Podrían ser muchas cosas, pero tildar de asesinos a Manuel Azaña, Juan Negrín, Julián Besteiro, Federica Montseny o Dolores Ibárruri Pasionaria es una mentira y una falsedad histórica imperdonable.
La república no fue violentada de forma igualitaria por dos bandos de hermanos sedientos de sangre. El fascismo afiló sus garras contra el Frente Popular por el miedo de las clases privilegiadas a perder sus privilegios.
Eso lo sabían todos los que, de forma desinteresada, apostaron por la legalidad republicana y se jugaron la vida y la libertad. Los famosos desmanes de la izquierda que motivaron la violencia de la derecha son la típica excusa del Revisionismo histórico (negacionismo) equidistante y vomitivo para igualar víctimas y verdugos. En Europa sería un despropósito que un académico francés o alemán saliera a decir que en la guerra mundial todos fueron unos mediocres y culpables por igual de lo que pasó.
No debemos permitir que, otra vez, la memoria republicana se llene de basura y mentiras. Yo sé otra historia que el señor Arturo Pérez-Reverte y otros como él parecen desconocer. La de los resistentes improvisados, que se negaron a dejarse arrebatar el mejor proyecto de la historia de este triste país y pagaron cara su osadía, tan cara que, todavía, la siguen pagando con el olvido o la mentira disfrazada de ecuanimidad.
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: BARRIO LIBRE DE POBREZA ENERGÉTICA. Calefacción por 36€ al mes: así funciona una central térmica gestionada por sus vecinos
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