Unidas Podemos - Plataforma Ciudadana · 18/8/20
👏 Contigo Pablo Iglesias, con Irene Montero y con vuestra hermosa familia."Su odio y sus amenazas no frenarán nuestro trabajo.
El ejemplo de la gente corriente, honesta y valiente que no tiene miedo al fascismo, es para nosotros la mayor motivación para continuar.
Seguimos ✊"
+ Unidas Podemos - Plataforma Ciudadana · Gracias por resistir 😘
👏 Contigo Irene Montero, con Pablo Iglesias y con vuestra hermosa familia. Nos quedan muchos derechos por conquistar juntxs.
"Frente al odio: justicia social y democracia".
2+ 18/8/20
3+ Pelayo Martín · 18/8/20
Habría que preguntarle si ese irrefrenable impulso a pronunciar las siglas ETA tras escuchar la palabra "Podemos" se debe a algún tipo de trauma de nacimiento o entra en nómina.
Lo de Pedro Blanco en su "Hoy por hoy" ha vuelto a suceder, ha sido dar voz a quienes denuncian la escandalosa complicidad de la policía con los acosadores de Galapagar... y la jauría de colaboradores descargando sus baterías de artillería hasta dejarlo todo en un llano donde acosadores y acosados se reparten las culpas.
Disfruta mientras puedas, Pedro Blanco... que el culo te huele a SEPE.
4+ Pelayo Martín · 19/8/20
Y cuando crees que no hay nada... es cuando más te sorprende descubrir una brizna de dignidad... y más te alegra...
4+ Pelayo Martín · 19/8/20
5+ 19/08/2020 lasexta.com A por Iglesias, por Jesús Cintora
"Señalar a Pablo Iglesias como el malo, el culpable de nuestros problemas, y tratar de machacarle hasta en su vida familiar. Algunos presumen de
defensores de la familia, pero aquí les da lo mismo que paguen tres
niños"...
Se simplifica y se elige a un malo: Pablo Iglesias es el culpable de lo que pase. Seguro que lo han oído más de una vez: "La culpa es del coletas", "menudo peligro el de Podemos", "el Iglesias es el que tiene la culpa"… A Pablo Iglesias le han convertido en una especie de enemigo público número uno, el objetivo a batir, un personaje al que atribuyen poderes malignos por encima de sus posibilidades. A partir de ahí, a por Iglesias.
Se simplifica y se elige a un malo: Pablo Iglesias es el culpable de lo que pase. Seguro que lo han oído más de una vez: "La culpa es del coletas", "menudo peligro el de Podemos", "el Iglesias es el que tiene la culpa"… A Pablo Iglesias le han convertido en una especie de enemigo público número uno, el objetivo a batir, un personaje al que atribuyen poderes malignos por encima de sus posibilidades. A partir de ahí, a por Iglesias.
Por su programa político, Pablo Iglesias es el idóneo
para que muchos poderosos vean en él al rival. Por su apariencia, con el
pelo largo, sin traje ni corbata, hace tiempo que vieron motivos para caricaturizar aún más al ser malvado,
peligroso e inconveniente. Y ya cuando ha logrado ser vicepresidente de
España… ¡Hasta ahí podíamos llegar! Hay sectores que van a por Iglesias
y no están dispuestos a parar hasta que consigan hacerle morder el polvo.
Pablo Iglesias, como todos, se ha equivocado, se equivoca y se equivocará, pero ese reduccionismo de señalarle como la personificación del mal y tratar de amargarle la vida a él y a su familia no es de recibo. Como dirigente, justo es que a Iglesias le hagan oposición política y que esté expuesto al derecho de manifestación de los disconformes, pero otra cosa es el hostigamiento personal inaceptable en su vivienda. El señalamiento, los insultos y amenazas, incluso cuando el líder de Podemos está con sus niños, son fascismo y un intento de machacarle como rival político y como persona.
Van ya meses en los que, junto a una casa, en la que hay tres menores, se suceden las concentraciones insultando, amenazando o intimidando. Salen unos días fuera de Madrid y les vuelven a señalar. A los padres, por ser del partido rival, considerado el eje del mal. Los niños pagan por ser hijos de quienes son. Alguno de estos pequeños ya fue imagen publicada cuando era una simple ecografía. El despropósito llega a que unos niños paguen por la profesión o ideas políticas de sus progenitores, que ellos no han decidido. Seguro que los defensores de la familia lo pueden entender.
Un hostigamiento familiar así no es aceptable en ningún caso. Con menores de por medio, aún menos. A Pablo Iglesias, como a todos, hay que cuestionarle por sus actuaciones en un partido político o en el gobierno, pero no acosarle en su vida en familia. Así que detengan esto y, si no lo paran, es la autoridad competente quien lo debe parar. Evitemos males mayores y llevemos la necesaria crítica política a los cauces adecuados. Supongo que esto lo entienden hasta aquellos que dicen que sin Pablo Iglesias se acabarían todos nuestros problemas.
