COPIADO de la pág de fb de Marisa Peña el 12/9/2015
Por todos ellos, nuestros abuelos, tíos, padres, vecinos, desconocidos, conocidos, anónimos o destacadas personalidades, que sufrieron el horror, que descendieron al infierno y lloraron lágrimas de sangre, no podemos hacer como que nada pasa, no podemos cerrar los ojos, no podemos callar, no podemos evadirnos, ni buscar escusas. El fascismo está aquí y sus primeras víctimas extienden los brazos pidiendo ayuda. No digamos, no me importó porque yo no era sirio, no me importó porque yo no era subsahariano, no me importó porque yo no era, yo no era, yo no era... No tengamos que decir, cuando me tocó a mí, ya era demasiado tarde. No te pares a preguntar por quién doblan las campanas, porque siempre, siempre, doblan también por ti.
Amelia Díaz Benlliure Por mi padre, enviado a un hospicio con apenas 3 añitos. Por sus hermanos, que pusieron a servir, o a la mina. Ninguno tenía más de doce años. Pero eran hijos de un maestro republicano al que mataron en Brunete y de una mujer que se mostró orgullosa de su marido y a la cual apalizaron, estando embarazada de su quinto hijo. Porque al fascismo hay que pararle los pies desde su primer paso.
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