11/12/22
Hay que explicarlo muchas veces, de distintas formas y con diferentes palabras, pero repitiendo el mensaje hasta que sangren los dedos.
No somos un país soberano capaz de tomar decisiones en las cuestiones más trascendentes, no lo somos desde hace décadas, por mucho que nadie lo cuente. Lo que sí existe es una estrecha horquilla (cada vez más estrecha) en la que podemos movernos siempre que nuestras decisiones no afecten a lo que no es negociable... y en eso, y solamente en eso, está la batalla que habremos de librar. España es un país colonizado que arrastra un enorme atraso social, económico, ético, y político de varias generaciones, de modo que el margen de cambio, a pesar de la estrechez de nuestra horquilla de decisiones, es muy considerable.
No somos un país soberano capaz de tomar decisiones en las cuestiones más trascendentes, no lo somos desde hace décadas, por mucho que nadie lo cuente. Lo que sí existe es una estrecha horquilla (cada vez más estrecha) en la que podemos movernos siempre que nuestras decisiones no afecten a lo que no es negociable... y en eso, y solamente en eso, está la batalla que habremos de librar. España es un país colonizado que arrastra un enorme atraso social, económico, ético, y político de varias generaciones, de modo que el margen de cambio, a pesar de la estrechez de nuestra horquilla de decisiones, es muy considerable.
Será de importancia vital que entendamos algo que va a ser trascendente para el destino de nuestros nietos... Aunque lo parezca y la radio lo repita sin cesar, no vamos a votar a Yolanda Díaz, a Pedro Sánchez, a Irene Monero ni a cualquier otro para que nos gobierne, ni para que elijan al grupo de personas que nos habrán de gobernar... vamos a votar (si no queremos a Abascal al frente del Ministerio de Interior)... vamos a votar a ese o esa frente al que habremos de manifestarnos para exigir lo que nos corresponde y no quieran darnos (ya sea porque no quieran o porque el sisteme no se lo permita).
Tan simple como eso... no vamos a elegir el modelo de jardín de verdes pastos donde descansar hasta la cena... vamos a elegir el muro contra el que rompernos la cabeza a fuerza de embestir durante los próximos diez años... cosa nuestra será elegir el de roca viva, o el de barro fresco... ese en el que poder clavar los dedos y arrancar pedazos, hasta abrir brecha y hasta que sangren las manos... para que por fin se venga abajo.
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