Fernando Broncano R 1/3/24
Hoy, que cumplo mi décimo septenio (no califica en el currículo, pero sí en la biografía, pues siete años son los ciclos de la vida) quiero recordar, pues me identifico con él, este poema de Salvador Espriu, que define bien lo que siento en esta primavera que es otoño para mí:
Ensayo de cántico en el templo
¡Oh, qué cansado estoy
de mi cobarde, vieja, tan salvaje tierra,
y cómo me gustaría alejarme,
hacia el norte,
en donde dicen que la gente es limpia
y noble, culta, rica, libre,
despierta y feliz!
Entonces, en la congregación, los hermanos dirían,
desaprobando: «Como el pájaro que deja el nido,
así el hombre que abandona su lugar»,
mientras yo, bien lejos, me reiría
de la ley y de la antigua sabiduría
de mi árido pueblo.
Pero no he de realizar nunca mi sueño
y aquí me quedaré hasta la muerte.
Pues soy también muy cobarde y salvaje
y amo, además,
con desesperado dolor,
a esta mi pobre,
sucia, triste, desdichada patria.
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