diciembre 27, 2018

Las jornaleras marroquíes de Huelva y la presunción de injusticia y+

Sat Sanlucar ha compartido la publicación de Corresponsal Obrerx. kaosenlared.net
Las jornaleras marroquíes de huelva y la presunción de injusticia. Por Lucy Sombra / La Haine

Ningún tribunal, partido, gobernante, política penitenciaria ni cuerpo especializado en represión son garantía para la conservación de nuestra dignidad ni nuestra vida
Al igual que la presunción de inocencia (principio jurídico penal que establece la inocencia de la persona como regla) es un derecho fundamental, podríamos pensar -habida cuenta de lo que está pasando con nuestras compañeras las jornaleras de Huelva en particular y con nosotras las mujeres abusadas, agredidas, violadas y asesinadas en general- que no es nada disparatado hablar de una presunción de injusticia en los tribunales de la idem hasta que se demuestre lo contrario.
Podemos y debemos hablar de presunción de injusticia porque son ya demasiados los casos y demasiadas las cosas que están pasando en las salas de lo penal de nuestro país como para pensar que se está impartiendo justicia o llevando a término sentencias justas: culpabilizar a la víctima, poner en entredicho su testimonio, dudar de su credibilidad por ser mujer (o directamente no escucharla, como ha sucedido en el caso de las jornaleras marroquíes) y, finalmente, no llamar a los hechos por su nombre son parte de lo que a más de unx se nos antoja ya como un manual harto sospechoso...



Las jornaleras marroquíes de huelva y la presunción de injusticia

+   Graciela Caballero Irigoyen · mujerhoy.com   Lola Fernández  



La alarma sobre las condiciones de trabajo en los campos de fresa no cesa. Hablamos con temporeras, abogadas, activistas y sindicalistas representantes de las empresas para conocer qué pasa de verdad bajo los plásticos onubenses.
El negocio va como nunca, pero la intranquilidad ha empezado a calar entre ciertos empresarios de la fresa de Huelva, blindados hasta hace un año contra cualquier denuncia acerca de las condiciones de trabajo y vida de sus temporeras migrantes y españolas. Bastó un reportaje, publicado en mayo del año pasado en la revista alemana Correctiv y el website Buzzfeed, para tirar de la manta que ocultaba el maltrato sistemático que sufren desde hace más de una década un número indeterminado de las migrantes que se desplazan desde Marruecos para la campaña anual de recogida del llamado “oro rojo”. Un cultivo que mueve alrededor de 300 millones de euros al año y que está en expansión: de 2004 a 2016, la superficie bajo plástico en Huelva se ha incrementado en un 76,47%, según datos del Instituto Andaluz de Investigación y Formación Agraria (IFAPA). De hecho, en 2016 acudieron a Huelva solo 2.000 temporeras migrantes, mientras que este año rondan las 20.000.
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