Cecília Borràs impulsó la primera asociación en España de
familiares que han sobrevivido a la muerte por suicidio de alguien
cercano después de experimentar en primera persona el desamparo tras el
suicidio de su hijo Miquel
Este jueves es el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Según la OMS, se estima que por cada muerte se realizan 20 tentativas
Este jueves es el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Según la OMS, se estima que por cada muerte se realizan 20 tentativas
"El suicidio es una muerte
inesperada, un '¿por qué?' que te persigue toda la vida, explica
Cecília Borràs. Ella y su marido necesitaban encontrar una explicación a
por qué Miquel, su hijo de 19 años, había decidido quitarse la vida,
hace ya casi siete años.
Por ello, explica a Catalunya Plural, se dirigieron a la doctora Carmen
Tejedor, psiquiatra del Hospital Sant Pau. "Fue un encuentro muy
comprensivo y nos dijo muchas verdades que desconocíamos. Piensas que el
suicidio nunca entrará en tu casa pero todos somos vulnerables", añade.
La doctora Tejedor, ahora jubilada, les dijo que necesitarían encontrar
una Asociación de Supervivientes, personas que hubieran sobrevivido al
suicidio de un familiar, pero que lamentablemente en España no había
ninguna. "No encontrábamos lugar para hablar de cómo nos sentíamos",
lamenta. "Si algún día se ven con fuerza para tirar una adelante los
apoyaremos", les dijo la doctora. Cecília, sin embargo, dudaba de que
realmente no existiera ninguna. "Pensé 'lo ha mirado mal', pero luego al
llegar a casa lo busqué en Internet y vi que no, que no había ninguna.
"El desamparo, el vacío, la no asistencia...ningún recurso", comenta con
impotencia.
En 2012, sin embargo, esta impotencia se tradujo en la constitución de Després del Suïcidi Associació de Supervivents (DSAS).
La asociación nace con el objetivo de llenar este vacío y generar un
espacio para el acompañamiento y el apoyo en el duelo del supervivientes
a la muerte por suicidio. Explica, ante la curiosidad que despierta el
término 'superviviente' en un contexto poco habitual, que deciden
ponerle este nombre porque el nivel de estrés de alguien que ha vivido
una muerte por suicidio es equivalente al nivel de estrés que sufre
alguien que ha estado en un campo de concentración o que ha vivido un
conflicto, según la APPAC (Association of Psychology and Psychiatry for
Adults & Children). "Es una muerte muy traumática, tenemos que
convivir con el '¿Qué es lo que no he hecho bien?'", dice.
"Finalmente entiendes que nunca tendrás respuestas"
Según relata la madre de Miquel, el duelo es un proceso muy individual.
"No hay ninguna fórmula mágica, cada uno debe encontrar su manera",
matiza y añade que el hecho de pasarlo en pareja a veces lo dificulta
porque cada uno se encuentra en un momento del duelo diferente. "Hay que
llorar mucho y gritar en un momento de rabia", expresa. Para ella, si
bien el apoyo familiar ayuda, el dolor o la incomprensión son inherentes
al proceso.
"Con la
elaboración del proceso de duelo, la persona que ha muerto puede llegar a
ser parte de nuestra vida de una nueva manera. Cuando se ha podido
hacer esta elaboración, la mayoría de la gente empieza a reconocer que
se siente, lentamente, con más energía y cierta esperanza", se detalla
en la página de la asociación.
Cecília relata que inevitablemente se hace una reconstrucción
biográfica de los últimos momentos y de los últimos años con la persona
que se ha ido. "A fuerza de repetirlo mucho, sin embargo, finalmente
entiendes que nunca tendrás respuestas", afirma con serenidad.
Desmitificando el suicidio
Según el psiquiatra Santiago Duran-Sindreu, responsable asistencial de
la Unidad de Prevención del Suicidio del Hospital Sant Pau, hay una
serie de mitos que contribuyen a que el suicidio sea un tema tabú. "Hay
una especie de ley no escrita que dice que hablar del suicidio induce al
suicidio", menciona. Otro mito es por ejemplo pensar que las personas
que hacen tentativas de suicidio "lo hacen para llamar la atención".
Duran-Sindreu explica que estas afirmaciones no son ciertas y matiza
también que un 90% de los suicidios, por lo tanto no todos, están
relacionados con trastornos mentales. En relación a este 10% Cecília
asegura que "lo que nos da miedo es admitir que el suicidio está a
nuestro lado, todos somos vulnerables, sobre todo los adolescentes". Del
90% en los que sí hay una relación con un trastorno mental, un 60%
serían trastornos mayores y un 40% corresponderían a otros trastornos,
como el trastorno bipolar, la esquizofrenia, el alcoholismo o el
Trastorno Límite de la Personalidad.
