Fernando Broncano R 18/8/21
La España del Barroco no estaba para muchos debates políticos ni filosóficos. A cambio, fue un tiempo privilegiado que trasladaba al examen de la vida cotidiana las grandes dudas sobre cómo vivir. El Barroco fue un tiempo de consumo desaforado por parte de la gran nobleza, que había alcanzado grados inusitados de desigualdad (nos suena esta historia, ¿verdad?). No se podía protestar mucho porque la nobleza eran los mecenas de los escritores, pero... (recuérdese que la segunda parte de El Quijote trata de la broma que montan con grandes gastos unos personajillos de la alta nobleza).
Aquí esta maravilla que escribió don Luis de Góngora, una bien conocida letrilla que cuando se lee con cuidado (lo que no ocurre cuando se escucha la canción de Paco Ibañez) se descubre un tesoro de datos sobre la vida del momento:
Ande yo caliente,
y ríase la gente.
Traten otros del gobierno
del mundo y sus monarquías,
mientras gobiernan mis días
mantequillas y pan tierno,
y las mañanas de invierno
naranjada y aguardiente,
y ríase la gente.
Coma en dorada vajilla
el príncipe mil cuidados
como píldoras dorados,
que yo en mi pobre mesilla
quiero más una morcilla
que en el asador reviente,
y ríase la gente.
Cuando cubra las montañas
de plata y nieve el enero,
tenga yo lleno el brasero
de bellotas y castañas,
y quien las dulces patrañas
del rey que rabió me cuente,
y ríase la gente.
Busque muy en hora buena
el mercader nuevos soles;
yo conchas y caracoles
entre la menuda arena,
escuchando a Filomena
sobre el chopo de la fuente,
y ríase la gente.
Pase a media noche el mar
y arda en amorosa llama
Leandro por ver su dama;
que yo más quiero pasar
de Yepes a Madrigar
la regalada corriente,
y ríase la gente.
Pues Amor es tan cruel,
que de Píramo y su amada
hace tálamo una espada,
do se junten ella y él,
sea mi Tisbe un pastel,
y la espada sea mi diente,
y ríase la gente.
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