Médico de familia | A Coruña Pablo Vaamonde - 26 de Agosto de 2015
http://www.nuevatribuna.es/opinion/pablo-vaamonde/dolorosa-lucidez-chirbes/20150826133317119464.html
Hace ya unos días que murió Rafael Chirbes. Ha
sido una muerte inesperada y prematura. Estaba en plena madurez y
publicando los mejores libros de su trayectoria. Siento su pérdida como
si se tratase de un familiar o de un amigo. Le sigo como lector desde
hace muchos años y nunca me defraudó. Otros autores dejaron de
interesarme y los fuí abandonando poco a poco. Con Chirbes
sucedió al contrario: cada nuevo libro que publicaba me resultaba más
impactante y conmovedor. No es un escritor complaciente: exige esfuerzo y
atención, que se ven recompensados con creces.
La literatura española pierde a uno de sus valores más interesantes,
la voz más crítica y lúcida para narrar la vida de este país de los
últimos años. Nunca estuvo de moda y alcanzó la mayor notoriedad en
estos últimos años, despues de que una de sus obras (Crematorio)
fuese llevada a la pantalla. Sus libros, todos ellos, son de una
dolorosa lucidez. Su mirada sobre nuestro pasado reciente no es nada
complaciente. No comparto su pesimismo radical, pero celebro y agradezco
su honradez extrema y su firme compromiso con la verdad.
Cuando publicó Los viejos amigos, en 2003, afirmaba en una
entrevista: “No hay dos Españas, sólo hay una, la otra no existe. El que
ocupó las tierras se quedó con las tierras ocupadas y el que ocupó la
cátedra con la camisa azul se quedó con ella”. En esa excelente novela
utiliza una sucesión de monólogos. Un grupo de amigos se reúne; repasan
sus vidas, sus traiciones y sus frustraciones y descubren que, todos
ellos, son expertos en infidelidades varias y, en algunos casos,
cómplices de aquello que quisieron combatir. Amigos de la juventud en
los años de la Transición, llegan a la madurez instalados en la
resignación y en la renuncia a sus sueños. El autor se muestra
implacable en su relato: son gente que vive sola y va a morir sola.
En sus últimos libros publicados -Crematorio (2007), En la orilla
(2013)-, describe, con toda crudeza, la corrupción que creció como un
cáncer en toda España y, de forma notoria, en el Levante español, donde
se centra la trama de estas dos novelas. Relata como el sueño de la
Transición de construir una sociedad más culta, igualitaria y justa, se
convierte en una pesadilla de cloacas, aguas estancadas y vidas
putrefactas. Hay expertos en corruptelas que se convierten en los
dueños del corral, pero tambien hay cómplices satisfechos, asesores y
políticos sin escrúpulos, abogados a sueldo y familias –con hijos
rebeldes-, que viven lujosamente de la corrupción y comen a diario sin
importarles “lo sucia que queda la cocina”. Los personajes de Chirbes
también hablan sobre el deterioro de las ilusiones, sobre el desgaste de
los cuerpos y la decrepitud que provocan la vejez y la enfermedad:
“como los cuerpos, las ilusiones mueren y apestan”.
La muerte también está muy presente en sus obras. En La buena letra
(1992), libro desolador y bellísimo, la protagonista repasa su vida,
las breves alegrías y las miserias de la convivencia familiar: “Todo
parecía que iba a durar siempre, y todo se ha ido deprisa, sin dejar
nada”. También habla de sus muertos: “Fueron mi vida. Gente a la que
quise. Cada una de sus ausencias me ha llenado de sufrimiento y me ha
quitado ganas de vivir”. En una entrevista Chirbes dijo que la vida es
muy corta: “piensas que estás madurando y lo que pasa es que te estás
muriendo”. En su última novela publicada –En la orilla- afirma,
con ironía, que la vida humana es el mayor derroche económico de la
naturaleza: “cuando parece que podrías empezar a sacarle provecho a lo
que sabes, te mueres, y los que vienen detrás vuelven a empezar de
cero”. Chirbes era, desde hace años, un maestro. Y se fue antes de
tiempo.
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: POR QUÉ ESTADO ISLÁMICO NO ATACA A ISRAEL?, By GUSTAVO VELIZ
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