Lucio Martinez Pereda 3/7/21
Estamos ante una quinta ola pandémica que va a echar por tierra todas las previsiones sobre la inmunidad de grupo, y los fiscales y jueces españoles siguen montando su numerito de defensores de La Libertad.
El aumento de la transmisibilidad- acelerada por la enorme movilidad geográfica y la intensificación de las relaciones sociales de la población joven- incrementa la aparición de nuevas variantes de cepas, que en meses pueden hacer inservible la protección vacunal.
Fiscales y jueces carentes del sentido común para entender que en situación tan radicalmente extrema y excepcional, como pandemias mundiales y guerras, las leyes no pueden ser interpretadas desde el fundamentalismo leguleyo.
Estos fiscales y jueces, teóricos del derecho y articulistas, perdiendo el tiempo dirimiendo sobre la técnica del marco jurídico que ha de dar cobertura a la situación de excepcionalidad producida por la mayor crisis de salud pública desde hace un siglo, recuerdan al nominalismo de la inservible escolástica medieval.
Detrás está tambien una indisimulada razón de interés político: las togas contra las urnas. Cúpulas territoriales del poder judicial colonizadas por el Partido Popular actuando como brazos ejecutores de la estrategia de una derecha dispuesta a todo con tal de desalojar un gobierno del poder conseguido con la fuerza de los votos. Y los medios periodísticos tradicionales de las izquierdas, que asustados y paralizados por el poder de esta tenaza, se refugian en un silencio de supervivencia.
Y como víctima de esto: un pueblo que necesita la llegada de 5 millones de turistas ingleses borrachos cada verano para seguir trabajando, y un país que tiene dos veces más bares que médicos por cada mil habitantes.
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