José María Sadia 31 de marzo de 2024
“Lo primero que hicimos fue preguntar a las propias pinturas”. Y a partir de ahí, los personajes inmortalizados en los muros de la pequeña iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Alaiza (Iruraiz-Gauna, Álava) comenzaron a narrar una historia fascinante, que hablaba del vital papel de las mujeres en la sociedad medieval, alumbrando a los futuros miembros de la familia, o de su enorme peso en la organización de los rituales vinculados a la muerte, los funerales. Así fue como los historiadores Isabel Mellén y Gorka López de Muniain tomaron nota del susurro de las enigmáticas representaciones de este singular templo románico, para darle la vuelta a las teorías que, durante décadas, han intentado explicar, sin éxito, el significado de una obra prácticamente única en el mundo (...)
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