Gonzalo Tejerina Lobo27 de mayo de 2016 X victoria Aldunate
http://valladolorentodaspartes.blogspot.com.es/2016/05/unos-ojos-nuevos.html
Nos
mutilan desde que nacemos. Nos arrebatan el clítoris y el erotismo
propio. Nos mantienen en la ignorancia para que no aprendamos a nombrar
nuestra vulva; para que nos avergüence y la usemos como un objeto
deseado por otros, un “pedazo” de cuerpo que no comprendemos ni amamos.
Nuestro cuerpo es un Botín de Guerra de la masculinidad.
Desde
que nacemos nos sacan los ojos. La primera vez es cuando nos llaman
“mujercitas”, la segunda es cuando se desviven porque seamos “bonitas” y
la tercera cuando nos preguntan, estando aún en la Escuela Primaria, si
tenemos “pololo” -“novio”, en el decir de otros pueblos-, y puede haber
otros ejemplos.
De ahí en adelante las mutilaciones son múltiples y masivas.
Acción Teatral “La Novia”, feministas kallejeras, Santiago de chile, año 2007 |
Es así como hemos crecido en la Impunidad.
Nuestros
cuerpos son abusados desde el lenguaje hasta las mutilaciones. Nos han
educado con afirmaciones aparentemente neutrales como “cuando te cases”,
“cuando tengas hijos”, “cuando tengas marido”. Hemos soportado desde
chicas miradas masculinas horrorosas, lascivas. Abuelos, tíos, padres,
padrastros, amigos de la casa, hermanos mayores, nos han violado “en
Familia”.
Laura
fue adoptada por su hermana adulta, desde los siete años fue usada como
juguete sexual por sus sobrinos que tenían entre 5 y 10 años más que
ella, y después de esos adolescentes violadores vino el “turno” del
padre (el esposo de la hermana). Así la cegaron y no la han dejado
mirarse ni verse durante al menos tres décadas.
Nos
dejan las cuencas sangrantes y cuando igualmente tenemos atisbos de
ver, nos dicen “conflictivas” y “locas”, que “vemos lo que no hay”.
Vemos que nos niegan aunque nos repiten hasta el cansancio que somos “iguales”.
Vemos que nos ofenden hablando de “los roles de mujeres y hombres”.
Vemos que nos burlan.
Vemos que el feminicidio es una institución.
Muchas
han elegido la ceguera y han fortalecido la supremacía de los hombres.
Ese es el objetivo de arrebatarnos los ojos: reafirmar, en medio de
tanta revuelta de mujeres, el poder masculino para la Dominación.
Resentidas
y resistentes, de igual manera, muchas veces, somos ciegas. Tanto que
no logramos vernos entre nosotras. La ceguera está presente incluso
cuando hacen nata las consignas feministas. Se disfraza la misoginia con
discursos de modernidad. El sentimiento se esconde, el odio entre
mujeres se disimula y se justifica, las tensiones son de cortarlas con
tijeras, la hipocresía se entierra con consignas. Se nos mutila con
juicios que nos señalan como “putas”, “malas madres”, “rompehogares”,
“frígidas”, “calientes”, “mariconas”, o sin decir nada, haciendo un
vacío silencioso y mutilador.
El
daño te duele tanto en la vulva y las córneas que por un tiempo callas.
Pero como las vivencias no son un papel escrito ni un relato publicado,
nuevamente porfías, y si ya no ves, entonces escuchas y oyes. Ahí te
arrancan las orejas, te las muerden, te sacan pedazo, te dejan sorda.
Silvia
dejó de oír su deseo por las otras y no ha podido recuperarlo desde que
entre varios la “hicieron mujer”. “Hacernos mujer” es violarnos,
mutilarnos, cegarnos y ensordecernos.
No
hay mejor manera de quitarnos los ojos que con el amor hetero y toda su
estúpida pomposidad carcelaria -“hasta que la muerte los separe”-, que
se replica en el matrimonio de la “diversidad sexual”.
“El amor todo lo aguanta”.
“Por amor” nos dejan ciegas y sordas. Lo que viene después es quitarnos
el juicio y la conciencia, y para ello, suministrarnos todas las
sustancias de moda que una industria perversa y sus circuitos de consumo
nos venden a cambio de nuestras vidas y conciencias.
Nos
“vuelan”, “nos dejan duras”, “nos activan”. Muchos procuran drogas a
mujeres para hacerlas más “manejables”, violarlas o conservarlas su
lado.
Otra
manera de dejarnos ciegas, sordas, mutiladas e inconscientes de
nuestros propios sentires, es la oferta de discursos pre-hechos teñidos
de feminismo justo en una época en que éste se viste y se peina a la
moda.
Cuando
no hacemos contacto con lo que vemos, oímos y sentimos, es fácil
hacernos tragar discursos de “equidad” e “integración”. En ese lugar
“neutral” la violencia contra las mujeres se despoja de su carácter de
Genocidio para convertirse en “episodios aislados”. Nos hablan de “las
violencias, vengan de donde vengan”. La radicalidad de lo que vivimos se
vuelve ambigüedad liberal y las instituciones despliegan toda su
misoginia, pueriles como son, para cortarnos la lengua y dejarnos mudas.
Volante SERNAM, Servicio Nacional de la Mujer: una mujer está detrás del hombre y otra incluso detrás de un niño
SERNAM
resignifica el “heroísmo masculino” mostrando a los hombres, como hace
cien años, “salvando” a las mujeres, violentos y tratándonos como “sus
protegidas”.
Y
una Campaña de Metro de Santiago “para las buenas costumbres”, coloca
en diversas estaciones una gigantografía con la imagen de una mujer
vieja animalizada con un cuerno en medio de la frente, una cola y
pezuñas.
En la Historia occidental, a las mujeres se nos ha presentado a menudo como “animales” para ser dominadas y en su defecto eliminadas por “salvajes”. El cuerno de la mujer en la gigantografía bien podría ser el de la cabra de las brujas según el “Maleficarum” (año 1610), libro que justificó la tortura y la quema de millones de mujeres en Europa y de millones de “indias” en América Latina.
Gigantografía que Metro de Santiago ha colocado en diversas de sus estaciones |
En
la imagen de Metro de Santiago la “mujer-animal” es observada por una
mujer más joven, aliada de los hombres, con una mueca de algo que se
parece mucho al asco.
Nada nuevo bajo el sol, pero ahora en medio de este despilfarro de frases hechas “a favor de las mujeres”.
Nada nuevo bajo el sol, pero ahora en medio de este despilfarro de frases hechas “a favor de las mujeres”.
Ante
tanta agresión, necesitamos urgente unos ojos nuevos, seguir en la
recuperación de nuestros cuerpos y toda la autoconciencia de la que
seamos capaces.
* victoria aldunate morales, terapeuta, escritora, lesbiana feminista wallmapu
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