Quien ejerce el linchamiento no tienen ningún interés en acceder a un juicio justo, no quiere que haya proporcionalidad en el castigo, tampoco pretende ni comprender las circunstancias, no busca el debate, busca la acción (inútilmente) ejemplarizante o sencillamente de desahogo
Los escraches en España siempre caminaron sobre una delgada y fina línea. Esa que se queda cuando se importa una forma de protesta a un contexto para el que no fue ideada. Los escraches legítimos y necesarios surgieron en Argentina ante la impunidad de los genocidas, eran "una forma noble de hacer justicia debatida a lo largo de varios meses cuando no se podía acceder a la justicia por el Estado" (en palabras de Rita Segato). Una forma de justicia a la que precedía un periodo de asamblea, de debate, de análisis y de preparación de meses en los que se corroboraba colectivamente que era la única alternativa de que los criminales no quedarán impunes socialmente. Aquel escrache tenía, de forma premeditada, muy poco de espontáneo pues se trataba de evitar caer fácilmente en el linchamiento. Los escraches originarios a los genocidas eran la única forma de 'denuncia y reparación' a la que tenían acceso las víctimas de aquellos crímenes fascistas ante la falta de respuesta legal y judicial para acabar con la impunidad. El escrache era una forma de sanar colectiva y pacíficamente, de atraer más democracia (...)
Pablo Iglesias, como todos, se ha equivocado, se equivoca y se equivocará, pero ese reduccionismo de señalarle como la personificación del mal y tratar de amargarle la vida a él y a su familia no es de recibo. Como dirigente, justo es que a Iglesias le hagan oposición política y que esté expuesto al derecho de manifestación de los disconformes, pero otra cosa es el hostigamiento personal inaceptable en su vivienda. El señalamiento, los insultos y amenazas, incluso cuando el líder de Podemos está con sus niños, son fascismo y un intento de machacarle como rival político y como persona.
Van ya meses en los que, junto a una casa, en la que hay tres menores, se suceden las concentraciones insultando, amenazando o intimidando. Salen unos días fuera de Madrid y les vuelven a señalar. A los padres, por ser del partido rival, considerado el eje del mal. Los niños pagan por ser hijos de quienes son. Alguno de estos pequeños ya fue imagen publicada cuando era una simple ecografía. El despropósito llega a que unos niños paguen por la profesión o ideas políticas de sus progenitores, que ellos no han decidido. Seguro que los defensores de la familia lo pueden entender.
Un hostigamiento familiar así no es aceptable en ningún caso. Con menores de por medio, aún menos. A Pablo Iglesias, como a todos, hay que cuestionarle por sus actuaciones en un partido político o en el gobierno, pero no acosarle en su vida en familia. Así que detengan esto y, si no lo paran, es la autoridad competente quien lo debe parar. Evitemos males mayores y llevemos la necesaria crítica política a los cauces adecuados. Supongo que esto lo entienden hasta aquellos que dicen que sin Pablo Iglesias se acabarían todos nuestros problemas.
Quien ejerce el linchamiento no tienen ningún interés en acceder a un juicio justo, no quiere que haya proporcionalidad en el castigo, tampoco pretende ni comprender las circunstancias, no busca el debate, busca la acción (inútilmente) ejemplarizante o sencillamente de desahogo
Los escraches en España siempre caminaron sobre una delgada y fina línea. Esa que se queda cuando se importa una forma de protesta a un contexto para el que no fue ideada. Los escraches legítimos y necesarios surgieron en Argentina ante la impunidad de los genocidas, eran "una forma noble de hacer justicia debatida a lo largo de varios meses cuando no se podía acceder a la justicia por el Estado" (en palabras de Rita Segato). Una forma de justicia a la que precedía un periodo de asamblea, de debate, de análisis y de preparación de meses en los que se corroboraba colectivamente que era la única alternativa de que los criminales no quedarán impunes socialmente. Aquel escrache tenía, de forma premeditada, muy poco de espontáneo pues se trataba de evitar caer fácilmente en el linchamiento. Los escraches originarios a los genocidas eran la única forma de 'denuncia y reparación' a la que tenían acceso las víctimas de aquellos crímenes fascistas ante la falta de respuesta legal y judicial para acabar con la impunidad. El escrache era una forma de sanar colectiva y pacíficamente, de atraer más democracia (...)
Parece que cuesta ver cómo detrás de estas acciones están los herederos de aquel ideario franquista que salvó a España de los comunistas con un golpe de estado, una guerra civil con más de medio millón de muertos, cuarenta años de cruel dictadura, más de 140.000 desaparecidos y cientos de miles de presos por rojos, republicanos, vagos o maleantes. Herederos que se sienten en el derecho de salvarla ahora de un gobierno democráticamente elegido (como aquel que derrocó Franco), pero que, para la extrema derecha, es un gobierno comunista populista y separatista. No es baladí el ataque ni la persecución de la extrema derecha a un vicepresidente y a una ministra. Y menos si se echa la vista atrás y se intuye que, si la separación de poderes no actúa, el a dónde vamos puede llegar a ser el lugar del que venimos, ese que añoran los que ignoran la verdad, la justicia y las garantías de no repetición.
