Nora Urbina en Bibliosur · nytimes.com
Durante
décadas, el escritor francés utilizó la imagen y las cartas de
Francesca Gee para defender su búsqueda sexual de adolescentes. Su
versión fue silenciada hasta ahora.
PARÍS — En 1983, Francesca Gee paseaba
con una amiga un día de finales de otoño en París cuando vieron una
nueva librería. Mientras veían el aparador, su amiga de pronto señaló la
parte de abajo de la ventana.
“¡Mira, eres tú!”.
El rostro de Gee la miraba desde la portada de una novela, Ivre du vin perdu (Ebrio de vino malogrado), de Gabriel Matzneff, escritor y defensor de la pedofilia.
Una
década antes, a sus 15 años, Gee había estado en una relación
traumática de tres años con Matzneff, un hombre mucho mayor. Ahora él
usaba su rostro adolescente en la portada de la novela y cartas que ella
le había escrito en sus páginas sin haberle preguntado si podía hacerlo
ni informarle nada al respecto, comentó.
Durante
décadas, a pesar de las protestas de Gee, Matzneff usó sus cartas para
justificar la pedofilia y lo que describía como las grandes aventuras
románticas con chicas adolescentes, siempre respaldado por miembros de
la élite literaria, mediática, comercial y política de Francia.
Los libros de Matzneff fueron
patrocinados por algunas de las editoriales más prestigiosas de Francia,
incluyendo Gallimard, que publicó Ivre du vin perdu
durante casi cuatro décadas con la misma portada, usando el rostro de
Gee para promover el tipo de relación que ha marcado de por vida a
algunas de las víctimas de Matzneff.
“Me persigue esa imagen mía, que es como un doble malévolo”, dijo Gee (...)
Matzneff
se convirtió en un escritor de renombre en la década de 1970, cuando
algunos intelectuales franceses consideraban que la pedofilia era una
forma de liberación de la opresión paterna. Aunque esas opiniones
dejaron de ser bien vistas en la década de 1990, continuó publicando y
prosperando hasta fines del año pasado.
Sin embargo, en el último par de meses, fue acusado
de promover el abuso sexual de menores, le quitaron los honores que le
había otorgado el Estado francés y dejó de trabajar con sus tres
editores.
Gallimard dejó de vender la novela con la imagen de Gee en la portada en enero, después de la publicación de Le consentement (El consentimiento), el primer recuento de una de las víctimas menores de edad de Matzneff, Vanessa Springora.(...)
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