen unas versiones de la historia más bien
franquistas. Evidentemente puestas al día, con un lenguaje moderno, pero
el punto de vista de la historia estará en torno a la mitificación de
Castilla y la uniformidad del estado. De hecho, el profesor Fontana ya
nos ha alertado de este hecho hace unos días.
La cuestión de la lengua ha unido diversos sectores. ¿Puede ser un buen momento para trazar un hipotético Pacto Nacional para la Educación en Cataluña?
Lo veo difícil. Las escuelas religiosas y las grandes escuelas privadas
no lo han querido hacer nunca. Los pactos son posibles cuando las
fuerzas están equilibradas y cuando todo el mundo tiene algo que ganar.
En este momento las fuerzas están muy desequilibradas, en la etapa de la
Transición las fuerzas estuvieron algo más niveladas y , en ese momento
, sectores de la privada estaban dispuestos a ceder sus centros para
que fueran escuela pública . Y le hablo de antes de que muriera Franco.
Ahora, con los gobiernos actuales es imposible. Sólo si la izquierda
recupera fuerza se puede avanzar hacia un gran pacto.
En Barcelona nunca había gobernado la derecha.
Sin embargo el porcentaje de escuela pública es inferior al 40%. Es
necesaria una profunda autocrítica de los partidos que han gobernado,
¿no cree?
Esto viene de un proceso histórico. El
franquismo no construyó escuela pública. En aquella época vino mucha
población de fuera y se improvisaron escuelas privadas para atender a
mucha gente. En la etapa de la Transición, una parte de estas escuelas
privadas desaparecieron y otra parte, poca, pasaron a ser públicas.
Aquella negociación la hizo CiU, que no tenía muchas ganas de aceptar
muchas escuelas públicas. El déficit viene de lejos, pero si echamos un
vistazo a los barrios que se han construido en los últimos años en
Barcelona vemos cómo la escuela pública está muy presente. En mi etapa
como concejal se hizo mucha escuela pública en la zona de Poble Nou o
Nou Barris y en todos aquellos rincones donde más crecía la población.
En cambio en zonas como el Eixample o Sarrià Sant-Gervasi casi no se
ven. Depende de la composición social de cada Distrito.
¿Qué porcentaje bajo su juicio sería el idóneo entre la privada y la pública?
Necesitaríamos un 80% de escuela pública, como mínimo. La escuela
pública debe ser la de todos, no la de los pobres. Debemos convertir la
escuela pública en un servicio de calidad y de proximidad. Ahora bien,
si aún así hubiera gente que se quisiera distinguir y creyera que
pagando les irá mejor, pues tendrían un 20% de escuela privada para
elegir un centro. Las clases altas siempre han pretendido la distinción
más que la mezcla.
No parece que haya mucho margen para el optimismo.
Seguramente la Educación vive el peor momento de la democracia. Pero el
trabajo que se ha hecho hasta la fecha ha sido muy bueno. Se ha subido
muchísimo el nivel. En el año 75, cuando murió Franco, todavía había
mucha gente joven analfabeta. Ahora bien, si sólo hacemos caso de lo que
dice el informe PISA le estaremos haciendo el juego a la derecha.
Tenemos sectores muy interesados en dar una imagen de que la enseñanza
va mal y culpar la escuela pública y los colectivos más vulnerables. No
les debemos hacer mucho caso porque lo que persiguen es hacer un negocio
con la educación. Seguramente nos irá mejor si en lugar de compararnos
con Francia, donde su escuela pública funciona desde el siglo XIX, nos
miramos como estábamos hace unos años. Nosotros veníamos de una
dictadura y se han acortado distancias muy rápidamente. Hay muchas cosas
a corregir, pero no podemos devaluar el buen trabajo de los últimos 30
años. Ahora, si se impone esta ley, dentro de 15 años estaremos mucho
peor.
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