Jose Eduardo Gimeno Garcia y José A. Satué han compartido un enlace. elmundo.es
29 ago. 2018
MANUEL GIMENO. 67 años. Médico rural en pueblos de Teruel durante casi medio siglo. Es uno de los portavoces de la plataforma Teruel Existe, creada en 1999 para reivindicar la necesidad de impulsar el desarrollo rural y fomentar la vertebración territorial. No se muerde la lengua a la hora de denunciar el cansancio y la falta de compromiso de la clase política con las zonas que sufren la despoblación.
Cerca de las tres de la tarde de un tórrido día de estío. Navarrete, pequeño municipio enclavado en la comarca turolense del Jiloca. Un tren asoma por una línea planificada para la alta velocidad. Discurre por un tramo que debería estar habilitado para circular a 220 km/h, pero no puede. La falta de electrificación y las carencias de la vía obligan a los convoyes a reducir a 20 km/h. "Van más rápido los tractores por la carretera de al lado", enfatiza Manuel Gimeno, médico rural jubilado y uno de los portavoces de Teruel Existe, la plataforma social que mantiene enhiesto el orgullo de esta tierra.
El tren se ha convertido en el símbolo del abandono de Teruel. Es la herida más lacerante en una provincia tan hermosa como ajada por la despoblación y el desdén oficial.
Las torres del mudéjar. El tipismo de la plaza del Torico. El sabor a jamón y longaniza. La hermosura de sus topónimos (Ojos Negros, Bello, Blancas, Escucha, Libros, Mas de las Matas...). El sosiego de sus ribazos. Los desfiladeros del Matarraña. El paisaje agreste de la Sierra de Albarracín. La nieve de Valdelinares y Javalambre. Y la melancolía de las letras de Joaquín Carbonell. Todo ello conforma la esencia de un desierto demográfico que, literalmente, corre el riesgo de extinguirse. El 40% de sus 236 municipios no llega a los 100 habitantes. La tierra en la que nació Buñuel pierde 1.000 vecinos cada año. Junto a Soria, es el territorio que más agravios acumula en forma de compromisos políticos esfumados.
Teruel no dispone aún de conexión directa por ferrocarril y autovía con Madrid. Sí con Zaragoza a través de la A-23. Y fue la última provincia española a la que llegó el tren, lo que explica el origen de la deuda histórica que el Estado acumula con este rincón del interior.(...)
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