Ana Galán Vigo e Isabel Miguel han compartido un enlace. mientraslaluz.blogspot.com
Francisco Caro Hoy que su cuerpo se consumirá de forma definitiva, quiero decir
que pocas voces han sido capaces de transitar por y de trasmitir las
emociones con la poderosa claridad de Elvira Daudet. Tenaz dentro
de un físico frágil, encontró en la poesía, como también en los y las
poetas, el bálsamo suficiente para revivir. Mujer enhiesta en dignidad,
me honró permitiendo que la acompañara en la presentación de su Poesía
Completa (Evohé, 2016) tarde, junto a tantas otras, en que fuimos
felices juntos. El frío nunca volverá a ser violeta, doce rosas rojas te
acompañan. Vuela Elvira. Puedes porque tú nos diste alas.
Todo está consumado, es hora del silencio.
Os di la entraña,
lo que tuve más mío y verdadero
en el extraño viaje
que me correspondió:
el frío violeta y el horror de la España
del grito sofocado por los ríos de sangre
que pudrieron mis ojos infantiles.
Los grumos del dolor inconcebible,
mis tres mejores versos, escritos al futuro
en la sangre más joven, más entera,
coagulada en las rosas fallidas del invierno.
Abrí sin compasión los labios de la herida
para mostrar el cráter de lavas destructoras,
la triste cordillera de cenizas
que invadieron la aorta y ahogaron el amor.
Es hora de callar, todo está dicho.
Todo está consumado, es hora del silencio.
Os di la entraña,
lo que tuve más mío y verdadero
en el extraño viaje
que me correspondió:
el frío violeta y el horror de la España
del grito sofocado por los ríos de sangre
que pudrieron mis ojos infantiles.
Los grumos del dolor inconcebible,
mis tres mejores versos, escritos al futuro
en la sangre más joven, más entera,
coagulada en las rosas fallidas del invierno.
Abrí sin compasión los labios de la herida
para mostrar el cráter de lavas destructoras,
la triste cordillera de cenizas
que invadieron la aorta y ahogaron el amor.
Es hora de callar, todo está dicho.
domingo, 3 de junio de 2018
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