10/5/22
Es curiosa la diferencia de escritura entre los autores varones que se atreven a confesar sus debilidades y lo que escriben las autoras. Hay un género, por llamarlo así, de autoconfesión de debilidad que encuadra dos perspectivas. Así, este reciente libro de Eloy Fernández Porta, Los brotes negros, en el que habla de sus recientes periodos de ansiedad y depresión, y de sus posibles motivos. En años anteriores estaba el texto de Santiago López Petit, HIjos de la noche, en el que describía su fibromialgia como una resistencia política del cuerpo, o el más declarativo de Rafael Narbona, Miedo de ser dos, en el que daba noticia de su experiencia de coexistencia con procesos bipolares. En el lado femenino, Remedios Zafra (Frágiles, El entusiasmo,...), Elvira Navarro (La trabajadora), Marta Sanz (Clavícula) abordan relatos también de fragilidad y experiencia de daños psicológicos inducidos por el entorno social y económico. Veo que hay diferencias claras, pero no las voy a enunciar, os animo, si os interesa el género, a observarlas, si es que de verdad existen y a pensar en las razones.
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