7+ Antonio Larrey Lázaro en EL TRASTERO DE LA IMAGINACION
SE NOS VA… Ni jarabe democrático ni pollas en vinagre.
Es un hostigamiento, orquestado y en toda regla. Lo que sufre el vicepresidente, la diputada Monedero, y los hijos de ambos, no tiene encaje en ninguna explicación democrática. Punto. Y yo, dejando esa obviedad de lado, tengo una pregunta ¿Qué ha hecho Pablo Iglesias? Sí, ¿qué ha hecho? Porque decir, viene diciendo mucho, de hecho su virtud residía en la dialéctica. Pero ¿hacer? Está en el gobierno y no se ha derogado la Ley Laboral, por ejemplo, ni tampoco se han iniciado los trámites para dotar a la ciudadanía de una herramienta para decidir si quiere o no quiere seguir teniendo parásitos institucionales, por otros llamados reyes. ¿La paguita, que dicen ellos, y la subida de mínimo salarial, es lo que hace acudáis a su casa en Madrid o los persigáis en sus vacaciones?¿Qué sois, empresarios arruinados por tener que pagar un salario digno a vuestros trabajadores? Por cierto, de las 700 mil solicitudes del mínimo vital solo se han tramitado 4 mil, así que no os penséis que están las arcas del Estado temblando por estas migajas ¿Os imagináis que yo hubiera ido a la puerta de la residencia del Emérito a gritarle borracho, putero y ladrón (que rima con Borbón…)? Pues que ahora esto lo estaría escribiendo en papel del váter, en el módulo V y compartiendo celda con Pablo Hasel. Pero hay preguntas todavía más inquietantes ¿qué os ha hecho el amigo que les ha invitado a pasar unos días en Asturias?¿O la dueña del restaurante que les ha dado de comer? O lo que es todavía más preocupante ¿qué os han hecho sus hijos? Porque yo no heredo los pecados de mi padre y espero que mis hijos no hereden los míos. No es de recibo. El “hijoputismo”, aderezado con la ignorancia y espoleado por el revanchismo, es una enfermedad, como el COVID 19, que conviene tratar con cautela, asepsia y, a ser posible, una cuarentena…de por vida. Espero, al menos, que no sea tan contagiosa como el coronavirus de las narices.
Es un hostigamiento, orquestado y en toda regla. Lo que sufre el vicepresidente, la diputada Monedero, y los hijos de ambos, no tiene encaje en ninguna explicación democrática. Punto. Y yo, dejando esa obviedad de lado, tengo una pregunta ¿Qué ha hecho Pablo Iglesias? Sí, ¿qué ha hecho? Porque decir, viene diciendo mucho, de hecho su virtud residía en la dialéctica. Pero ¿hacer? Está en el gobierno y no se ha derogado la Ley Laboral, por ejemplo, ni tampoco se han iniciado los trámites para dotar a la ciudadanía de una herramienta para decidir si quiere o no quiere seguir teniendo parásitos institucionales, por otros llamados reyes. ¿La paguita, que dicen ellos, y la subida de mínimo salarial, es lo que hace acudáis a su casa en Madrid o los persigáis en sus vacaciones?¿Qué sois, empresarios arruinados por tener que pagar un salario digno a vuestros trabajadores? Por cierto, de las 700 mil solicitudes del mínimo vital solo se han tramitado 4 mil, así que no os penséis que están las arcas del Estado temblando por estas migajas ¿Os imagináis que yo hubiera ido a la puerta de la residencia del Emérito a gritarle borracho, putero y ladrón (que rima con Borbón…)? Pues que ahora esto lo estaría escribiendo en papel del váter, en el módulo V y compartiendo celda con Pablo Hasel. Pero hay preguntas todavía más inquietantes ¿qué os ha hecho el amigo que les ha invitado a pasar unos días en Asturias?¿O la dueña del restaurante que les ha dado de comer? O lo que es todavía más preocupante ¿qué os han hecho sus hijos? Porque yo no heredo los pecados de mi padre y espero que mis hijos no hereden los míos. No es de recibo. El “hijoputismo”, aderezado con la ignorancia y espoleado por el revanchismo, es una enfermedad, como el COVID 19, que conviene tratar con cautela, asepsia y, a ser posible, una cuarentena…de por vida. Espero, al menos, que no sea tan contagiosa como el coronavirus de las narices.
PD: De aquellos “36” vienen estos lodos…
8+ change.org [Petición viral]: 19387 personas ya han firmado STOP al acoso frente al hogar de Irene Montero y Pablo Iglesias
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