Marisa Peña 18 de octubre · zendalibros.com
Ruego
encarecidamente la lectura de este libro. Escrito en 1937. Clarividente
y necesario. Va a ser la próxima lectura de mi clase de Literatura
Universal. Magnífico en la hechura y sublime en el fondo. Cuando
normalizamos a la bestia formamos parte de su crecimiento. Mientras
miramos lo que el poder quiere que miremos olvidamos mirar hacia el
enemigo que, de nuevo, crece a nuestro lado como un niño feliz. Y no, no
es nostalgia, ni constitucionalismo, ni lógica reacción a nada... Es
fascismo, es barbarie, quien lo probó lo sabe.
Al igual que hizo, muchos años después, Michael Haneke en La cinta blanca, Ödön von Horváth (Sušak, Rijeka, 1901 – París, 1938) narra en esta novela, Juventud sin Dios, los orígenes del nacionalsocialismo y cómo en los jóvenes y su educación se observaba el origen del mal. El narrador de Juventud sin Dios (Jugend ohne Gott)
es un joven docente a quien el director del colegio no le pide que
corrija a un alumno si este dice que los negros son infrahumanos, y sí
en cambio le recuerda que su obligación es «educar para la guerra».
Parte de la acción transcurre en una especie de campamento paramilitar
donde se produce un crimen misterioso.
El escritor austríaco de origen húngaro Ödön von Horváth ha sido considerado uno de los escritores en lengua alemana más críticos de todos los tiempos. Autores como Hermann Hesse, Thomas Mann y Joseph Roth manifestaron admiración por su obra, y Peter Handke lo alabó en un artículo titulado «Horváth es mejor que Brecht». En 1931 fue galardonado con el Premio Kleist y en 1933, al comenzar el régimen nazi en Alemania, se mudó a Viena, y en 1938 a París, donde murió.
Zenda publica el prólogo que el escrito checo Franz Werfel escribió en 1938 y las primeras páginas del libro publicado por la editorial Nórdica (..)
Su crítica contra el fascismo y sus peligros puede apreciarse en su obra.
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El escritor austríaco de origen húngaro Ödön von Horváth ha sido considerado uno de los escritores en lengua alemana más críticos de todos los tiempos. Autores como Hermann Hesse, Thomas Mann y Joseph Roth manifestaron admiración por su obra, y Peter Handke lo alabó en un artículo titulado «Horváth es mejor que Brecht». En 1931 fue galardonado con el Premio Kleist y en 1933, al comenzar el régimen nazi en Alemania, se mudó a Viena, y en 1938 a París, donde murió.
Zenda publica el prólogo que el escrito checo Franz Werfel escribió en 1938 y las primeras páginas del libro publicado por la editorial Nórdica (..)
Su crítica contra el fascismo y sus peligros puede apreciarse en su obra.
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