diciembre 21, 2017

La Paradoja de la Tolerancia, por Karl Popper

Marisa Peña ha compartido la foto de Pictoline ·  15/8/2017
Así de claro. Ya está bien de acudir al manido argumento de la tolerancia y el respeto para proteger actitudes fascistas o esconder basura ideológica. Si eres un machista, un racista o un homófobo y se te señala, y se te recrimina, y se te pone en la palestra, te aguantas. Porque visibilizar a los intolerantes por mucho que se escondan en su pretendida libertad de expresión, en un pretendido humor negro o en una pretendida equidistancia, es labor de todos los que nos consideramos agredidos por estas ideologías de la desigualdad y el sufrimiento. Y no es la Inquisición, ni las feministas somos unas histéricas, ni los republicanos estamos llenos de odio y rencor, ni los antifascistas somos unos talibanes. Es sólo que ya está bien, hombre, ya está bien de aguantar lo inaguantable.


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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo curioso de todo esto, y dando por muy válido el posicionamiento de Popper, es que sois vosotros, la izquierda progresista, los que, bajo el argumento de la tolerancia, estáis comulgando con ruedas de molino.
Aceptáis sin más posicionamientos ideológicos que carecen que cualquier tipo de racionalidad, incurriendo muchos en flagrantes contradicciones y ataques directos al concepto de la igualdad ante la ley. Además, no cesáis de dar cobertura y defender (quizá para ganar votos) religiones como el islam, que atacan los principios básicos de la igualdad y la libertad. Y no, con esto no me posiciono en defensa de la iglesia católica, la cual a lo largo de los siglos también ha sido buen ejemplo de intolerancia.

Caminante dijo...

GRACIAS POR INTERVENIR

Paquita

Wenceslao dijo...

Con el antifascismo hay que tener mucho cuidado. Los que ya tenemos una edad, recordaremos al grupo antiterrorista deliberación (GAL) que no eran más que un grupo terrorista. Vamos, que por ponerte la etiqueta de antifascista no te libras de ser un fascista. Son tus actos lo que te define y no tu nombre.
Y si empiezas a pensar que todo vale para conseguir tu objetivo, por muy loable que creas que es, te estás acercando peligrosamente a esas conductas de las que abominas (que igual no las abominas tanto y era solo que te daba envidia el poder que tenían y en realidad eres tan hijo de p*** como ellos).

Y, de paso, para entender la paradoja de Popper es muy recomendable leerse su libro. Uno de los males de nuestra sociedad es que queremos que nos lo den todo hecho, que nos resuman un libro del tamaño de un ladrillo en una viñeta y eso no puede ser. Lo que consigues así, es conocer el pensamiento del que ha escrito la viñeta, no del que ha escrito el libro.

Caminante dijo...

Estoy de acuerdo con lo que mencionas. Nuestros actos nos definen. Nuestras palabras sólo son válidas si están acordes con ellos; si no se queda en palabrería.
Gracias por entrar y comentar: PAQUITA

Anónimo dijo...

Comparan a la derecha con el nazismo? Incorrecto. El nacionalsocialismo era muchísimo más de izquierda, por Dios. En una democracia es bastante sano que exista oposición, cosa que por cierto, a los socialistas no les gusta mucho eh; entre más grande sea el Estado, más totalitario será el mismo. Yo, en lo personal, dejé de creer en el paradigma derecha-izquierda del espectro político, la realidad mundial actual impide que podamos estudiarla a partir de esas concepciones, yo me definiría más de la tercera vía. Por otro lado, la progresía sí que es muy hábil para desestimar a quienes no piensan como ellos, cómo? A través de estos conceptos abstractos y subjetivos pues, en virtud de que no pueden defenderse con base en la razón, la mejor forma de hacerlo es con estos novedosos conceptos maquillados cuya finalidad es silenciar a quienes piensen distinto. En fin...