El psiquiatra también pone
énfasis en el estigma social que todavía persigue al suicidio y explica
que otros países están mucho más libres de este estigma. "Tenemos que
convivir con la percepción de los demás, la percepción que tú como
familiar no lo has sabido ayudar", explica Cecília.
Los datos de una realidad a menudo invisible
Según el Institut d'Estadística de Catalunya (Idescat),
las muertes por suicidio han aumentado de forma continua desde 2007. Si
en 2010 se quitaron la vida 418 personas esta cifra ha ascendido a 544
en 2013, último año del que se disponen datos sobre Catalunya. En el
conjunto del estado hay registrados 3.263 suicidios en 2007 y 3.870 al
2010. Duran-Sindreu explica que aunque es más frecuente el suicidio
entre hombres, los intentos de suicidio son más frecuentes en mujeres.
También destaca que es más habitual en casos de personas que no cuentan
con apoyo social, gente que se encuentra en el paro o que tiene
problemas de dolor crónico. "Nosotros intentamos cubrir diferentes
aspectos y podemos dirigir a servicios sociales de la zona o fomentar la
sociabilización, por ejemplo", explica el psiquiatra del Hospital Sant
Pau.
También a partir de
2007 la cifra de muertes por suicidio supera por primera vez la de
muertes por accidente de tráfico. Esto lo explica, según Duran-Sindreu,
el hecho de que, por ejemplo, se haya hecho una gran campaña para
prevenir accidentes de tráfico y que, por el contrario, España no tenga
un programa de prevención de suicidio, como sí tienen países como
Australia, Canadá o los países nórdicos, donde la tasa es más elevada.
Precisamente en cuanto a la tasa de suicidios en todo el estado, ésta se
situaba en 2012 en
7,6 por cada 100.000 habitantes, la tasa más elevada desde 2005. Con
todo pero la mortalidad representa la punta del iceberg de la
problemática real. Según la OMS, se estima que por cada muerte se
realizan 20 tentativas, es por ello que la prevención es esencial.
El primer plan de prevención del suicidio en todo el estado lo
implantaron el Hospital Sant Pau y el Centre de Psicoteràpia de
Barcelona en el Eixample (Dreta de l'Eixample), hace cerca de 10 años.
Según explica el psiquiatra Duran-Sindreu, a partir de fondos europeos
que provienen de la Alianza Europea contra la Depresión se implementan
dos programas piloto: el primero se refiere al Centre de Salut Mental de
la Dreta de l'Eixample (en 2005) y el segundo en el Hospital Parc Taulí
de Sabadell (2007). Datos del Departament de Salut indican que estas
pruebas piloto en Barcelona y Sabadell han permitido disminuir las
tentativas de suicidio consumado un 20%.
"La asociación ha roto con el silencio y la soledad"
Entre el 2012 y el 2014, los primeros dos años de Després del Suicidi
Associació de Supervivents, más de 700 personas han contactado la
asociación impulsada por Cecília y que tiene una junta fundacional
formada por nueve personas, todas ellas supervivientes del suicidio de
un familiar. "Deberíamos hablar de suicidios en plural, porque cada caso
es diferente. Al principio estás en un choque tan bestia que eres
incapaz de afrontarlo, se trata de una realidad que no eres capaz de
asimilar", dice Cecília. Según comenta, y lo confirman los casos con los
que se encuentran en la asociación, al inicio se suelen decir mentiras,
como que la persona ha muerto en un accidente o que ha sufrido un
ataque al corazón. "Tienes que decir la verdad pero cuando estés
preparado para hacerlo", añade.
Con todo, esta iniciativa, tirada adelante gracias al valor de Cecília y
un grupo de personas, es pionera en todo el estado y ayuda a que
ninguna otra persona tenga que sentirse como lo hicieron ella, su marido
y muchos: desamparados. "La asociación ha roto con el silencio y la
soledad y ayuda a mostrar que hemos seguido adelante", concluye Cecília.
"Nosotros debemos ser los guardianes de la memoria de su vida", dice
refiriéndose a Miquel y a todos aquellos que se han ido.
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OTRO ASUNTO. Hoy en Perroflautas del Mundo: Por qué amábamos ‘El País’, de Rosa María Artal
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